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Del mito al logos

Reflexión sobre el hombre antes de la filosofía

Situémonos por unos momentos imaginativamente en tiempos de los hombres primitivos y preguntémonos: ¿Cuál debía ser su grado de consciencia y conocimiento de sí mismos y de la realidad? ¿Qué debían pensar nuestros antepasados, cómo debían ver el mundo, cuál debía ser su comprensión de la realidad, cuál la cosmovisión de aquellas primeras civilizaciones, de qué forma la expresaban…?

La realidad está ahí, ante nuestros ojos. Esa realidad es siempre interpretable e interpretada. Desde el principio ha intentado comprender el universo, su propia existencia. Las preguntas ahí están. Y ante esas preguntas ha intentado hallar respuestas. Somos resultado de un largo proceso evolutivo biológico, ideológico, cultural, civilizatorio... La realidad global para el ser humano siempre ha representado un misterio, un misterio difícil de explicar. Pero desde siempre el espíritu humano ha intentado dar sentido a cuanto vive y a todo lo que le rodea. Hasta llegar al nivel de consciencia actual el homo sapiens ha tenido que recorrer un largo y laborioso proceso de toma de «consciencia» de sí mismo y del mundo que le rodea… Los seres humanos han tratado de responderlas desde que empezaron a razonar: así lo atestiguan las distintas cosmogonías, mitos y leyendas sobre el origen del mundo y del Universo que todos los pueblos primitivos elaboraron. El mito, la religión, la filosofía o la ciencia son creaciones humanas que pretenden responder a la pregunta por el sentido de la realidad. Ciencia y religión son las dos grandes visiones del mundo más importantes.

"Del mito al logos" describe el paso del pensamiento mítico al pensamiento racional en la antigua Grecia, marcando el nacimiento de la filosofía. Este concepto se refiere a una transformación intelectual que ocurrió alrededor del siglo VI a.C. en ciudades como Mileto, en la región de Jonia. Aquí, pensadores como Tales, Anaximandro y Anaxímenes comenzaron a reemplazar las explicaciones míticas —basadas en dioses, leyendas y relatos sobrenaturales— por explicaciones racionales basadas en la observación, la lógica y el razonamiento. Expresión con la que se hace referencia al origen de la filosofía como superación de las formas míticas y religiosas de pensamiento y al advenimiento de un pensamiento racional que incluye tanto la filosofía como la ciencia. El desarrollo del pensamiento filosófico marca un hito significativo en la historia de la humanidad, representando el avance desde explicaciones mitológicas hacia un entendimiento basado en la razón y la lógica. Mito: Narraciones tradicionales que explicaban el origen del mundo, fenómenos naturales y la conducta humana mediante dioses y fuerzas sobrenaturales. Eran aceptadas sin cuestionamiento y transmitidas oralmente. Logos: Palabra griega que significa "razón" o "discurso". Representa el pensamiento racional, crítico y argumentativo que busca explicaciones fundamentadas y demostrables.

En la antigüedad los mitos fueron leyendas o relatos que se transmitieron por generaciones para ofrecer respuestas sobre el origen del universo y del hombre, relacionándolos con dioses y mensajeros que actuaban a nombre de éstos. A diferencia de la ciencia que explica los hechos sujetos al rigor de conocimiento racional, exacto y verificable, los mitos ofrecieron a las distintas culturas que los cultivaron una visión integradora del mundo, al facilitar la comprensión de los fenómenos que le parecían extraños a una determinada colectividad, al tiempo que proporcionaban la seguridad psicológica necesaria para la construcción de su identidad. En los mitos, los dioses suelen representar las fuerzas elementales de la naturaleza de los cuales se derivan los fenómenos naturales que condicionaron sus vidas.

El mundo cultural de la Grecia arcaica está recogido en los textos de Homero; Ilíada y Odisea, sus dos principales obras, tienen como marco explicativo el mito. El mito lo explicaba todo: el cómo y el porqué de las cosas, de los acontecimientos… Un conjunto de dioses, representados de las distintas fuerzas de la naturaleza o de las diferentes realidades y capacidades de los seres humanos, eran la causa del universo o la máxima representación de la sabiduría. Todo se explicaba o podía explicarse por medio de la mitología. Si la explicación resultaba demasiado compleja, entonces se recurría al comportamiento arbitrario de los dioses, para poder justificarlo.

