¿Qué es un volcán?

Cuando un magma, originado en el interior de la litosfera, se pone en comunicación con la superficie a través de una zona de fractura, asciende por las grietas hasta la superficie terrestre, y se solidifica en las inmediaciones del punto de emisión, originando por su acumulación un volcán.

Los materiales calientes (lava, cenizas, rocas...) se acumulan alrededor del lugar de salida, formando cerros o montañas que llegan a alcanzar grandes alturas. Los materiales calientes pueden salir por grietas o por el cráter, que es un orificio en la parte superior del cerro o montaña volcánica, formado por erupciones anteriores.

Un magma es una mezcla de material fundido, a temperaturas que oscilan entre los 700 y 1.200 oC, predominantemente de composición silicatada, con gases disueltos y pequeñas cantidades de materiales sólidos (cristales y fragmentos de rocas). El magma es, por tanto, un material fundido que procede del manto superior, donde coexisten una fase sólida, una líquida y una gaseosa disuelta. Se forman en zonas profundas donde las condiciones de presión y temperatura permiten la fusión parcial de las rocas. Normalmente esto ocurre en el manto superior y corteza inferior, a unas profundidades que oscilan entre 30 y 200 km.

El proceso de emisión del magma suele ser intermitente e irregular. Cada episodio de emisión o erupción volcánica contribuye al desarrollo del volcán, mientras que, en los períodos de tranquilidad entre dos erupciones, los agentes geológicos externos erosionan el edificio volcánico.