Etosha es el parque ideal para aquellos a los que conducir un 4x4 por entre animales salvajes les resulte tedioso. Los caminos se hallan salpicados de charcas (la mayoría artificialmente mantenidas), a las cuales los animales acuden sistemáticamente a saciar la sed que provoca un terreno árido y sin apenas lluvias durante la época seca. Entre charca y charca el espectáculo no es demasiado gratificante, y como pasa en otras reservas, en las horas de más calor difícilmente se puede encontrar animales por el camino. 

     Sin embargo, Etosha tiene un atractivo especial que hace que su visita sea inexcusable. Por la noche, junto a los campamentos de Okaukuejo y Fort Namutoni, los viajeros podrán sentarse relajadamente alrededor de la charca y observar durante toda la madrugada la jerarquía de los animales que acuden a beber. Especial interés puede tener la gran afluencia de rinocerontes durante la noche a Okaukuejo, así como de elefantes, hienas y chacales. Los ñues, cebras e impalas se presentan en la charca a cualquier hora del día, lo cual hace que siempre está ocupada por uno u otro animal, siendo un espectáculo que nunca tiene fin. 

     No es fácil obtener alojamiento en los meses de vacaciones escolares en Etosha, pero no hay nada que un "buen soborno" no pueda remediar.