Durante muchos siglos los griegos intentaron explicar el mundo y la vida por medio del mito, pero a principios del siglo VI a.C. las explicaciones empezaron a ser más racionales y menos arbitrarias. La actividad filosófica griega surge a principios del siglo VI a. C. como intento crítico de superar las irracionales respuestas míticas. El cambio del mito al logos no fue un proceso instantáneo; fue una transición compleja que se desarrolló a lo largo de décadas, donde las narrativas y la realidad empezaron a desmarcarse. Las historias de dioses y héroes, que habían servido para explicar la existencia hasta entonces, comenzaron a cuestionarse ante convocatorias a la razón y el diálogo. Este movimiento no solo abarcó a los pensadores, sino también al público en general, que empezó a buscar respuestas que fueran más racionales que míticas. Un aspecto clave de este proceso fue el surgimiento del logos, que puede entenderse como un principio de orden, razón y argumentación lógica. En esta nueva mentalidad, las respuestas ya no provenían de lo sobrenatural, sino de la observación, la experiencia y el razonamiento crítico. Este cambio, conocido como el paso de mito a logos, se inició en el siglo VI a.C. en la ciudad de Mileto, donde los pensadores comenzaron a cuestionar las narrativas míticas que tradicionalmente explicaban la existencia y el universo. La filosofía nacía en un contexto donde se entrelazaban la curiosidad intelectual, el deseo de conocimiento y la influencia de diversas culturas.

Por Eugenio Yáñez Rojas(*)

Antes de la reflexión filosófica, es decir, previo a que el hombre diera respuestas racionales a sus múltiples interrogantes, no se encuentra una gran preocupación por el hombre y su destino. El centro de atención lo acaparan las teogonías y cosmogonías, pero no la antropología (o más precisamente la “psicología”, como se llamaba en ese entonces al estudio del hombre. El término psyché significa alma, y logos estudio o ciencia, es decir el estudio del alma). Homero y Hesíodo, por ejemplo, explicaron el origen del mundo y de las cosas respectivamente.

1. Mito y Religión

El mito es una historia sagrada que relata un acontecimiento vivido en los “primeros tiempos”, en el comienzo. Cuenta hazañas de seres sobrenaturales, los cuales a través de un acto “creador” han dado existencia a otros seres como, por ejemplo, el cosmos.

El mito y la religión son más antiguos que la filosofía. Las civilizaciones orientales (chinos, persas, indios) no lograron distinguir o separar la sabiduría de la religión que se materializa en el culto, la oración, el sacrificio, las imágenes divinas, los oráculos, etc. En la sabiduría oriental se encuentra una serie de verdades que pertenecen al patrimonio filosófico, pero por la forma en que se alcanzaba y el sentido que se le daba, nunca superaron el estado pre-filosófico, pues allí la inteligencia está dominada por los sentidos y la imaginación y la concepción del mundo sometida a lo sobrenatural, que recubría la realidad con el velo de la representación mítica. La religión suplanta a la filosofía. El hombre primitivo no puede entender el mundo externo que lo rodea ni su propio mundo interno más que por medio de representaciones míticas. El crecimiento de las plantas, la salud y la enfermedad; el nacimiento y la muerte, el sueño, etc., se atribuyen a seres demoníacos, a fuerzas sobrenaturales. El mito reduce los fenómenos naturales e históricos, con la ayuda de la fantasía, a fuerzas divinas que se representan como personas, según analogías con el hombre y su obrar. Por ejemplo: si estalla una tormenta con rayos y truenos, es Zeus que está lanzando sus rayos o Donar que golpea con su martillo. Helios (el Sol) recorre el cielo en su carro de oro. El dios marino, Poseidón, sacude la tierra; Dionisos hace que crezca la uva dorada. Prometeo aportó a los hombres el fuego. Atenea la construcción de naves y el tejido. Asclepios o Esculapio la medicina. La reflexión mítica de los griegos divinizó las fuerzas y los seres de la naturaleza, dándoles figura humana (antropomorfismo). Lo mismo sucedía con civilizaciones como la egipcia.

