N E O P L A T O N I S M E
Navarro-Calvo
- Plotí (s. III dC): fundador del neoplatonisme.
Totes les realitats provenen successivament i descendentment a partir de
l'U.
Explica també com es produeix el retorn cap a ell.
U - Pensament (Lógos, Nous) - ànima universal - matèria (procés de
degradació).
- Importància per a la filosofia. Doctrina de l'emanació.
El Neoplatonisme es trobava davant el mateix problema que el
Cristianisme:
Com ha sorgit la pluralitat d'allò real, si originàriament no existeix
més que un principi únic, Déu, l'U ?
- Dues possibles solucions.
Emanatisme: La resta d'éssers provenen de Déu.
Creacionisme: La resta d'éssers provenen del no-res.
- Diferència entre ambdues doctrines: (Gran importància teològica i
filosòfica).
Creacionisme:
Subratlla la contingència d'allò creat en establir el no-res com a pol
oposat i punt de referència del seu ésser.
Creació: a partir del concepte platònic de participació.
Emanatisme. Comporta una concepció panteista de la realitat. Subratlla
la necessitat d'allò emanat a partir del principi primer.
EL NEOPLATONISMO
César Tejedor
EL NEOPLATONISMO fue fundado por Plotino (205-270), nacido en Licópolis
(Egipto), discípulo en Alejandría de Ammonio Sacas, quien quizá más que
un filósofo era un maestro de vida espiritual que enseñaba el arte de
purificar el alma y unirse a la divinidad. A los 39 años acompañó a la
expedición del emperador Gordiano para ponerse en contacto con las
filosofías persa e india. Poco después se instaló en Roma, donde abrió
una escuela de filosofía que gozó de una gran fama. El emperador Galieno
y su esposa le tuvieron gran respeto. Sus obras -un conjunto de 54
tratados poco sistemáticos- fueron publicados por su discípulo Porfirio
bajo el título de "Enéadas" (seis libros con nueve tratados cada uno).
Plotino presenta su enseñanza como un comentario a las obras de Platón.
Pero hay mucho más que eso. Es también antes un místico que un filósofo.
Plotino parte de la contemplación mística de Dios, a quien llama el "Uno",
y luego intenta, ayudándose por el platonismo, esclarecer ese éxtasis
primero. Lo cual supone una pérdida: "el espíritu -escribe el mismo
Plotino- tiene la temeridad de separarse en alguna forma del Uno".
el Uno (tò hén) es absolutamente transcendente: está más allá del ser y
la substància", y, por tanto, "más allá de la mente y la ciencia": es
inefable e incomprensible. Plotino inaugura así lo que se llamará más
tarde "teologia negativa". Nada puede saberse acerca del Uno, ni nada
puede predicarse de él: ni el ser, ni la substancia, ni el pensamiento,
ni la voluntad, ni la acción. Todo esto no son sino determinaciones que
están "más acá" del Uno y que suponen siempre alguna dualidad (por
ejemplo, el pensamiento implica la dualidad sujeto-objeto).
El modo como todo procede del Uno es una emanación (pródos), que deja al
Uno inalterado, intacto. La emanación no es propiamente "creación" (en
el sentido cristiano) y tampoco conduce a un panteísmo neto: el Uno no
es el Todo. Por esta razón se ha dicho que Plotino defiende un "panteismo
emanatista", pero la fórmula no es suficientemente clara. Plotino
recurre a imágenes para explicar la emanación.
"Imaginemos una viva luz proveniente de El -de El que permanece
inmóvil-cual la luz resplandeciente que rodea al Sol y nace de él,
aunque el Sol mismo permanezca siempre inmóvil...."
La primera emanación del Uno es la Inteligencia (Nous) que ya no es
unidad perfecta, sino díada; implica la distinción sujeto-objeto. Conoce
al Uno y se conoce a sí mismo, y así conoce también todas las cosas,
pero no en una sola Idea, sino en una multiplicidad de Ideas. Así, pues,
en la Inteligencia están las Ideas platónicas y equivale, por tanto, al
"mundo inteligible". Plotino la asemeja con el Demiurgo platónico; pero
también recuerda al Dios de Aristóteles.
De la Inteligencia emana el Alma del Mundo (que ya aparece en el "Timeo"
de Platón), puente intermedio entre el mundo inteligible y el mundo
sensible: por un lado conoce las Ideas de la Inteligencia (pero no al
Uno), y por otro lado contiene las "razones seminales" de todas las
cosas (doctrina tomada de los estoicos). De ella proceden, pues, todas
las almas y todas las formas de los seres sensibles. Y ella gobierna,
como Providencia (idea también estoica) el mundo corpóreo. Este último
es concebido como un inmenso animal: todos los seres son vivientes,
todos poseen un alma, y el todo está animado por el Alma del mundo. Por
eso este mundo es un todo armónico y bello.
La última emanación es la materia (hyle). Si el Uno es como la fuente de
toda luz, en la materia se llega a la oscuridad total; es, por eso, pura
privación, la antítesis del Uno. Pero iluminada por la forma, es el
substrato de todos los seres corpóreos (adopción, por tanto, del
hilemorfismo aristotélico). Y Plotino añade que la materia es el
principio del mal (con lo cual adopta el punto de vista del orfismo y
del neopitagorismo), sin que por ello desprecie el mundo corpóreo (que,
gracias al elemento formal que poseen todas las cosas y el Alma del
mundo, es algo bueno y bello en su conjunto).
La concepción del hombre que surge de tales presupuestos es,
evidentemente, dualista. Todas las almas proceden del Alma del mundo;
algunas permanecen separadas, contemplando el mundo de las Ideas; pero
las que se apartan de tal contemplación, caen al mundo de las cosas y se
ven encerradas en un cuerpo, de cuya unión surgen los deseos, las
pasiones y la memoria.
El hombre, como alma en un cuerpo, es el centro del cosmos. Y es en él
como se inicia el proceso de retorno al Uno. Este proceso se realiza
mediante una purificación progresiva que elimine todas las diferencias (hay
que alejarse del cuerpo, de la sensación, de las pasiones, del
pensamiento discursivo...) La música, el amor (éros) y la filosofía son
los medios para conseguirlo. Pero, esencialmente, se trata de que el
hombre entre dentro de sí mismo, "vuelva a la interioridad". "El sabio
saca de sí mismo lo que revela a los demás y mira hacia sí mismo, pues
no sólo tiende a unificarse y aislarse de las cosas externas, sino que
está vuelto hacia sí mismo y encuentra en sí todas las cosas".
La meta final de este proceso es el regreso y contemplación del Uno: "El
verdadero fin del alma es adherirse a esta luz y contemplarla por sí
misma, y no por la luz de otro ser, lo mismo que no se contempla el sol
a la luz de ningún otro astro".
Así, para Plotino el "sabio" ya no es el hombre teórico, ni el hombre
autosuficiente del estoicismo y el epicureismo: es el místico
contemplativo.
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