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Conexión mente-cuerpo-espíritu

El «poder» de la mente: efectos telesomáticos

Las personas no solo pueden comunicarse con otras personas a través de la mente, sino que también pueden interactuar con el cuerpo de otros («magia simpática», autocuración, oración intercesora, cura espiritual...).

Nuestra mente es capaz de alterar la anatomía y función del cerebro (neuroplasticidad)

Uno de los principios más importantes de la física cuántica es que dos partículas aisladas, incluso a distancias remotas, pueden tener un efecto "instantáneo" entre sí ya que están sujetas a entrelazarse.

Los científicos han descubierto que el pensamiento dirigido participa de alguna forma en la creación de la realidad. Orientar los pensamientos intencionalmente parece producir una energía lo suficientemente potente como para cambiar la realidad física. Cada pensamiento es energía tangible con el poder de transformar. Un pensamiento es una entidad real, como lo es una mesa, pero más sutil, es decir, de una mayor frecuencia vibratoria. Los pensamientos tienen peso y sustancia en el nivel sutil, y pueden influir sobre el resto de las cosas. El poder de la mente sobre la materia parece atravesar el tiempo y el espacio. (Gonzalo RODRÍGUEZ-FRAILE: ¿Un nuevo paradigma de la realidad?)

La física cuántica nos permite entender fenómenos observados en la práctica médica tales como la curación espontánea (creatividad cuántica), la curación mediante la oración a distancia (no-localidad cuántica), autocuración y curación espiritual.

Hasta ahora los seres humanos sólo hemos sido conscientes de una parte minúscula de la compleja realidad universal. Uno de los descubrimientos científicos más importantes y revolucionarios de la ciencia más avanzada es la idea de que en la raíz más íntima de la realidad no existe sólo energía, sino también un factor muy sutil pero igualmente fundamental: «información». Sugiere que no solo hay materia y energía en el universo, sino también un elemento más sutil pero no menos real. Hoy la ciencia más vanguardista sostiene que todo en el universo está interconectado a través de la energía. Plantea también que en el «vacío cósmico» se halla la energía fundamental del universo y es el campo de transmisión de «información» que «informa» al universo. La física cuántica hace hincapié en que ese reino invisible de energía, denominado colectivamente como el "campo A” es la fuerza gobernante principal del reino material. Es el campo original del que surgieron partículas y átomos, estrellas y planetas, cuerpos humanos y animales, y, en general, toda la realidad que se puede ver y tocar. Es un medio dinámico, lleno de energía en constante fluctuación. El "campo A” se define como las fuerzas motrices invisibles que influyen en el mundo físico. La existencia de este campo de energía, llamado “campo A (Akásico)” implica que toda la materia del Universo está conectada en el nivel subatómico a través de una danza constante de intercambio de energía cuántica. Gracias a la «información» que “el campo A” conserva y transmite, el Universo es de una coherencia extraordinaria. En un Universo constituido por energía informada, todo está entrelazado y todo es uno. La «in-formación» es una conexión sutil, casi instantánea, entre cosas situadas en ubicaciones diferentes en el espacio y entre sucesos que ocurren en diferentes momentos del tiempo. Nada es “local”, limitado a donde y cuando está sucediendo, sino que todo es global y está interconectado. Dichas conexiones se denominan «no-locales» en las ciencias naturales y «transpersonales» en la investigación de la conciencia. La información está presente, y además juega un papel decisivo, en todos los campos principales de la naturaleza. La «in-formación» vincula los objetos (partículas, átomos, moléculas, organismos, sistemas ecológicos, sistemas solares, galaxias enteras, además de la mente y la conciencia asociadas con algunos de estos sistemas) con independencia de la distancia a la que estén separados unos de otros y de cuánto tiempo haga que se crearon las conexiones entre ellos. Se postula, pues, la presencia de una nueva forma aún no totalmente reconocida de «in-formación» en el Universo que vincula todas las cosas y crea una conexión casi instantánea entre ellas. La «in-formación» vincula todas las cosas en el universo, tanto los átomos como las galaxias, los organismos y las mentes. Todo lo que existe en el universo está intrínsecamente vinculado, unido en y por el campo de energía cuántica.

