LA NATURALEZA DE LOS MITOS
GRIEGOS
G. S. Kirk,
MYTHOS, en griego, significaba básicamente "expresión", algo que
se dice. Más adelante significó lo que se dice en forma de cuento, de
historia.Los
mythos, en cualquier caso, llegaron a poseer una significación de "historias"
más que de "informaciones", y cuando los griegos hablaban sobre los
mythoi se referían casi siempre a las historias tradicionales de dioses
y héroes, lo mismo que nosotros ahora. No pretendían aludir de algún
modo a la veracidad o falsedad de esas historias, algunas de las cuales
contenían supuestamente no pocos elementos de verdad, por lo menos hasta
la época de Platón.
Por "mitos" entendemos
en general lo mismo que los antiguos griegos: historias tradicionales.
La conclusión a la que
hemos llegado es la de que los mitos son por un lado excelentes relatos
y por otra parte son los portadores de mensajes importantes sobre la
vida en general y sobre la vida social en particular. En una cultura
tradicional y no-literaria, los cuentos no sólo son una forma
fundamental de entretenimiento, sino también de comunicación y de
instrucción: comunicación entre contemporáneos y entre viejos y jóvenes
y, por tanto, entre generaciones.
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La literatura griega está dominada por Homero, una figura crucial, a
pesar de su ambigüedad, en la transmisión de los mitos. Se le sitúa en
el comienzo de la historia de la literatura occidental (aparte de
algunos fragmentos de Mesopotamia y de Egipto) y sabemos muy poco de su
persona; pero ni los mismos griegos del período clásico sabían mucho más.
Vivió al otro lado del Mar Egeo, en algún lugar de Jonia, en una de las
colonias griegas del litoral de lo que hoy es Turquía occidental,
probablemente durante la segunda mitad del siglo VIII aC.
La "Ilíada" y la "Odisea" eran tan famosas que se convirtieron en un
tesoro de conocimientos tradicionales y morales.
Más que su profundidad es su consistencia y su complejidad lo que hace
que los mitos griegos parezcan tan superiores a los otros, junto a las
extraordinarias cualidades literarias de las obras clásicas que inspiran.
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En el siglo V aC, la época de Píndaro, de los trágicos, de Péricles y
Sócrates, hubo, en efecto, numerosos ataques a los dioses; el mismo
Eurípides no se sustrajo a una representación equívoca de sus actos. La
gente, en general, continuaba, sin embargo, celebrando sus devociones
privadas y tomando parte en los grandes festivales públicos. La creencia
en los dioses distaba mucho de estar muerta, aun cuando ciertos mitos
importantes no se aceptaban ya como relatos literales de sus hazaas y
de su carácter. No todas ni tan siquiera la mayoría de las historias que
se contaban acerca de ellos eran inmorales, ni tenían que ser
necesariamente cuestionadas por las éticas más refinadas; la continuidad
de la religión Olímpica, un mundo preservado y recreado por la
literatura, confería al mundo de los mitos un destello de actualidad.
Los mitos tradicionales eran, a fin de cuentas, el hecho cultural
dominante de la vida griega. Los mitos proporcionaban la principal
materia prima a la literatura (al menos a la poesía), eran el principal
sostén de la educación, los políticos y persuasores de todo tipo
apelaban a ellos constantemente, invadían todo el campo de la religión y
de los ritos; y los griegos, a su manera, eran un pueblo religioso.
LA PRIMITIVA HISTORIA DE LOS HOMBRES.
Las categorías son las siguientes: en primer lugar, los mitos sobre la
cosmogonía y, a continuación, los que describen la formación de los
dioses del Olimpo. Estos constituyen los mitos divinos en su totalidad.
En tercer lugar, los mitos relacionados con la historia primitiva de los
hombres y el establecimiento de su lugar en el mundo; especialmente en
relación con los dioses. La cuarta categoría contiene relatos de los
héroes más antiguos: son los mitos heroicos en el pleno sentido del
término; la quinta tiene relatos sobre los héroes más jóvenes y más
imitativos, incluyendo los legendarios y los de las grandes sagas
panhelénicas. En su totalidad éstos son los mitos heroicos. Por último
la sexta categoría contiene las invenciones posteriores pertenecientes
al período histórico.
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LA INFLUENCIA DEL ASIA OCCIDENTAL EN LOS MITOS GRIEGOS.