Prometeo robó la luz de la sabiduría o fuego divino y la puso al servicio de los hombres. Gracias a ella los hombres inventan todas las artes. Zeus enojado lo castiga encadenándolo a una roca, en el monte Cáucaso, donde un águila le corroe las entrañas, las cuales se regeneran continuamente. Prometeo es llevado al monte por Cratos y Bias (la fuerza y la violencia respectivamente), pero no renuncia a su arrogancia, por el contrario, se sostiene en su soberbia. En Platón, Prometeo aparece como el creador de la estirpe humana. Antes de él los hombres eran infelices. Él es el héroe indómito, el liberador del hombre.

De esta vasta mitología podemos colegir que el hombre es una marioneta de los dioses. Aquel que se rebela, como Prometeo o Sísifo, debe  atenerse al correspondiente castigo. Además, hay una fuerte creencia en el destino que restringe o prácticamente anula la libertad humana, como queda de manifiesto en la tragedia de Sófocles, Edipo Rey.

2. Paso del mito al logos

Grecia representa una suerte de paradigma del desarrollo del espíritu, que va desde una especie de “minoría de edad” caracterizada por las explicaciones míticas y religiosas, hasta la investigación racional de la naturaleza y del hombre. Este proceso se denomina “paso del mito al logos”. En un primer período (Grecia Arcaica), que se extiende desde los siglos IX a VI a. C., prevalecen el mito y la religión. En el segundo (la Grecia Clásica), que va desde el siglo V a IV a.C., prevalece el logos. Sin embargo, este tránsito no fue abrupto, sino un lento proceso, en el cual la reflexión filosófica utiliza el mito a modo instrumental, como en Platón, hasta independizarse en gran medida con Aristóteles. Este paso se va consolidando a medida que de lo oral se pasa a lo escrito, del canto poético a la prosa, lenguaje propio del filósofo; de la narración a la explicación. El filósofo busca explicar las cosas, no solo describirlas.

Los primeros “pensadores” griegos no fueron filósofos sino poetas, simples intérpretes de las primitivas tradiciones religiosas o geniales creadores de mitos como Homero y Hesíodo. En el siglo VII aparecen los poetas órficos (llamados así por el poeta Orfeo), entre los que destacan Esquilo y Píndaro, quienes creen que el principio de todas las cosas está en la noche o en Cronos (Dios del tiempo). Después aparecen los llamados Sabios Sentenciosos o Los Siete Sabios, especie de moralistas o políticos que encerraban en sentencias las verdades prácticas de la sabiduría popular, como Pitaco de Mitiline, Bias de Priene, Cleóbulo de Lindos, Quilién de Esparta, Solón de Alejandría y Tales de Mileto. Ellos en cierta medida preparan el camino para la filosofía o paso del mito al logos. Este último no sólo irrumpe en la filosofía, dándole al filósofo su propio estatus, sino también en la tragedia, la comedia, la geometría y la medicina.

La filosofía griega es un fenómeno urbano que se desenvuelve en las ciudades pequeñas, con gran auge económico, caracterizándose por ser una reflexión que pretende superar la apariencia de lo que inmediatamente se le ofrece al hombre, como los fenómenos naturales. La inmediatez está dada por el ámbito de lo espontáneo, no reflexivo ni teórico-especulativo, con lo que el hombre entra en contacto con la realidad en la que se desenvuelve cotidianamente (la naturaleza, la familia, instituciones, etc.).

Fuente: Crisis y esperanza: una mirada antropológica y ética al hombre contemporáneo

(*) E. YÁÑEZ ROJAS, es doctor en Filosofía por la Universidad de Osnabrück, Alemania. Se ha dedicado particularmente a la reflexión antropológica y ética. Dentro de esta última, se ha especializado en ética económica, política, periodística y de la publicidad. Ha publicado obras como La empresa en la concepción de Juan Pablo II (1986); La Iglesia y el gobierno militar (1987); La economía social de mercado como opción por los pobres, Ética de la publicidad (2003) y numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras.



Ver también:

Cosmogonías, cosmologías, cosmovisiones

Secció: CONEIXENT LA REALITAT




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