Todos estamos conectados. Todo somos uno: unidad, integración e interdependencia. La interconexión de toda la Realidad. La visión mecanicista y ordenada del Universo como una colección de objetos aislados y cuyo comportamiento parece predecible se ha visto superada por la física moderna. La ley fundamental que mantiene nuestro universo es una ley de relación, una ley de unidad. La interconexión entre todas las cosas es una realidad que impone su ley en el universo. Las cosas no tienen sentido de manera aislada, sino en una red de interrelaciones dinámicas. En un Universo constituido por “energía in-formada”, todo está entrelazado y todo es uno. Las partículas cuánticas tienen la capacidad de influenciarse mutuamente a pesar de la ausencia de cualquier tipo de fuerzas produciéndose entre ellas. El Universo no es un almacén de objetos separados y estáticos suspendidos en el espacio, sino un único organismo de campos de energía interconectados en un estado continuo de transformación. Gracias al campo de energía cuántica (Campo A), nada en el universo está separado. Todo está en relación con todo de manera inmediata, más allá de espacio y tiempo (“no-localidad”). Todo colabora con todo. Ese "campo" representa una fuerza de cohesión de extraordinario poder que hace que nuestro mundo este interconectado, desde el átomo más insignificante hasta la galaxia más lejana. Estamos íntimamente vinculados con todas las cosas y con todos los seres del universo. La separación es una ilusión, una falta de perspectiva y de comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas. La realidad fundamental del universo es que estamos todos unidos por la energía del campo A. Ese “campo cuántico” penetra todo lo que existe en el universo, lo visible y lo invisible; todo está impregnado de él. Todo somos uno: los seres humanos formamos parte del Todo, de la energía primera, una energía cuántica, universal, una inteligencia primera que es la que colapsó la energía... esa energía está uniendo de manera amorosa a todo el universo. Somos naturaleza, somos universo, formamos parte del universo... Tenemos el mismo origen, somos polvo de estrellas, todo se originó de esta energía primera... En el universo todo está amorosamente unido, hay una hermandad total… Explícitamente, en el nivel de la realidad accesible a nuestra mente ordinaria, cada cosa, cada fenómeno, cada acontecimiento, cada uno de nosotros, somos singulares, diferentes. Sin embargo, implícitamente, en nuestra esencia, compartimos un fondo común, estamos unidos, somos interdependientes, constituimos parte del todo, todo somos uno, todo procede, procedemos, de esa energía primera, esencia, principio, realidad, primera. No hay un mundo de objetos o sujetos aislados, independientes unos de otros, no estamos ni somos individuos aislados, no somos una isla, sino que estamos interconectados, somos interdependientes, en él todo está integrado, formamos parte de una red de procesos que interactúan incesantemente. Así que, como todo está relacionado con todo, también nuestra conciencia está vinculada con la de los demás. Descubrir esa Totalidad esencial que nos sostiene, es el comienzo de la verdadera vida y la puerta a la plenitud. Descubrir que somos uno con la totalidad de la Vida, es sabernos básicamente plenos, «totales».