El hecho de que los mitos griegos estén impregnados de temas procedentes
del Próximo Oriente es de una excepcional importancia. Y no sólo porque
contribuye en alguna medida a aclarar el desarrollo de la cultura y de
las ideas griegas en su etapa de formación, sino también porque ayuda a
aislar la contribución específicamente helénica y los ingredientes
intelectuales e imaginativos que hicieron de la civilización griega un
fenómeno tan diferente de los del Asia Occidental y de Egipto.
El mismo término "griego"
está lleno de ambigüedad. "Griego", igual que "acadio", alude más a un
lenguaje que a un pueblo. Las gentes de habla griega empezaron a entrar
en la península griega poco antes del año 2.000 aC, pero encontraron
allí una población indígena que ya tenía conexiones culturales y quizá
lingüísticas con Asia Menor. Los nombres de lugares geográficos
destacados como el Monte Olympos o el mismo mar, Thalassa, o los de los
poblados como koriathos lindos o Mukemai (Micenas) o los de vegetales
como kuparessos (ciprés) y yuakinthos (jacintos), tienen paralelos muy
cercanos en el Asia occidental, y no son, sin lugar a dudas, griegos en
su origen y en su especie. Fueron adoptados por los inmigrantes de habla
griega, junto Dios sabe a cuantas otras cosas, como los mitos, las
deidades, los cultos y los rituales.
En resumen, las influencias del oeste asiático debieron ejercerse de
formas diferentes y en períodos diferentes: sobre los habitantes
indígenas de Grecia, quizá desde el período paleolítico en adelante;
sobre Creta, a la vez desde el suroeste de Asia Menor y desde Egipto,
que estaba a su vez influido por Mesopotamia; a través de Creta sobre
las ciudades griegas de Micenas y directamente sobre los hablantes
griegos antes de su entrada en Grecia.
Finalmente, los
contactos culturales debieron continuar esporádicamente durante la
segunda y la primera parte del primer milenio aC. culminando con la
transmisión del alfabeto. Estos contactos se concentraron indudablemente
en lugares como Troya, Mileto, Rodas y Chipre, y Ugarit y Poseidón en
Siria. El intento de encontrar una sola ruta central para el paso de
concepciones es una pérdida de tiempo y en todo caso simplifica
excesivamente la probable situación.
Uno de los ejemplos más claros de mito adoptado es el de la inundación.
Se integró de manera incompleta en la prehistoria mítica de Grecia. Está
asociado, según los casos , a Deucalión, a Ogigo o a los hijos de Licaón.
La inundación fue enviada por Zeus para castigar un determinado pecado
pero también como parte del plan para aliviar el exceso de población de
la tierra, como en el caso de la posthomérica Cypria. También está
relacionado con otros dos temas adoptados, cada uno de ellos con su
especial zona de vaguedad.
El primero es el de la
Edad de Oro, o en términos generales, el de la sucesión de las épocas
míticas incluyendo, en la versión de Hesíodo, la del Bronce. Por qué
razones la Edad de Oro se acabó? Hasta qué punto este fenómeno está
relacionado con el comportamiento de Cronos? Estas son preguntas
evidentemente cruciales en relación con todo el problema de la relación
entre los hombres y los dioses y con el de la existencia de la
injusticia y el mal. Es cierto que los mitos deben ser necesariamente
misteriosos y son confusos en ciertos aspectos. El mito de Hesíodo sobre
las Cinco Razas alude al problema afirmando que la tierra "ocultó" cada
una de las tres primeras épocas, incluida la Edad de Oro.
Esta interpretación es
ambivalente de un modo diferente, las tres razas a que se refiere,
fueron simplemente enterradas o quizá tragadas por la tierra? Considero
que esta frase imprecisa resultó útil para rehuir los problemas sobre
Cronos y los demás. Ya que al igual que la inundación, la Edad de Oro
parece haber llegado a Grecia desde el exterior. El concepto de un
tiempo pasado en el que todos los hombres compartían las condiciones de
la felicidad divina era para los griegos, cuando menos, una idea
incómoda. La mortalidad era para ellos una parte esencial de la
condición humana. Es cierto que se plantearon el problema sobre la
necesidad de la vejez y las enfermedades y la idea de una muerte dulce,
como por ejemplo en medio del sueño, reflejaba este problema concreto.
Era uno de los componentes de la descripción hesiódica de la Raza de
Oro, pero no aparece como un elemento frecuente de la situación de la
Edad de Oro, que por otra parte tenía un carácter demasiado divino como
para ser asimilado con facilidad en calidad de narración explícitamente
relacionada con los seres humanos.
