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Año 1913. Doña Magdalena García con sus hijos. |
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Doña Magdalena a lo largo de 40 años forjó la parte más importante de la historia de Omeñaca en el siglo XX. Fue muy respetada y querida por todos. La mayor parte de los vecinos habían pasado por su escuela. En épocas en que la educación no era el objetivo principal de aquella sociedad que cada día se enfrentaba a la lucha por sobrevivir, Doña Magdalena, con su autoridad personal y profesional había logrado que todos los niños y niñas pasaran por sus clases. No era tarea fácil cuando en las familias ninguna mano sobraba para atender las faenas del campo y de la casa. En cada hogar se transformaba el trigo en pan, la carne provenía de las ovejas que pastoreaban, los huevos, de las gallinas de sus corrales, las legumbres, del campo y las hortalizas, de los pequeños huertos. Lo demás se conseguía con el primitivo método del trueque. Todo muy bucólico si no fuera por las penalidades que el arrancar esos frutos de la tierra conllevaba. Doña Magdalena fue capaz de propiciar un cambio de actitud y de mentalidad adelantándose a los tiempos actuales. Supongo que convencer a los padres de que llevaran a sus hijos e hijas a la escuela no debió serle una tarea fácil pero lo consiguió. A pesar del alto grado de analfabetismo que en aquellos tiempos se daba en España, no conocí a nadie en Omeñaca que no supiera leer ni escribir "ni las cuatro reglas". Personas como Doña Magdalena estarán siempre presentes en el recuerdo y en el agradecimiento de quienes recibimos sus enseñanzas. |
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