Otro descubrimiento asombroso ha sido que algo que se produce en un lugar tiene efectos instantáneos sobre la realidad en otro sitio, independientemente de la distancia a la que se encuentre. El fenómeno se conoce como “entrelazamiento cuántico”, y consiste en que el comportamiento de una o más partículas depende de las demás; es decir, unas y otras interactúan sin importar la distancia que las separa y de manera simultánea. Permite que dos partículas separadas, incluso a kilómetros de distancia, estén conectadas de una forma que la física clásica no puede explicar. Este fenómeno, ya predicho por Einstein, revela que dos átomos que han estado en contacto permanecen conectados, aunque estén cada uno en un extremo opuesto de la galaxia, de manera que, si uno experimenta un cambio, es golpeado o sufre una sacudida, el otro experimenta lo mismo sincrónicamente. ¿Dónde, pues, se encuentran esas conexiones instantáneas entre los objetos cuánticos que son responsables de sus comunicaciones independientemente del espacio y del tiempo?  En los dominios más sutiles de la realidad, en ese campo cuántico (Campo A). En el campo A, la «información» se trasmite a través de un medio vacío, sin rozamiento y de forma instantánea. No transcurre tiempo alguno desde que la información “parte” (origen) hasta que “llega” (destino). La comunicación no necesita velocidad, ni grande ni pequeña, es instantánea. Todo está permanentemente comunicado. Podemos pues decir que en el campo quántico el tiempo no existe porque no se necesita tiempo para desplazarse por él. De ello se deduce que esta relación se debe a que constituyen una entidad única; su separación es una ilusión. Por tanto, las diversas cosas que se ven y se sienten constituyen manifestaciones diferentes de una misma realidad en donde todo está interconectado. Según la visión clásica se creía que la única forma de producir un efecto sobre lo que ocurría en otro punto del espacio era desplazándose físicamente allí. Sin embargo, ahora se sabe que las conexiones cuánticas trascienden el espacio y el tiempo… es como que las partículas parecen poseer una cierta forma de "telepatía" y se pueden comunicar entre ellas. Los pioneros cuánticos descubrieron la sorprendente capacidad de las partículas cuánticas para influenciarse mutuamente a pesar de la ausencia de cualquier tipo de fuerzas produciéndose entre ellas. En general, las personas piensan que la vida sencillamente va sucediendo a su alrededor, independientemente de lo que ellas hagan, piensen o dejen de hacer... Sin embargo, parece que eso no es así... sabemos que toda la materia está relacionada orgánicamente entre sí… Las cosas no tienen sentido de manera aislada, sino en una red de interrelaciones dinámicas.

La conexión mente-cuerpo-espíritu. La física cuántica y la epigenética proporcionan un entendimiento novedoso acerca del misterio de la conexión mente-cuerpo-espíritu. Desde el nuevo paradigma post-materialista, es posible afirmar que la Mente/Conciencia no son un epifenómeno del cerebro.

  • La mente. Por misteriosa que parezca, la mente no es más que una colección de funciones del cerebro, como sentir y percibir, tener motivaciones y emociones, dormir, aprender y recordar, o pensar y hablar. De esas funciones generales derivan otras más específicas, como ver y oír, sentir hambre, sed o deseo sexual, soñar, envidiar u odiar, amar, olvidar, crear, razonar e intuir, y otras muchas, todas ellas resultado del trabajo de los millones de neuronas del cerebro. Sin él, sin el cerebro, no hay mente. Pero las diferentes funciones mentales no son independientes unas de otras, pues están todas interrelacionadas y funcionan acopladamente.
  • La conciencia. La Conciencia se contempla, hoy, como la realidad fundamental del Universo. Los experimentos científicos sugieren que la Conciencia es una entidad fuera de los confines del cuerpo humano: una energía altamente ordenada y con la capacidad de colapsar la energía en materia física. Los nuevos modelos de la Conciencia la retratan como una entidad capaz de traspasar los límites físicos de todo tipo. Mientras que la física clásica y la teoría genética no reconocen el poder de la mente humana, la nueva ciencia acepta que la conciencia dota a las personas de potentes capacidades creativas para dar forma a sus vidas y a su mundo. De acuerdo con los nuevos descubrimientos de la ciencia, todos los organismos vivos emiten continuamente radiaciones de luz que forman un campo de coherencia y comunicación. Esas ondas cuánticas invisibles se extienden desde cada persona y penetran en todos los demás organismos. De la misma forma, cada persona recibe las ondas de energía del resto de seres, con las que se entrelazan las suyas. En el nivel más básico, cada ser humano es un paquete de energía interactuando constantemente con este vasto campo de energía que es el Universo. Los paradigmas actuales de la medicina occidental generalmente no explican la idea de que la mente puede producir un impacto en la materia.
  • El poder de la mente. La nueva visión de la mecánica del Universo revela que el cuerpo físico puede verse afectado por la mente inmaterial. La mente puede tener la capacidad de producir un impacto en el mundo físico. Los científicos han descubierto que el pensamiento dirigido participa de alguna forma en la creación de la realidad. El poder de la mente sobre la materia parece atravesar el tiempo y el espacio. Orientar los pensamientos intencionalmente parece producir una energía lo suficientemente potente como para cambiar la realidad física. Si la conciencia es más fundamental que la materia, entonces, por supuesto, la mente podría producir efectos en los sucesos físicos.
  • Los pensamientos. Los pensamientos, que son la energía de la mente, influyen de manera directa en el control que el cerebro ejerce sobre la fisiología corporal. La “energía” de los pensamientos puede activar o inhibir la producción de proteínas en la célula mediante interferencias constructivas o destructivas. Cada pensamiento es energía tangible con el poder de transformar. Un pensamiento es una entidad real, como lo es una mesa, pero más sutil, es decir, de una mayor frecuencia vibratoria. Los pensamientos tienen peso y sustancia en el nivel sutil, y pueden influir sobre el resto de las cosas. El recuerdo de todas las cosas se extiende a todos los lugares y a todos los tiempos. Hasta el siglo XX, tanto los médicos como sus pacientes aceptaban que la mente podía influenciar la evolución de un tumor canceroso. Sin embargo, la atención científica actual se ha enfocado únicamente en la materia, hasta el punto que para el materialismo cientifista la mente poco cuenta y el espíritu no existe. El conocimiento que no encaja con las ideas dominantes de una determinada época es ignorado, sin considerar lo válido que sea desde el punto de vista científico.