El segundo tema
relacionado con la inundaciones el del intento periódico de los dioses
de destruir a la humanidad. Los mitos mesopotámicos están repletos de
dioses y dioses con el oculto deseo de borrar a los hombres de la faz de
la tierra.
Este tema de la destrucción divina sólo tiene sentido, incluso en
términos míticos, en Mesopotamia donde los hombres se consideraban como
seres creados con un solo fin: ser siervos de los dioses, ahorrarles el
trabajo de procurarse la comida y la bebida y cuidar de sus templos.
Dentro de una concepción
semejante, la idea de unos dioses que intentan destrozar lo que han
creado cuando los hombres no se comportan del modo previsto es aceptable
e incluso lógica. Sin una concepción así, la idea carece de sentido o
presupone una deliberada malevolencia por parte de los dioses.
Los griegos y, en gran
medida, también los egipcios eran ajenos a conceptos como éstos. Los
hombres y los dioses viven juntos en el mismo mundo, forman parte del
mismo orden de cosas. Píndaro los consideraba, en cierto sentido, como
descendientes de la misma madre, la tierra; y además los hombres
descendían también de los héroes y los héroes más importantes eran hijos
de un dios o de una diosa. A condición de que se los tratase
adecuadamente, los dioses griegos eran normalmente benignos o, en el
peor de los casos, distantes. Si se les desatendía o se les ofendía,
como Ulises ofendió a Poseidón, cegando a su hijo Polifemo, eran
peligrosos pero hacían distinciones.
Los hombres en general
habían cometido errores graves en el curso de su historia, pero pagaban
por ellos con ciertas desventajas, como la de tener que trabajar para
ganarse la vida, pero no teniendo que soportar los repetidos ataques de
los dioses dirigidos a su total destrucción. La inundación (el diluvio)
es la tan conocida ocasión en la que un intento semejante tuvo lugar.
Siempre debió parecer algo de algún modo ajeno a la concepción griega de
los dioses olímpicos y ésta es una de las causas importantes por la que
los mitos resultan imprecisos en este punto.
Los hombres
mesopotámicos fueron creados por los dioses para ser sus esclavos y
existen diversas descripciones de cómo ocurrió (...) Sin embargo, los
griegos, que se apropiaron de tantas cosas, parecen haber ignorado esta
idea de la creación del hombre. En efecto, sus mitos no dicen apenas
nada sobre el tema o dejan un vacío que ha de llenarse con etimologías
populares, como la creación de Deucalión a partir de las piedras. "La
Teogonía" y "Los trabajos y los días" de Hesíodo, en los que podría
esperarse encontrar algo sobre el tema, dedican una gran atención a la
creación de la mujer, pero en cuanto a los hombres, parece darse por
supuesto que existen; cómo y por qué fueron creados sigue siendo algo
misterioso.
DE LOS MITOS A LA FILOSOFIA?
Antes de la Primera Guerra Mundial un famoso historiador del primitivo
pensamiento griego, John Burnet, afirmó que "con Tales y sus sucesores
algo nuevo había ocurrido en el mundo". Tales de Mileto fue el primer "físico"
griego, según Aristóteles, y trabajó en Jonia a principios del siglo VI
aC. Burnet estaba dispuesto a conceder que "los rudimentos de lo que
luego fueron la ciencia y la historia jónicas" se encuentran en los
poemas de Hesíodo, pero mantuvo claramente que"filosofía no es mitología".
Se trataba de un tipo de propósito total y absolutamente distinto,
dependiente de la razón y que Tales ejemplificó de modo embrionario,
mientras que Hesíodo no lo hizo.
Recientemente, Jean
Pierre VERNANT ha reavivado una antigua crítica a Burnet. Vernant
insiste en que habría que descubrir en lo que es fundamentalmente nuevo
en la propia filosofía. Lo define, primero, como la negación de lo
sobrenatural, como medio de explicar el mundo de los fenómenos; y
segundo, como el intento de una coherencia interna de los argumentos.
Vernant ve a la
filosofía naciente como el resultado de una "mutación mental" que tuvo
lugar entre los siglos VII y VI aC y afectó a todos los niveles de la
sociedad griega. Como otros autores, alude también a los probables
efectos liberadores de evoluciones políticas y avances económicos como
la invención del dinero.
El efecto más decisivo de los mitos sobre los primeros presocráticos fue
el de proporcionarles un MODELO ANTROPOMORFICO para su interpretación de
la unidad del mundo.
