Los cuatro cuerpos de tu alma
Nuestro sistema perceptivo «ordinario», el propio de nuestra especie, es el que es; es limitado, no lo percibimos todo… percibimos tan solo aquello para lo que estamos preparados para percibir, pero no todo… solo aquello que nuestros sentidos ordinarios están capacitados y entrenados en percibir… Sin embargo, las grandes tradiciones sapienciales han contado con personajes que han sido capaces de percibir más allá de la realidad «ordinaria» y también sabemos que hay personas que con capacidades extrasensoriales «especiales» … Así podemos hablar de los tres grandes «ojos del conocimiento» (el ojo de la carne, el ojo de la razón y el ojo de la contemplación –ver aquí–), mediante ellos es posible «captar» un aspecto de la realidad que está más allá de nuestro campo perceptivo ordinario…
¿Qué pasaría si te dijera que tu verdadero ser va mucho más allá de tu cuerpo físico? Que hay cuatro cuerpos esenciales que determinan tu estado de conciencia, tu energía y tu conexión con el universo. Si no los entiendes y los alineas, tu despertar será imposible. En este video, revelaremos el secreto de los 4 cuerpos del alma: El cuerpo físico y su influencia en tu realidad. El cuerpo emocional y cómo impacta tus pensamientos y decisiones. El cuerpo mental y el poder oculto de tus creencias. El cuerpo espiritual, la clave definitiva para trascender y despertar. Este conocimiento ha sido transmitido por místicos, filósofos y sabios durante siglos, pero pocos han logrado aplicarlo realmente. Hoy, te mostraremos cómo integrar estos 4 cuerpos para alcanzar un equilibrio total y vivir desde tu máximo potencial. Lo más importante llega al final del video: el método definitivo para alinear los cuatro cuerpos y transformar tu vida. (Nota: la sencillez y la claridad expositiva son simpre de agradecer, de aquí que nos parezca oportuno presentar la transcripción de este video cuya referencia figura al final del texto.)
La Biblioteca Oculta: No puedes despertar hasta que entiendas los cuatro cuerpos de tu alma (Transcripción)
Imagina despertar un día y darte cuenta de que todo lo que creías saber sobre tu propia existencia estaba incompleto, que hay partes de ti que han estado operando en segundo plano influyendo en cada pensamiento, en cada emoción y en cada decisión que has tomado hasta ahora. Piensa en la posibilidad de que tu verdadera naturaleza no se limite solo a tu cuerpo físico, sino que existan dimensiones más profundas de tu ser que han permanecido ocultas esperando ser descubiertas. ¿Por qué algunas personas parecen estar en completa armonía con la vida mientras otras se sienten atrapadas en un ciclo de sufrimiento y confusión? ¿por qué hay quienes experimentan paz y claridad mientras que otros viven en constante conflicto interno? La respuesta está en los 4 cuerpos de tu alma. Son las estructuras invisibles que determinan la forma en que percibes la realidad y el nivel de conciencia en el que te encuentras. Cada uno de estos cuerpos tiene una función específica y hasta que no los entiendas y los equilibres no podrás experimentar la plenitud de tu verdadero potencial. Hoy revelaremos los secretos de estos 4 cuerpos, pero hay algo más, el último de ellos es el más poderoso y comprenderlo es la clave para alcanzar un verdadero despertar. Lo que descubrirás en este video tiene el potencial de transformar tu forma de ver la vida para siempre.
Para empezar este viaje debemos reconocer una verdad fundamental: el ser humano no es solo carne y hueso… si crees que eres únicamente un cuerpo físico estás atrapado en una ilusión que limita tu evolución. Desde las antiguas enseñanzas herméticas hasta la sabiduría de los vedas todas las tradiciones espirituales han señalado que nuestra existencia es multidimensional.