La capacidad de las personas que se encuentran en el nivel de desarrollo sutil de conciencia para influir en el mundo exterior a través del pensamiento y de la oratoria es enorme. El poder psíquico se nos da en proporción al nivel de consciencia, amor y responsabilidad de cada uno, y no está disponible para individuos con un menor desarrollo espiritual (G. Rodríguez Fraile). La separación entre el cuerpo y la mente es un mito porque ésta realmente puede producir efectos en el cuerpo físico. Existe toda una red de comunicación psicosomática que mantiene unida la mente al cuerpo. Veamos algunos ejemplos.

Ernesto Bonilla. Instituto de Investigaciones Clínicas “Dr. Américo Negrette”
Facultad de Medicina, Universidad del Zulia y Centro de Investigaciones Biomédicas IVIC-Zulia. Maracaibo, Venezuela

Desde la Gran Explosión (Big Bang) estamos entrelazados con todo. Esta interacción existente entre todas las cosas permitiría que los individuos puedan interactuar con las mentes y cuerpos de otras personas. Varios procedimientos de curación mediante la actividad mental están siendo utilizados, tales como la hipnosis, la biorretroalimentación, la meditación, las visualizaciones, el manejo de las emociones y la oración. Se afirma que las curaciones espirituales son realizadas por médicos desencarnados, quienes diagnostican y prescriben tratamientos que generalmente corresponden a los de la medicina convencional, pero con cierta frecuencia, utilizan también procedimientos desconocidos por la medicina moderna, basados en el manejo de campos energéticos que apenas están siendo estudiados por la física. El campo de la investigación parapsicológica ha conducido al estudio de eventos significativos tales como la aparición y comunicación de seres ya fallecidos, las experiencias cercanas a la muerte y las experiencias fuera del cuerpo. Luce evidente que la conciencia puede persistir en ausencia de la función cerebral. Si se acepta el modelo que asume que es la conciencia y no la materia la base de todo cuanto existe, lo que sobrevive es el espíritu o “mónada cuántica”.

Ejemplo del poder de la mente sobre el cuerpo: efecto placebo

Hasta el siglo XX, tanto los médicos como sus pacientes aceptaban que la mente podía influenciar la evolución de un tumor canceroso. Sin embargo, la atención científica actual se ha enfocado únicamente en la materia, hasta el punto que la mente poco cuenta y el espíritu no existe. Pero las evidencias sobre la influencia de la mente en el cuerpo son extensas. Tenemos, por ejemplo, el efecto placebo que se define como la respuesta fisiológica o psicológica a una tableta, inyección o a una intervención quirúrgica que no puede ser atribuida a las propiedades del tratamiento dado y, por lo tanto, es debida a la creencia del paciente en la efectividad del mismo.

