Edad Media

 
 

 


  
 

La llegada del cristianismo hará que, en el siglo IV, aparezca el arte conocido como paleocristiano, que viene a ser una continuación del romano, aunque más sencillo. En esta época se inicia un período de invasiones de pueblos extranjeros y de inestabilidad social. Uno de estos pueblos que se establecen en Hispania son los visigodos, que acaban convirtiéndose al cristianismo. Su arte aporta construcciones pequeñas y escasas, donde se utiliza el arco de herradura. Las iglesias de Terrassa  son una manifestación de ello. La escultura renuncia a la representación de la figura humana y se limita al uso de motivos florales o geométricos muy simplificados. La escasedad de estatuas contrasta con la abundancia de elementos decorativos. 
 
 
Otra cultura que se asentó en la Península, la islámica, casi no dejó muestras de su arte en Catalunya, i sólo alrededor del Ebro. Por otra parte, los repobladores cristianos se encargaron de destruir diversos edificios árabes y sólo nos han llegado los más suntuosos, como unos cuantos alcázares o castillos, como el de Lleida, el de Balaguer o el de Tortosa. 
 
 
 

 

 
 
 

La Alta Edad Media vio el florecimiento de uno de los más viejos y pujantes estilos de Catalunya: el arte románico, que aparece paralelamente al nacimiento de Catalunya como nación y a la apertura del Camino de Santiago. Aunque más bien pobre en materiales y escaso de decoración, el pre-románico, de los siglos IX y X, sabe sacar buen provecho de una decoración consistente en arcuaciones, a la vez que comienza a ensayar las pinturas murales. De este primer período destaca el monasterio de St.Miquel de Cuixà.  
A partir del año 1000, el estilo y los métodos constructivos del arte anterior, se consolidaran en un estilo autóctono, que tendrá como  obra más representativa la iglesia del monasterio de St.Pere de Roda. Estilo caracterizado tanto por la monumentalidad y la estructura del edificio como por su decoración escultórica.  La arquitectura románica aprovecha la planta basilical de una o tres naves, con un número variable de ábsides y con torres de campanario adosadas. Se usaba el arco de medio punto y la bóveda de cañón. A finales del siglo X se comienzan a substituir los mosaicos por las pinturas murales, siguiendo la técnica del fresco. Aunque de época posterior, de las iglesias de Taüll provienen las más fulgurantes. La pintura románica generalmente decoraba los ábsides y el tema dominante era Cristo.  En otras ocasiones se trataba de la Virgen, también acompañada de personajes bíblicos u otros motivos ornamentales. Durante el siglo XI tomó importancia la técnica pictórica de la miniatura para la ilustración de libros. 
 
 
 
  
  
  
 
Desde el primer cuarto del siglo XI y durante todo el XII, se extiende "el arte lombardo", del norte de Italia, caracterizado por su austeridad ornamental, reducida a las arcuaciones ciegas en el exterior, y también por la substitución del pilar por la columna. Una parte de la escultura románica está fusionada con los elementos arquitectónicos, como los capiteles de las columnas de los claustros o las portadas de acceso a los templos. Ambos ofrecen escenificaciones bíblicas con valor pedagógico, pero también escenas de la vida cotidiana. 
En el siglo XII, todo un estilo nuevo se difunde por el país. La imagería fue de una excelente calidad artística y de gran fuerza expresiva. A pesar el repertorio limitado de temas (Cristo, la Virgen, los apóstoles y los santos), el arte catalán cuenta con importantes ejemplos, frecuentemente policromados y en madera. La suavidad de líneas y la verticalidad del conjunto contrastan con los ojos, grandes y expresivos. La viveza y la sencillez conviven con la majestuosidad de los personajes representados.  
Durante el siglo XIII y bajo el impulso renovador de la orden del Cister, en Tarragona y Lleida se alzaron unos monasterios que evolucionaron hacia el gótico. Se trata del arte de transición del románico al gótico o también llamado cisterciense donde sobresalen los monasterios de Poblet y de Stes.Creus. También las catedrales de Lleida y de Tarragona  forman parte. Y como obra civil, la Paeria de Lleida.
 
 
 

 
  
 

Durante todo el siglo XIV, y como  consecuencia del establecimiento de las órdenes franciscanas y dominicas, se van alzando las basílicas y catedrales góticas catalanas más importantes con tres naves de alzada y separadas por pilares en forma de prisma. Este es el caso de la catedral de Manresa y la de Barcelona, y de la iglesia de Sta.Maria del Mar en la ciudad condal, donde se ve una búsqueda de la homogeneidad del espacio que la hace ser corta, ancha y de altura muy igualada. El aspecto exterior de los edificios góticos suele ser muy sobrio: contrafuertes en las capillas laterales, y arcos exteriores que contrarrestan la fuerza de los interiores, y la poca decoración. 
La expansión comercial catalana por el Mediterráneo en la Baja Edad Media supuso profundas transformaciones en la trayectoria del arte. La burguesía urbana comienza a tener un papel activo. La pujanza de los municipios, de los gremios y de otras corporaciones halló su expresión en edificios públicos y privados de todo tipo. 
 
  

 
  
 

En Barcelona se edifica el Palacio de la Generalitat, residencia definitiva -desde principios del siglo XV- de la Diputación o Comisión Permanente de las Cortes catalanas.  La Lonja es una gran sala cerrada de tres naves donde se llevaban a cabo las transacciones económicas que efectuaban los comerciantes. El Palacio Real inicialmente era la residencia de los condes de Barcelona. Destaca el llamado Salón del Tinell, sala rectangular cubierta con envigado de madera. La Capilla de Sta.Àgata era la capilla propia del Palacio Real, con una sola nave con cubierta de madera policromada. El edificio de la Casa de la Ciudad debe su existencia a la necesidad de alojar los diferentes organismos que regían la ciudad de Barcelona, concretamente el Consejo de Cien jurados. Las Atarazanas era el edificio dedicado a la construcción naval. 
 
 

 

 

 
 

Aparece una brillante escuela de escultura catalana que construye monumentos funerarios, figuras, relieves y retablos, creación de artistas como Bertomeu, Aloi o Sagrera. Se substituye el aire de irrealidad del románico que pensaba más en el cielo que en la tierra, propio de una cultura básicamente monástica, por una reconciliación con la realidad de la naciente burguesía urbana. La pintura al fresco va desapareciendo y se desarrolla la pintura sobre la tabla de madera. Los pintores y escultores catalanes recibieron claras influencias de las corrientes europeas, especialmente de los Países Bajos y de Italia. Los fondos monocromáticos son substituidos por paisajes, y los temas religiosos se combinan con otros más laicos. Destacan las obras de Ferrer Bassa, los hermanos Serra, Huguet, Martorell y Borrassà.