El cuerpo físico
El primer nivel de esta estructura es el cuerpo físico, el más evidente y tangible. Es el vehículo que nos permite interactuar con el mundo material. A través de él experimentamos el placer y el dolor, el descanso y el agotamiento, la enfermedad y la vitalidad, cada sensación que percibimos, cada movimiento que realizamos, cada función biológica que ocurre en nuestro interior pertenece a este nivel de existencia. Sin embargo, el mayor error de la humanidad ha sido identificarse únicamente con este cuerpo. Desde que nacemos se nos enseña a priorizarlo por encima de todo, a cuidarlo, a alimentarlo, a fortalecerlo, pero ¿qué pasa con las otras dimensiones del ser? ¿qué ocurre cuando nuestro bienestar físico no es suficiente para darnos verdadera satisfacción? Los antiguos sabios ya lo sabían Hermes Trismegisto en su célebre principio de correspondencia nos dejó una enseñanza clave: “Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”. Esto significa que nuestro cuerpo físico es solo el reflejo de lo que ocurre en niveles más sutiles de nuestro ser. Una enfermedad en el cuerpo no es más que una manifestación externa de un desajuste interno. Y aquí surge una pregunta crucial: si el cuerpo físico es solo la capa más externa ¿qué hay más allá?
El cuerpo emocional
Esto nos lleva al segundo nivel, el cuerpo emocional: este es el campo donde residen nuestros sentimientos nuestras pasiones y nuestros miedos más profundos. Mientras que el cuerpo físico se alimenta de comida y oxígeno, el cuerpo emocional se nutre de experiencias de interacciones humanas. de recuerdos y traumas no resueltos. Las emociones son energía en movimiento. Cada vez que sientes alegría, gratitud o amor, tu campo energético se expande y tu vibración se eleva. Pero cuando experimentas miedo, ira o tristeza, creas bloqueos que limitan tu evolución. Aquí es donde muchas personas quedan atrapadas sin darse cuenta. Piensa en cuántas veces has reaccionado de manera impulsiva sin entender por qué, cuántas veces una emoción intensa te ha llevado a tomar decisiones de las que luego te has arrepentido. Esto sucede porque el cuerpo emocional opera en un nivel subconsciente. Si no lo comprendemos y lo equilibramos terminamos siendo controlados por él en lugar de ser nosotros quienes lo controlamos. Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, dijo una vez: hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino. Esta frase encierra una verdad impactante: la mayoría de las personas viven sus vidas sin saber que están siendo gobernadas por emociones y creencias que se formaron en su infancia, en su pasado. Creen que tienen el control, pero en realidad están siendo arrastradas por patrones invisibles que no comprenden. Pero aquí está la clave: cuando aprendes a trabajar con tu cuerpo emocional recuperas el poder sobre tu vida, ya no reaccionas desde el miedo o la inseguridad, sino desde un estado de conciencia más elevado.
El cuerpo mental
En la siguiente parte exploraremos el tercer cuerpo aquel que pocos comprenden pero que es la puerta de entrada a un nivel de conciencia superior. Sin este conocimiento el despertar sigue siendo incompleto. Si hasta ahora hemos explorado el cuerpo físico y el cuerpo emocional es momento de adentrarnos en un nivel aún más profundo de nuestra existencia, el puente entre lo que crees que eres y lo que realmente eres. Después del cuerpo físico y el cuerpo emocional encontramos el tercer nivel de nuestra estructura energética, el cuerpo mental. Este es el centro de nuestros pensamientos creencias y percepciones sobre la realidad. Si el cuerpo físico nos permite movernos en el mundo material y el cuerpo emocional nos conecta con nuestras experiencias internas, el cuerpo mental es el encargado de interpretar todo lo que nos sucede y darle un significado. Pero aquí hay una verdad impactante que pocos comprenden: la mayoría de las personas no controlan su mente, creen que piensan libremente, que sus ideas y creencias son propias, pero en realidad son el producto de condicionamientos de influencias externas, de narrativas impuestas por la sociedad, la educación y la cultura. Desde el momento en que nacemos nuestra mente es moldeada por todo lo que nos rodea, nos dicen que es real y que no, que es posible y que no, qué debemos temer y qué debemos perseguir y lo más peligroso de todo esto es que la mente cuando no es comprendida ni dirigida se convierte en una prisión invisible, nos encierra en un conjunto de pensamientos repetitivos que determinan nuestras acciones, nuestros hábitos y en última instancia nuestro destino. Aquí es donde muchas personas se estancan en su proceso de despertar, intentan cambiar su realidad a nivel físico, buscan respuestas en sus emociones, pero siguen sin encontrar la paz porque no han aprendido a dominar su cuerpo mental.