El poder de la mente para eliminar una verruga de etiología viral, por ejemplo, tiene una gran significación por la posibilidad de tratar un gran número de enfermedades de la misma etiología mediante el uso del poder mental. En una famosa investigación realizada en la Universidad de Harvard en 1955, se encontró que el simple efecto placebo produjo una tasa de curación del 35% en una amplia variedad de problemas médicos, incluyendo entre otros el dolor postoperatorio, cefaleas, resfriado común, dolores anginosos, mareos y náuseas. A partir de los resultados obtenidos en variados experimentos se recomendaba que no se ridiculizara el efecto placebo porque es muy barato, seguro y ha perdurado a lo largo de la historia de la humanidad. Se ha dicho que la historia de la Medicina es básicamente la historia del efecto placebo.

El poder de la mente

Varios procedimientos de curación mediante la actividad mental están siendo utilizados por millones de personas en un intento de canalizar el potencial que tiene la mente para sanar el cuerpo. Entre ellos, vale la pena destacar a la hipnosis, la biorretroalimentación, la meditación, las visualizaciones, el manejo de las emociones y la oración, que es una forma de curación utilizada desde tiempos inmemoriales que está llamando la atención de los científicos interesados en la salud de los seres humanos.

Todos estamos conectadosHipnosis. El poder de la mente durante el trance hipnótico ha sido usado exitosamente, desde hace cientos de años, para tratar numerosas condiciones mentales y físicas, entre ellas el dolor. Gracias al médico austríaco Franz Mesmer (1734-1815), el procedimiento comenzó a llamar la atención del mundo occidental a finales del siglo XVIII. Su discípulo, el Marqués de Puységur, exploró el trance hipnótico en una variedad de experimentos y describió muchos de los rasgos asociados modernamente con la hipnosis. La hipnosis puede acelerar la curación de heridas, mejorar o eliminar el herpes, la soriasis, dermatitis, ictioderma, el asma bronquial, las alergias, la gastritis, etc. En India, usando sólo la hipnosis como anestésico, Esdaile practicó cientos de intervenciones quirúrgicas: amputaciones de brazos, piernas, dedos y mamas, operaciones de cataratas, extracciones dentales y de tumores de diferentes órganos. Como no todos los individuos pueden lograr la profundidad del trance hipnótico requerida para practicar este tipo de operaciones, el cloroformo, el éter y los anestésicos modernos desplazaron a la hipnosis, pero esta última logró demostrar, sin lugar a dudas, el poder que tiene la mente para controlar el dolor.

Biorretroalimentación. Otra manera de aumentar el efecto de la mente sobre el cuerpo es mediante el entrenamiento de biorretroalimentación. Utilizando esta técnica, la mente ha demostrado su habilidad para controlar la presión arterial. También se ha usado para controlar músculos aislados o en grupos durante el tratamiento de espasmos faciales y de los párpados, cefaleas tensionales y migraña. La NASA ha utilizado la biorretroalimentación para enseñar a los astronautas a controlar los mareos y otras 20 respuestas fisiológicas.

Meditación. Otra técnica que ha demostrado su efectividad para mejorar el control mental sobre el cuerpo es la meditación, utilizada por los indios, japoneses, chinos y tibetanos desde hace más de 500 años. Benson estudió a tres monjes tibetanos quienes practicaban una forma de meditación llamada g Tum-mo. Los monjes se cubrieron con una túnica mojada con agua fría y se sentaron a meditar por 55 minutos en una habitación fría, sin calefacción, usando su mente para aumentar su temperatura corporal. Los tres monjes produjeron dramáticos aumentos de la temperatura corporal que oscilaron entre 5 y 8°C.

