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Arquitectura del Renacimiento

Mientras que los calificativos clásico, románico, gótico son posteriores a sus manifestaciones, Renacimiento fue la orgullosa autodenominación que los teóricos y artistas adoptaron durante el curso de lo que pretendían que fuese precisamente un re-nacimiento de los ideales estéticos del mundo grecorromano. Sus raíces, son embargo, deben buscarse en la edad media tardía, a la que despreciaban y contra la que aparentemente reaccionaban. Autores todavía medievales como Petrarca y Dante defendieron un retorno al antropocentrismo frente al teocentrismo cristiano medieval.


Quattrocento

A principios del siglo XV se produce en Florencia una transformación radical de la concepción, los modos y la función del arte. Un antecedente claro es Giotto. Los principales protagonistas de la ruptura fueron Filippo Brunelleschi, Arquitecto; Donatello, escultor; y Tomasso Masaccio, pintor.

El Renacimiento se inspira en la arquitectura romana, pero debe dar respuesta a otras necesidades (construir iglesias y palacios, sobre todo). Se adopta la planta central o la basilical. La construcción se basa en la proporción, la uniformidad, la perspectiva y el orden. La decoración prolifera al comienzo –grutescos, cintas, guirnaldas, bucráneos, etc. – pero desaparece progresivamente.

En cuanto a los soportes, se da gran importancia al muro; se realzan los sillares mediante almohadillado (Palacio Ruccellai de Alberti) o esgrafiados (Santa Maria Novella).

Se vuelve al sistema de soportes de los órdenes clásicos, encontrándose columnas de cualquiera de ellos. La basílica de San Lorenzo en Florencia se construye con planta basilical y los soportes entre las naves son columnas de orden corintio coronadas por arcos de medio punto. Domina la horizontalidad, frente a la verticalidad gótica, y todas las paralelas confluyen en un punto siguiendo las leyes de la perspectiva. El magnífico pórtico del Hospital de los Inocentes de Brunelleschi, en Florencia, crea tradición.

Las cubiertas son bóvedas de cañón, de arista, crucería, baídas o rebajadas. Se recubren a menudo con casetones. Las cúpulas son con pechinas, sobre tambor, en el que se practican ventanas, y están rematadas por una linterna. Son ejemplos excelentes Santa Maria dei Fiore –el Duomo de Florencia– y la capilla Pazzi, ambas de Brunelleschi.

Además de las obras ya citadas, Brunelleschi diseña y dirige la construcción de la iglesia del Santo Spirito e inicia las obras del palacio Pitti.

Leon Battista Alberti, autor de De re aedificatoria, construye según la sección áurea (a/b : b/S; siendo a + b igual a S) y utiliza las formas geométricas básicas: el cuadrado y el círculo. Son obras suyas la reforma de San Francesco de Rimini (también denominado templo malatestiano) y el palacio Rucellai de Florencia.


Cinquecento

El gran centro artístico fue Roma y el mayor mecenas, el papado; también las cortes de las monarquías emergentes promovieron el arte.

Se da una gran importancia al urbanismo y existe una preocupación por situar el edificio en el marco ambiental adecuado. Se conocen y dominan mejor las formas grecorromanas. Se presta gran atención a las cuestiones técnicas; en esta época se escriben muchos tratados. El centro de irradiación es Roma, ciudad a la que el papado pretende restituir la grandeza imperial.

La obra que marca el paso al Cinquecento es el templete de San Pietro in Montorio de Bramante, realizado por encargo de los Reyes Católicos. Fechado en 1502, en él se concretan los ideales arquitectónicos del Renacimiento pleno, por ello puede tomarse como modelo. La admiración que suscitó se pone de manifiesto en el hecho de que Rafael lo representase en sus Desposorios de la Virgen.

Giuliano de Sangallo fue otro arquitecto destacado. Miguel Ángel construyó la nueva Sacristía de la Basílica de San Lorenzo, la Escalera de la biblioteca Laurenziana en Florencia y la basílica de San Pedro del Vaticano, edificio en el que ya habían trabajado Bramante, Sangallo y Rafael. Es un edificio de planta central (cruz griega) coronado por una gran cúpula, de 119 metros de altura interior, inspirada por la admiración que sentía por la de Santa Maria dei Fiori de Brunelleschi. Acaba el Palacio Farnesio y urbaniza el Campidoglio (colina capitolina).

El arquitecto Vignola tuvo una enorme influencia posterior por medio de su tratado Regola delli cinque ordine d'arquitettura y de su obra Il Gesù que crea el modelo de templo jesuítico que se divulga a todo el mundo.

Palladio escribe I quattri libri dell'arquitettura, verdadero manual de arquitectura hasta el neoclasicismo. Construye la Basílica mercantil de Vicenza, la Villa Capra o Villa Rotonda, el Teatro Olímpico de Vicenza y el templo de San Jorge de Venecia.


El Renacimiento en la península Ibérica

En España existe una clara continuidad entre la arquitectura gótica y la renacentista; se habla del gótico florido y del plateresco. El gótico se prolonga en el tiempo y a él se superponen elementos renacentistas y mudéjares. Son ejemplos el Palacio Mendoza en Guadalajara, la Casa de las Conchas en Salamanca, la fachada de la Universidad de Salamanca, el convento de San Esteban de la misma ciudad, el Convento de las Dueñas o San Juan de los Reyes, en Toledo. Existe también en España una vertiente de la arquitectura renacentista que es más clásica, es decir, más italianizante; buenas muestras de ésta son la Sacristía de la catedral de Sigüenza y el Palacio arzobispal de Alcalá, ambos de Alonso de Covarrubias. Diego de Siloé aplica los principios renacentistas en la Capilla Mayor de la catedral de Granada; Pedro Machuca construyó el Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, con fachada de orden jónico y muro exterior almohadillado. La fachada de la Universidad de Alcalá de Rodrigo Gil de Hontañón contiene todos los elementos de la arquitectura renacentista.

En la Corona de Aragón, empobrecida tras la crisis de finales de la edad media, hay escasas muestras renacentistas (Casa de Arcediano, en Barcelona y Lonja de Zaragoza).

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