El filósofo René Descartes dijo: “pienso luego existo” pero la pregunta que pocos se hacen es: ¿de dónde vienen esos pensamientos realmente? ¿Soy yo quien piensa o simplemente soy el receptor de ideas que llegan desde fuera? Para despertar realmente debes aprender a observar tu mente sin identificarte con ella. Cada pensamiento que tienes no es más que una vibración en tu campo energético: algunos pensamientos te elevan, otros te debilitan, pero la clave está en reconocer que no eres tus pensamientos. Piensa en esto: cuántas veces has tenido pensamientos negativos autodestructivos o limitantes que sabías que no eran ciertos pero aún así los creíste; tal vez te has dicho a ti mismo: no soy suficiente, nunca lograré esto, no merezco ser feliz. Esos pensamientos no son la verdad, son programas que han sido instalados en tu mente a lo largo de los años. Aquí es donde entra en juego el verdadero poder del cuerpo mental. Cuando aprendes a depurar tu mente de creencias limitantes, cuando tomas el control de tus pensamientos en lugar de ser controlado por ellos, comienzas a experimentar un nuevo nivel de claridad y libertad. Pero ¿cómo se logra esto? La respuesta ha sido enseñada en todas las tradiciones espirituales desde tiempos inmemoriales. La práctica de la observación en el budismo se le llama atención plena, en la filosofía hermética se le conoce como alquimia mental, en la tradición hindú es el dominio del manas, la mente… Todas estas enseñanzas apuntan a lo mismo: el poder de ser consciente de tus pensamientos sin dejarte arrastrar por ellos. Cuando eres capaz de hacer esto te das cuenta de que muchas de las limitaciones que creías tener eran solo ilusiones creadas por tu mente. Dejas de identificarte con el miedo, con la ansiedad, con las dudas. Comienzas a vivir desde un estado de presencia donde no reaccionas automáticamente ante los estímulos externos, sino que eliges cómo responder a cada situación desde un nivel de conciencia superior. Y aquí es donde todo empieza a cambiar.
El cuerpo espiritual
Pero aún hay algo más: hasta ahora hemos hablado del cuerpo físico, del cuerpo emocional y del cuerpo mental. Sin embargo, hay un cuarto cuerpo, el más misterioso y poderoso de todos, el último nivel de nuestra existencia. No puede ser comprendido con la lógica ni con el pensamiento racional. Es la fuente de nuestra verdadera esencia, el núcleo de nuestro ser. Pocos logran experimentarlo conscientemente, pero aquellos que lo hacen descubren la respuesta definitiva a la pregunta que ha intrigado a la humanidad durante siglos: ¿quién soy realmente?
En la siguiente parte exploraremos este cuarto cuerpo y su conexión con la verdad más profunda de nuestra existencia. Sin este conocimiento el despertar sigue siendo incompleto. Prepárate porque lo que viene a continuación puede cambiar tu vida para siempre. Hasta ahora hemos explorado tres dimensiones fundamentales de nuestro ser: el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental. Pero hay algo más, algo que trasciende lo material, lo sensorial y lo racional. Un nivel de existencia que pocos llegan a comprender en su totalidad pero que es la clave del verdadero despertar. Este es el cuarto cuerpo el cuerpo espiritual: a diferencia de los otros cuerpos, el cuerpo espiritual no es visible, no puede tocarse ni medirse con instrumentos científicos. Es el núcleo esencial de lo que somos, la chispa divina que nos conecta con el todo. Mientras que el cuerpo físico pertenece al mundo de la materia, el cuerpo emocional al mundo de las sensaciones y el cuerpo mental al reino de los pensamientos, el cuerpo espiritual pertenece al ámbito de la conciencia pura, la fuente de nuestra existencia. Pero aquí surge la gran pregunta: si todos tenemos un cuerpo espiritual ¿por qué la mayoría de las personas no lo experimentan conscientemente? La respuesta es simple: porque vivimos desconectados de él. Desde que nacemos nuestra atención es absorbida por el mundo material, nos enseñan a identificarnos con nuestro cuerpo, con nuestras emociones y con nuestros pensamientos, pero rara vez nos enseñan a mirar más allá. La sociedad nos condiciona a creer que lo único real es lo que podemos ver y tocar y así, sin darnos cuenta, nos desconectamos de la parte más importante de nuestro ser, pero el cuerpo espiritual sigue ahí, esperando a ser redescubierto.