Relajación y las técnicas de visualización. Simonton, además de utilizar los tratamientos convencionales para el cáncer (radiaciones, quimioterapia y cirugía), ha usado la relajación y las técnicas de visualización. Al paciente se le pide meditar regularmente tres veces al día durante 15 minutos en la mañana al levantarse, en el mediodía y en la noche antes de acostarse. En el ejercicio de la meditación, los primeros dos minutos son usados para relajarse. Cuando el cuerpo está completamente relajado, el paciente visualiza una escena pacífica de la naturaleza. Un minuto después, comienza su labor de visualización. Primero, se concentra en su cáncer. Luego, visualiza a sus mecanismos inmunes recogiendo las células muertas. Al paciente se le instruye para visualizar un ejército de glóbulos blancos acudiendo al tumor y expulsando las células malignas que han sido debilitadas por el tratamiento médico convencional. Finalmente, antes de terminar la meditación, el paciente se percibe a sí mismo en perfectas condiciones de salud. Los enfermos son instruidos en los principios generales de los mecanismos inmunes y se le muestran fotografías de otros pacientes cuyos tumores son visibles y están respondiendo al tratamiento. En un estudio de 152 pacientes, Simonton encontró mayor éxito en los más optimistas y comprometidos con el proceso terapéutico.

Oración. Dossey revisó más de 100 experimentos científicos, sobre el poder de la oración y encontró que en la mitad de ellos se demostró su efectividad para producir cambios significativos en los seres humanos. Sin embargo, le sorprendía que estas evidencias científicas sobre el efecto de la oración fueran poco conocidas por la comunidad médica por lo que concluyó que el conocimiento que no encaja en las ideas prevalentes es ignorado, sin considerar lo válido que sea desde el punto de vista científico. Fuera del laboratorio, se han documentado curaciones “milagrosas” que representan una clara evidencia del poder de la fe y la oración para sanar el cuerpo. ¿Cómo funciona la oración? Cuando se ora por otros, con pureza en la intención, la conciencia colapsa simultáneamente las intenciones curativas en la mente (como sucede en la telepatía). De allí en adelante, el mismo proceso de curación cuántica funciona como en la autocuración. Por lo tanto, esta clase de curación a distancia también envuelve la autocuración.

ChiLel, técnica china. La medicina china es cuántica porque utiliza las características de ondas cuánticas (yang) y partículas cuánticas (ying) del Chi (energía vital, prana, ki) para clasificar los desbalances de la energía vital y la representación de los órganos en los campos morfogenéticos vitales. En China existe el Hospital Huaxia Zhineng Qigong, fundado por el Dr. Pang Ming quien es un médico entrenado en medicina occidental y china y además es un Gran Maestro de Qigong. El hospital utiliza, con gran éxito, métodos no tradicionales de tratamiento. La clave para la curación de las enfermedades radica en la habilidad para enfocar las emociones y la energía chi en nuestro cuerpo o en el de otra persona con una gran compasión y sin ningún tipo de invasión. Un caso descrito por Braden correspondió a una mujer que acudió a la clínica con un tumor maligno de vejiga. La paciente, completamente consciente, fue acostada en una camilla. Tres médicos (maestros) se colocaron detrás de ella mientras que otro, situado delante, le practicaba una ultrasonografía abdominal. Los maestros comenzaron a repetir las palabras de un mantra: “disuélvase, recupérese”. En cuestión de minutos comenzó a disminuir el tamaño del tumor, hasta desaparecer. A este procedimiento se le denomina ChiLel y fue desarrollado por el Dr. Pang, basándose en el concepto milenario del Qigong (Chigong, Chi Kung) y los de la medicina moderna. El ChiLel consiste de cuatro preceptos.

  1. La creencia de que el Chi o energía de la vida puede curar todas las enfermedades. Los estudiantes (a los pacientes se les llama estudiantes porque están aprendiendo una técnica de autocuración) aumentan su fe en el Chi mediante el estudio de los testimonios de pacientes que se han recuperado después de sufrir enfermedades graves.
  2. La curación en grupo; antes de comenzar el ChiLel, el maestro sincroniza verbalmente el pensamiento del grupo para obtener el Chi del universo y transformarlo en un campo de energía curativa.
  3. La curación con el Chi; el maestro obtiene la energía Chi del universo y se la transmite a cada enfermo para facilitar su curación.
  4. La práctica; los enfermos aprenden los movimientos del ChiLel y lo practican continuamente.