Los pensadores de Mileto
parecen haber asumido inconscientemente que el desarrollo del mundo es
similar al de una familia humana o divina. El tipo de unidad que
buscaban era semejante a la heredada por un antecesor o un par de
antecesores, como por ejemplo, Urano y Gea. Tal concepción es lo que
denomino MODELO GENETICO, que es enteramente antropomórfico.
El siguiente paso crucial tuvo lugar a finales del siglo VI y principios
del V aC. y está relacionado con Pitágoras (que era más que un geómetra)
y en especial por Heráclito, conocido sobre todo por su énfasis sobre la
inevitabilidad del cambio.
Fue Heráclito quien de manera inequívoca rechazó el modelo genético y
fue éste, en mi opinión, el acto individual más importante para el
nacimiento de la filosofía griega. "Este orden del mundo", afirmó "no
fue establecido por ningún dios ni por ningún hombre, pero siempre ha
sido , es y siempre será".
Todavía era importante
para Heráclito especificar una única materia subyacente, en su caso: el
fuego, pero su objetivo fundamental era nombrar y explicar el
funcionamiento de un elemento constitutivo central y dirigente de la
naturaleza. Lo llamó "logos", que significaba algo parecido a "proporción"
o "medida" y es en muchos aspectos idéntico al fuego mismo (que arde,
despide humo y calor, proporcionalmente a su consumo de combustible). En
resumen, la unidad que los presocráticos habían buscado se transformó a
partir de una unidad material en una unidad de proceso, de cambio y
movimiento.
Queda una última intervención crucial del pasado mítico: estoy seguro de
que detrás del LOGOS de Heráclito no había sólo una insatisfacción por
los resultados de Mileto, sino también un prejuicio esencialmente
religioso y mítico. Los hombres en la época de Hesíodo no dudaban de que
el mundo era una unidad y que lo era bajo la dirección de los dioses,
sobre todo de Zeus. En Homero y Hesíodo, Zeus gobierna los hombres y la
naturaleza mediante la Diké o justicia, una regla casi personificada de
la regularidad, emparentada con la figura más antigua de Themis,
costumbre, "lo que está establecido".
Los pensadores de Mileto se habían inspirado especialmente en el modelo
genético procedente de las teogonías del tipo hesíodico, que empezaban
con los dioses de la naturaleza. La idea de Zeus dirigiendo el orden
mundial a través de Diké quedó para ellos como una referencia de fondo.
En cierto sentido, pues,
la innovación de Heráclito consistió en el rechazo tácito del modelo
genético y el restablecimiento del modelo configurado por Zeus y Diké,
es decir, en la sustitución de una concepción del mundo analítica y
sincrónica por otra histórica y diacrónica.
Sin embargo, como la
mayoría de las teorías puras, es una simplificación excesiva. Los
pensadores de Mileto siempre fueron propensos a hablar de su material
original como de algo divino; Anaximandro, por ejemplo, parece que
describió lo Indefinido como un regidor de todas las cosas y como
inmortal y libre de la vejez. Por tanto, incluso entre ellos, la idea de
un mundo dirigido por un ser o por seres permanentes continuaba presente.
Se resaltaba de modo innegable la naturaleza de la materia y en su modo
de proliferar a través de la cosmogonía; en otras palabras, a través de
un proceso genealógico, dejando a un lado un principio permanente y
cohesivo de nuestro mundo presente y diverso. Por otra parte, Heráclito
parece haber abandonado por completo la teogonía mítica para
concentrarse en lo que empieza a parecer una versión despersonificada
del reino de Zeus. Quizá no se puede estar absolutamente seguro de que
fuera así como llegó a concebir la idea del LOGOS, aunque el LOGOS es
algo muy próximo a la sabiduría "de la voluntad y la no voluntad de ser
llamada en el nombre de Zeus".
Durante los posteriores desarrollos jónicos, dos modelos míticos parecen
haber dominado sucesivamente: en primer lugar, el modelo genético;
después, el modelo de un orden permanente bajo el gobierno de Zeus. El
modelo genético impresionó más a los estudiosos modernos.
Pero el último permitió
a Heráclito desarrollar una interpretación sistemática del mundo que
tenía muchos de los elementos propios de la filosofía y sólo carecía de
una lógica sistemática para ser filosófica. Parménides, los sofistas,
Sócrates y Platón, fueron forjando este tipo de lógica: esta etapa del
proceso, a pesar de las reversiones tanto de Parménides como de Sócrates,
estuvo substancialmente libre de las influencias de los mitos.
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