Guski parla de la percepció

Text1 .Rainer Guski , La Percepción. Diseño psicológico de la información humana. Ed. Herder. Barcelona, 1992, pp 7-8

¿Para qué necesita el hombre de la percepción? Y ¿qué es lo que tiene que poder percibir el hombre para poder sobrevivir? Ante todo ha de orientarse en su entorno, descubrir a otros seres vivos u objetos en su campo de actuación, localizarlos y descubrir su importancia; tiene que poder moverse sobre la tierra en busca de un objetivo, etc. En principio, sin embargo, no tiene por qué recoger toda la información disponible, sino únicamente aquella que es importante para su supervivencia dentro de su ecosistema.



Todos los niños aprenden que tenemos cinco sentidos corporales, con ayuda de los cuales conocemos el mundo: los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Pero pronto descubren los niños que el asunto de los cinco sentidos no puede ser tan sencillo, ya que por ejemplo el olfato y el gusto dependen estrechamente el uno del otro, y habría que designarlos mejor como un sistema sensorial común. ¿Es que no podemos percibir también el calor? ¿El contacto o la presión, los dolores, la propia posición corporal en el espacio, la tensión de nuestros músculos, la aceleración y la rotación? ¿Cuáles son los órganos “adecuados” para todo eso?

Al menos hay una cosa clara: que la vieja división de los cinco sentidos, que procede de Aristóteles, no es satisfactoria, y que de hecho existen ya sistemas de distinción mucho más diferenciados. Uno de los más conocidos se debe al fisiólogo inglés Sherrington (1906), que se orienta por la posición y la dirección que toman los elementos sensibles del cuerpo cuando actúan. Y así distingue entre interoceptores (que transmiten sensaciones orgánicas), propioceptores (que informan sobre la posición de las articulaciones, la tensión muscular, la postura del cuerpo, el movimiento lineal y de rotación del cuerpo) y exteroceptores (que proporcionan informaciones sobre el entorno). Sherrington subdivide los exteroceptores en “contraceptores” (los sentidos del tacto, gusto, presión, contacto, temperatura y dolor) y “distancioceptores” (los sentidos de la vista, el oído y el olfato).