Cuando el paciente entra a este hospital es diagnosticado por un médico (maestro) y asignado a una clase de 50 o más personas por un período de 24 días de tratamiento. Pasa la mayor parte de su tiempo practicando ChiLel (8 horas diarias) sin ver televisión, sin leer la prensa y sin teléfono. Las estadísticas de esta clínica muestran una tasa de éxitos de 95% en un estudio que duró 5 años. El Dr. Pang recuerda a sus estudiantes que lo que es incurable en la medicina convencional no necesariamente significa que es incurable. Enseña que cuando el Chi se concentra aparece la materia y cuando se dispersa, ésta desaparece. Por lo tanto, cuando el Chi se concentra en forma anormal aparece el cáncer y cuando esta concentración se dispersa, el cáncer desaparece. El Chi no tiene color ni forma y exhibe propiedades de la materia, de la energía y de la información. Por ejemplo, una célula viviente, en un nivel tiene membrana, núcleo, retículo endoplasmático, ribosomas; en otro nivel contiene moléculas, átomos, protones y electrones, y en otro nivel se presenta como energía. Finalmente, alcanza un nivel en el cual se manifiesta como materia, energía e información. Según el Dr. Pang, como el chi contiene información, responde a nuestros deseos. Si bien es cierto que las células cancerosas están hechas de un chi anormal, como el chi responde a nuestros deseos, es posible ordenarles que se dispersen para que el cáncer se desintegre. Esta doctrina es la que enseña el Dr. Pang a los maestros y estudiantes de este hospital de ChiLel-Qigong (www.Chilel-qigong.com).

La utilización de la hipnosis, biorretroalimentación, meditación y oración ha permitido demostrar que Descartes estaba equivocado. La separación entre el cuerpo y la mente es un mito porque ésta puede producir efectos en el cuerpo físico. Existe toda una red de comunicación psicosomática que mantiene unida la mente al cuerpo. Nuestros pensamientos, sentimientos, creencias, deseos e intenciones crean emociones que producen la descarga de mensajeros químicos (neuropéptidos) que se difunden en todas las células del cuerpo y actúan sobre el sistema nervioso autónomo, debilitan o fortalecen el sistema inmune y originan cambios hormonales que afectan el cuerpo. En síntesis, las emociones producidas por nuestros pensamientos son el puente entre el mundo físico y el mental. Ya Williams James, a finales del siglo XIX afirmaba que “ninguna modificación en la mente ocurre que no sea acompañada o seguida por un cambio corporal”. Cien años más tarde, Cousin (1989) resumió la visión moderna de la interacción mente-cuerpo con la frase “la creencia se transforma en biología”.

Fuente: Ernesto Bonilla. Conexión mente-cuerpo, fenómenos parapsicológicos y curación espiritual. Revisión.
Instituto de Investigaciones Clínicas “Dr. Américo Negrette”, Facultad de Medicina, Universidad del Zulia y Centro de Investigaciones Biomédicas IVIC-Zulia. Maracaibo, Venezuela


Efectos telesomáticos
Ervin LASZLO en "El universo in-formado"

Las personas no solo pueden comunicarse con otras personas a través de la mente, sino que también pueden interactuar con el cuerpo de otros. Cada vez hay más evidencias de que es posible que la mente consciente de una persona pueda producir un efecto mensurable y repetible en el cuerpo de otra. Estos efectos se conocen como telesomáticos.

