Los apóstoles son los doce discípulos a los que Cristo encomendó la predicación del evangelio. Los doce forman un colegio (colegio apostólico) cuya función es atestiguar que Jesús, al que conocieron, es el Hijo de Dios. Como tal colegio apostólico fueron muy representados, ya desde los primeros tiempos del cristianismo, en torno a la figura de Cristo:

 

 

En la enumeración que da el Nuevo Testamento se presenta a su cabeza a los llamados por Cristo en primer lugar cuando pescaban en el lago Tiberíades: Pedro, Andrés, Santiago y Juan (son los que gozaron además de mayor fortuna iconográfica). Un segundo grupo estaría formado por Felipe, Bartolomé, Mateo y Tomás. Por último Santiago el Menor, Tadeo, Simón y Judas Iscariote. Después de su traición, éste último fue sustituido por Matías.

Tras la ascensión de Cristo y el Pentecostés se habrían dispersado por el mundo para predicar y extender la doctrina de Cristo. Las leyendas surgidas en torno a su misión evangelizadora nos los presentan a todos como mártires (incluso cinco de ellos habrían sido crucificados) de tal modo que algunos de sus atributos están relacionados con el modo en que fueron martirizados.