Las antiguas tradiciones espirituales han hablado de este principio durante siglos: en el hinduismo se le conoce como el Atman, el ser supremo que habita en cada uno de nosotros. En el budismo es la naturaleza búdica, el estado de iluminación que trasciende el ego. En las enseñanzas herméticas es el principio de unidad con el cosmos, la conexión con la mente universal. Pero ¿cómo podemos acceder a esta dimensión de nuestro ser? Para responder a esta pregunta debemos entender una verdad fundamental: el cuerpo espiritual no puede ser experimentado desde la mente racional, no es algo que podamos analizar o comprender intelectualmente. Es algo que debe ser vivido, sentido, experimentado directamente. Aquí es donde entra en juego la práctica de la presencia, la meditación y la expansión de la conciencia. Cuando aprendemos a aquietar la mente y a desconectarnos de las distracciones del mundo exterior empezamos a percibir una realidad más profunda, un estado de paz y claridad que va más allá de cualquier emoción o pensamiento. Piensa en esto: alguna vez has sentido un momento de profunda conexión con el Universo, tal vez mientras mirabas las estrellas, mientras meditabas o en un instante de silencio absoluto donde todo parecía estar en perfecta armonía. Ese es el cuerpo espiritual manifestándose, recordándote que eres mucho más de lo que crees ser. Pero aquí está el mayor obstáculo: el «ego».
El «ego» es la barrera que nos impide experimentar nuestra verdadera esencia: es la voz en nuestra cabeza que nos dice que estamos separados de los demás, que somos solo un cuerpo, que nuestra identidad se reduce a nuestro nombre, a nuestra historia y a nuestras posesiones y mientras sigamos identificándonos con el ego, el cuerpo espiritual permanecerá oculto. Las enseñanzas esotéricas nos dicen que el «ego» es como una sombra que oculta la luz de nuestra conciencia. No significa que deba ser destruido, sino trascendido. Cuando dejamos de identificarnos con la ilusión del yo separado, cuando comprendemos que somos parte de algo mucho más grande, comenzamos a experimentar la verdadera libertad. Este es el momento en el que todo cambia. Cuando activas tu cuerpo espiritual dejas de vivir en el miedo, la muerte ya no es una amenaza porque comprendes que eres eterno, las preocupaciones del mundo material pierden poder sobre ti porque reconoces que la verdadera riqueza no está afuera sino dentro de ti. Y aquí está la revelación más importante de todas: despertar no es convertirse en algo nuevo sino recordar lo que siempre has sido.
