Libertad para los impulsos creadores del individuo


  

Mi concepción del mundo de Bertrand Russell recoge diálogos televisivos, en forma de entrevista. Se habla de qué es la filosofía, de la religión, de la guerra y el pacifismo, del capitalismo y el comunismo, de la moral y el poder, de la felicidad, de la tolerancia, del posible futuro de la humanidad, …

El siguiente fragmento, del capítulo que lleva por título El papel del individuo, apuesta por la necesidad de máxima libertad en el desarrollo de los impulsos creadores del hombre, no por los impulsos de posesión.

Russell: Mi concepción del mundo


 
  

      «Llegué a la conclusión, ya hace tiempo, que, hablando en un sentido amplio, podíamos dividir los impulsos que originan nuestras acciones, que rigen nuestra conducta, en creadores y posesivos. Califico un impulso de creador, cuando su propósito es de producir algo que, contrariamente, no existiría, y de todo lo cual no desposeemos a nadie. Lo llamo posesivo cuando consiste en adquirir, para el propio beneficio o goce, alguna que ya existe, como una barra de pan. Ambos tienen su función específica, y el hombre ha de ser suficientemente posesivo para mantenerse vivo. Pero cuando nos referimos a la esfera de la libertad, vemos como los impulsos verdaderamente importantes son los creadores. Si escribís un poema, no impedís con este hecho que vuestros consemblantes escriban otros; si pintáis un cuadro, eso no priva que otros pinten también. Son actividades creadoras que no se llevan a cabo a cargo de nadie, y creo que estas cosas tendrían que gozar de una absoluta libertad.»

RUSSELL, Bertrand. Mi concepción del mundo, Barcelona: Ediciones 62, 1974.



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