Los efectos telesomáticos eran conocidos por las llamadas gentes primitivas: los antropólogos lo llaman «magia simpática». Los chamanes, médicos brujos, y los que practican ciertas magias (vudú, por ejemplo) pueden actuar sobre la persona elegida o sobre una figura de esa persona, como una especie de muñeco. Esta práctica está muy extendida entre la gente tradicional. Sir James Frazer, en su famoso estudio La rama dorada (The Golden Bough), afirmaba que los chamanes americanos nativos dibujaban la figura de la persona en la arena, ceniza o arcilla, y después lo pinchaban con un palo afilado o le infringían cualquier otro daño. Se decía que ese daño se infringiría entonces en la persona que representaba la figura. Los observadores descubrieron que a menudo la persona en cuestión caía enferma o quedaba en estado letárgico, e incluso a veces moría.

Hoy en día hay variantes positivas de la magia simpática, cada vez más ampliamente conocidas y practicadas. Una variante es la rama de la medicina alternativa conocida como cura espiritual. El curandero actúa en el organismo de su paciente  con  medios «espirituales», esto es, enviando información o fuerzas sanadoras. El curandero y su paciente pueden estar frente a frente o a kilómetros de distancia; la distancia no parece alterar el resultado. La efectividad de esta clase de curas puede ser sorprendente, pero está bien documentada. El conocido médico estadounidense Larry Dossey llama a la forma correspondiente de la práctica médica como «Era III de la medicina no-local», sugiriendo que ésta sucede a la Era I de la medicina bioquímica y a la Era II de la medicina psicosomática.

Otra forma de magia simpática orientada positivamente es la curación mediante una oración intercesora. La eficacia de la oración es  bien  conocida por la gente de creencias religiosas  y sus comunidades desde hace cientos o incluso miles de años. Pero el mérito de demostrar  que puede documentarse mediante experimentos controlados se debe al especialista en cardiología Randolph Byrd, que realizó un estudio, asistido por ordenador, de diez meses de duración de los historiales médicos de pacientes de la unidad coronaria del hospital general de San Francisco. Como publicó en el Southern Medical Journal, en 1988, Byrd formó un grupo de experimentación constituido por gente corriente, cuya única característica en común era el hábito de  rezar en congregaciones católicas o protestantes. A las  personas seleccionadas se les pidió que rezaran por la recuperación de un grupo de 192 pacientes. Como grupo de control se seleccionaron 210 pacientes por los que nadie rezaba. Nadie sabía a qué grupo pertenecía cada paciente, ni ellos mismos, ni las enfermeras, ni los médicos. A la gente que tenía que rezar se le dieron los nombres de los pacientes y alguna información sobre el estado de su corazón. Como cada persona tenía que rezar por varios pacientes, al final cada paciente tenía entre cinco y siete personas que rezaban por él. Los resultados fueron significativos. El grupo por el que se rezaba tenía cinco veces menos posibilidades de necesitar antibióticos que el grupo de control (tres pacientes frente a dieciséis), tres veces menos posibilidades de desarrollar edema pulmonar (seis frente a dieciocho pacientes) y ninguno de los pacientes por los que se rezaba necesitó intubación endotraqueal (mientras que sí lo necesitaron doce pacientes del grupo de control). Además, murieron menos pacientes del grupo que recibía oraciones que del grupo de control (aunque este último resultado no era estadísticamente representativo). No importaba lo cerca o lo lejos que estuvieran los pacientes de los que rezaban por ellos, ni la manera de rezar. Solo el hecho de una plegaria concentrada y repetida constituía un factor, sin tener en cuenta a quién iba dirigida la oración o dónde tenía lugar. Un experimento posterior, realizado por un equipo de investigadores dirigidos por W.S. Harris, que estudió el efecto de la oración a distancia y que se realizó bajo condiciones aún más restrictivas, ofreció unos resultados significativamente similares.

La oración intercesora y la curación espiritual, junto con otros experimentos y prácticas mentales basadas en las buenas intenciones, arrojan una evidencia impresionante con respecto a la eficacia de la transmisión telepática y telesomática de información y energía. Las prácticas pertinentes producen efectos reales y mensurables en las personas y cada vez están más difundidas. Pero la corriente dominante de la ciencia no tiene explicación para ellas.


Ver también:

Sección: DE LA CONSCIÈNCIA A LA «CONCIÈNCIA»




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