Hacia el despertar: la integración es la clave
Pero hay algo más, una pieza final que lo conecta todo. En la última parte de este video revelaremos el secreto definitivo sobre los cuatro cuerpos de tu alma y cómo integrarlos para experimentar el despertar total. Lo que descubrirás a continuación es la clave que une todos los niveles de tu ser. Sin este conocimiento el proceso sigue incompleto. Ahora que hemos explorado los cuatro cuerpos de nuestra existencia: el físico, el emocional, el mental y el espiritual. Llegamos a la parte más importante de todas: la integración, porque saber que existen estos cuerpos no es suficiente. La clave del verdadero despertar está en alinearlos, en hacer que trabajen juntos, en armonía. Y aquí es donde muchos fallan en su camino espiritual. Algunos se enfocan únicamente en el cuerpo físico creyendo que la salud y la longevidad son el objetivo final. Otros quedan atrapados en el cuerpo emocional dejándose llevar por sus sentimientos sin comprender su origen. Algunos buscan respuestas en el cuerpo mental devorando conocimiento, pero sin aplicarlo realmente. Y unos pocos logran vislumbrar el cuerpo espiritual pero sin lograr anclarlo en su vida cotidiana. Pero el despertar real no sucede cuando te enfocas en solo uno de estos cuerpos, ocurre cuando todos trabajan en conjunto, cuando la energía fluye libremente a través de ellos permitiéndote vivir en un estado de equilibrio y conexión profunda con el Universo. Piénsalo por un momento: de qué sirve desarrollar la mente si tu cuerpo está débil y enfermo, de qué sirve alcanzar un estado espiritual elevado si sigues siendo esclavo de emociones incontrolables, de qué sirve tener un cuerpo sano si tu mente está llena de pensamientos negativos y limitantes. La integración es la clave. Para lograrla es necesario un proceso de purificación en cada nivel de tu ser.
- El cuerpo físico debe ser tratado como un templo: la alimentación consciente, el ejercicio, el descanso y la conexión con la naturaleza son fundamentales. No se trata de obsesionarse con la perfección física, sino de entender que el cuerpo es el vehículo que te permite experimentar esta realidad.
- El cuerpo emocional necesita ser comprendido: no se trata de reprimir las emociones, ni de dejarse arrastrar por ellas, sino de observarlas con conciencia. Cada emoción que experimentas tiene un mensaje para ti. La clave está en aprender a sentir sin quedar atrapado en el sufrimiento.
- El cuerpo mental debe ser entrenado. La mente es una herramienta poderosa pero solo si aprendes a usarla correctamente. Si no eres tú quien dirige tus pensamientos alguien más lo hará por ti. La meditación, la introspección y el cuestionamiento de tus creencias te ayudarán a liberarte de los condicionamientos que han sido implantados en ti.
- Y finalmente, el cuerpo espiritual debe ser activado. Esto no se logra leyendo libros, ni acumulando información. Solo ocurre cuando te permites experimentar la vida desde un estado de presencia total, cuando te conectas con lo que realmente eres más allá del tiempo, más allá del espacio, más allá de la ilusión del yo.
Pero aquí viene la revelación más importante de todas: no necesitas buscar el despertar en ningún lugar externo, no necesitas seguir gurús, no necesitas doctrinas complicadas, no necesitas renunciar al mundo para encontrar la verdad. Todo lo que necesitas ya está dentro de ti. Siempre ha estado ahí. Solo necesitas recordar y cuando recuerdas todo cambia: el miedo desaparece porque sabes que eres más que un cuerpo, la ansiedad se disuelve porque comprendes que la vida tiene un propósito mayor, la confusión se desvanece porque dejas de buscar respuestas afuera y comienzas a escuchar tu propia sabiduría interior. Despertar no es convertirse en algo nuevo es quitar todas las capas de ilusiones que te han sido impuestas y ver con claridad lo que siempre ha estado ahí.
Y ahora te pregunto: ¿estás listo para dar ese paso? Si has llegado hasta aquí no es por casualidad, algo dentro de ti sabía que necesitabas escuchar esto, porque en lo más profundo de tu ser tú ya sabes la verdad, solo necesitas permitirte recordarla. Así que elige: sigue viviendo como lo has hecho hasta ahora o da el primer paso hacia el despertar real. La decisión siempre ha estado en tus manos.
Fuente: No puedes despertar hasta que entiendas los cuatro cuerpos de tu alma (Transcripción) https://www.youtube.com/watch?v=A8VFokenE0A
Ver también:
Los tres ojos del conocimiento
La conciencia, dimensión sublime del ser humano
Secció: L'ANTHROPOS, UN ÉSSER A DESCOBRIR
Secció: LA CONCIÈNCIA