El parque de la Costa Esqueletos es la antítesis
de cuantos podréis contemplar en vuestro viaje por el sur de África.
Aquí la palabra nada cobra vida a través de fantasmagóricas
figuras arrastrándose por la tierra que el fuerte viento proveniente
del Atlántico no para de crear.
La entrada al parque desde la carretera que
llega de Walvis Bay por el sur está flanqueada por dos enormes costillas
de ballena, y la valla de esa misma puerta está presidida por una
calavera. No es
folklore: Realmente el viajero es avisado de que se entra en una zona muerta,
entre el desierto y las fieras aguas del océano en cuyas playas
descansan varios cascos oxidados de barcos naufragados en los últimos
cien años. Precisamente a unos escasos 30 km. de la entrada al parque
se encuentran los restos de uno de los más famosos: El Winston.
Si amas la conducción en 4x4 no te podrás resistir a la tentación
de manejar tu vehículo por la misma orilla de la playa, pero ten
precaución, ya que las mareas se han tragado también a más
de un todoterreno.
Por lo demás, restos de alguna mina
abandonada y tierra yerma, configurándose como la entrada perfecta
a la Namibia menos europeizada y más profunda.
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