Esta Reserva Nacional es el más
importante santuario para la vida salvaje de toda la costa
peruana, y alberga una diversidad biológica inigualable,
compuesta principalmente por aves y mamíferos marinos.
El área protegida comprende la Península de
Paracas y la estrecha franja litoral que se extiende a partir
de ella unos 50 km en dirección sur. Además
de sus correspondientes aguas territoriales y las impresionantes
Islas Ballestas, a escasas millas de tierra firme. Las magníficas
condiciones ambientales presentes en este entorno, como la
elevada sequedad ambiental, los cadenciosos vientos marinos,
o la inmejorable temperatura del agua, propiciada por el cruce
de las corrientes oceánicas de Humbolt y El Niño,
han permitido el florecimiento de lo que ciertos biólogos
se han atrevido a denominar como un genuino invernadero acuático.
La abundancia extrema de plancton en las aguas, elemento imprescindible
para el desarrollo de la vida marina, ha concentrado frente
a las costas de Paracas numerosas especies animales, y ha
dado pie a la proliferación de una rica flora oceánica,
que redunda a su vez en la condición de hábitat
privilegiado de esta Reserva Nacional.
Entre las aves más comunes que veremos en esta zona
se encuentran los pelícanos, gaviotas y cormoranes.
En ocasiones, bandadas de flamencos chilenos anidan en las
costas de la península, mientras que familias de pingüinos
llegan hasta las Islas Ballestas para reposar en sus rocosas
caletas. Incluso a veces, los majestuosos cóndores
de las altas montañas descienden hasta este vergel.
Entre los mamíferos del océano destacan los
leones marinos, que se reúnen en grandes concentraciones
tanto en la bahía como en las islas del parque, así
como los delfines, que suelen acompañar con sus saltos
a quienes navegan por estas aguas. Tortugas gigantes, y diversas
especies de moluscos y peces completan la fauna del santuario,
y contribuyen al inigualable espectáculo de ver a un
ave marina zambullirse en picado sobre las olas para capturar
su presa.
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