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Un pequeño grupo humano, como el de Omeñaca, puede tener grandes y pequeñas historias.

Los escritos y documentos sólo son indicios de lo que pasó. Suficientes para hacer volar la imaginación y recrear lo que falta...

   

¿De dónde procede el nombre de Omeñaca?

 

Mi paisano y amigo José María Díez  Martínez propone que, puesto que en los primeros documentos escritos se nombra al pueblo con el nombre de Fuent mennaca, observamos dos palabras de origen distinto.  Fuent del latín fons, fontis > fuente y men del celta o bretón men> piedra. La terminación aca, propia del vasco, también podría, sin embargo, deberse a la palabra aqua del latín > agua. 

Por mi parte hice una consulta al respecto,  vía correo electrónico, a la Academia vasca y me contestaron que a primera vista no parecía un nombre de origen vasco pero que seguirían investigando.

Se sabe que este topónimo se repite como "Meñaca" o "Meñaka"  en una de las anteiglesias de la merindad de Busturia en Vizcaya. Existe la posibilidad de que pastores originarios de la zona vasca vinieran a poblar estas tierras que contaban con  un caudal pequeño de agua, pero suficiente y muy seguro,  además de frescos pastos por su orientación al norte.

Para ver más datos sobre Meñaca clica aquí 

¿Y antes que estos primeros pobladores no hubo nadie en las cercanías de un manantial tan fiable cómo éste? Acaso la respuesta pudiera dárnosla la enigmática cabeza del moro. Ver datos sobre la "Cabeza del moro"

¿Comienza aquí nuestra historia?

(Documentación aportada por José Díez)

Primera Edad del Hierro

Restos de la Primera Edad del Hierro en Valdepardo

El investigador J. M. Carnicero Arribas, en su estudio sobre las industrias Líticas de Superficie en la Región Soriana, cita que, en las visitas efectuadas a Valdepardo, pudo recoger algunos fragmentos muy rodados de cerámica a mano así como la solera de un molino de mano amigdaloide. Esto parece confirmar la ocupación del cerro durante la Primera Edad del Hierro.

Poblado prerromano SS. III-II a. de C.:

En las actas del XXII Congreso Nacional de Arqueología Manuel E. Ramírez Sánchez describe las características del poblado celtibérico de "El Castillo" (El Castillejo) situado a la izquierda del camino de Tajahuerce (frente al corral de la Carrera) y al sur de la vía romana que enlazaba Uxama con Augustóbriga en un altozano cuya cota sobre el nivel del mar es de 1109 mts. aproximadamente. Coordenadas 1º 27' 22" de longitud Este y 41º 46' 05" de latitud Norte. La ubicación se justifica por el aprovechamiento agrícola de las tierras circundantes. Citando a P. Bosch Gimpera, se dice que esta zona era el límite meridional del territorio pelendón.

Estructuras defensivas del poblado

En la estructura defensiva distingue dos partes: la occidental y meridional protegidas naturalmente por la configuración del terreno, de fuerte pendiente, y la norte y nordeste guardadas por una muralla de mampostería en seco. Las dimensiones de esta muralla son de unos 129 mts. de longitud por una anchura de 4,80 mts. Fue construida a base de dos paramentos con un cajón de relleno en su interior de material desordenado.

Se observa un foso tallado en la roca que completa la defensa del recinto. Está orientado de norte a sur y se aprecian tres tramos de una longitud aproximada de 37, 23, y 49 mts. respectivamente. Su anchura es de 8 mts. en la parte más ancha y la profundidad de 1,90 mts. en algunas zonas.

Materiales arqueológicos

Los fragmentos de cerámica recogidos en la superficie de la ladera no están decorados y presentan una tipología clara celtibérica. Están cocidos en fuego oxidante y pertenecen a paredes de vasijas. Se hallan restos de engobe en algunas partes del borde. No se ha encontrado decoración pintada en los restos de las vasijas. La mayor parte de los bordes pertenecen al tipo zoomorfo o cefálico.

Conclusiones

Por su emplazamiento podemos deducir que sus pobladores pensaban más en el aprovechamiento agrícola de la zona, que está junto a una corriente de agua, que en su defensa. Confirman esta finalidad varios molinos amigdaloides encontrados en la zona. No se descarta tampoco el pastoreo. Es característico de una etapa evolucionada de las poblaciones celtíberas de adscripción arévaca. Son muchos los poblados de este tipo encontrados en la provincia cuyo final cabe situarlo en el año 133 a de C. con la caída de Numancia. Los restos datan el poblado entre los ss. III y II a de C. pero algunos fragmentos de cerámica trabajados a mano inducen a pensar en un posible poblamiento en época anterior que podría confirmarse en futuras excavaciones. Tras la conquista de Numancia, aunque carecemos de datos, es posible que hubiera algún asentamiento romano de tipo rural. Fernando Morales dice que muy cerca del poblado se han descubierto fragmentos de terra sigillata y cerámica común romana que lo confirmarían.