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Perspectivas mundiales: Nuevos horizontes

Sendas alternativas frente a la dictadura de la gobernanza global diseñada por los poderosos del mundo.

A principios de cada año se suele reunir en un lugar de Suiza el conocido como Foro de Davos. Allí se reúne la élite económica-política global. Davos representa una de las citas más importantes y deseadas por la élite político-empresarial del planeta en donde se conocen públicamente el estado de los objetivos planificados a años vista, se establecen las líneas maestras de la gobernanza global, se diseña el modo de vida de sus "súbditos", es decir, cómo hemos de vivir el resto de la población mundial. «Davos es, básicamente, un lugar en el que los millonarios les dicen a los políticos lo que tienen que hacer… Y los políticos suelen obedecer». El Foro de Davos es como se conoce a la asamblea anual del Foro Económico Mundial, una organización internacional fundada en 1971. Hoy el Foro Económico Mundial (FEM) puede entenderse como el evento de relaciones públicas de la élite en el que se desarrollan debates y discusiones justificando todo tipo de tropelías para forzar la gobernanza global bajo el discurso bien pensante y políticamente correcto. Están empeñados en la «reestructuración» del orden mundial actual consistente es un sistema socialista global basado en los conceptos sobre la Cuarta Revolución Industrial, la Economía Compartida y el Capitalismo de Partes Interesadas. Consideran que el mundo es de los suyos, que controlan todos los medios de producción, de comunicación y que ellos son los que marcan la pauta de la gobernanaza planetaria. La vanagloriada economía colaborativa tiene como finalidad que la mayoría de la población cada vez tenga menos propiedad privada y consumamos los servicios ofrecidos por las grandes corporaciones que ellos controlan. Ya se debate, por ejemplo, sobre los cientos de millones de personas que no tendrán trabajo, no porque el sistema no pueda, sino porque unos pocos han diseñado que esto sea así. En poco tiempo será visible el efecto de estos debates que acabarán generando cambios legislativos y políticos que conformarán el mundo en los próximos años. Nuestros políticos tienden a cumplir las consignas que se lanzan en esta reunión, en forma de políticas o futuras medidas: no tendrás nada y serás feliz, no viajarás, no tendrás coche, dejarás de comer carne y empezarás a comer bichos, y un largo etcétera. Desde Davos se nos quiere imponer una manera de vivir. Da vértigo contemplar la posibilidad de tal horizonte: podemos considerarnos como marionetas inconscientes en sus manos. ¿Vamos a permitirlo?

Nuestras armas poco pueden hacer ante la dictadura que se cierne sobre nosotros con las políticas emanadas de la gobernanza global. Sin embargo, nos queda la palabra, palabra de denuncia, y la libertad. La palabra para denunciarlo y una libertad responsable y crítica. No todo está perdido y hay alternativas. Nos encontramos en el umbral de algo nuevo. Todos estamos invitados a sumarnos a este momento crucial en nuestra evolución histórica. El mundo no permanece estático, ni está anclado irremediablemente en el inmovilismo de las formas y coyunturas históricas presentes y en la actualidad es protagonista de un sutil pero vivaz dinamismo. Junto al ímpetu de imperiosas fuerzas dominantes, se alumbran pequeños pero significativos gestos de un renacer esperanzador. No todo está perdido y es posible alumbrar nuevos horizontes para el futuro del ser humano con semillas ya sembradas y cultivadas en el presente. No podemos permitirnos el lujo de dejar de remar para no dejarnos engullir por el «sistema». Cada uno debemos aportar nuestro pequeño granito de arema en esa batalla contra las imperiosas fuerzas que intentan subyugarnos. «Perspectivas mundiales» es el título de una serie de obras publicadas por el Fondo de Cultura Económica (FCE), un grupo editorial en lengua española, asentado en México, con presencia en todo el orbe hispanoamericano. En la presentación de la serie se describen algunas de las líneas-fuerza que intentan impregnar el progreso humano a escala planetaria en los últimas décadas: nueva conciencia naciente, nueva visión de la realidad, emergencia de un hombre nuevo, ampliación de horizontes humanizantes, cultivo de la sabiduría en el arte de vivir, armonización entre necesidades humanas y recursos y medios para satisfacerlas, el conocimiento y la ciencia al servicio del progreso de rostro humano, necesidad de superación de la situación presente y apertura a un nuevo despertar de la conciencia individual y planetaria que permita al ser humano re-crear su vida, renacimiento de la fe y la confianza en la persona humana… Horizontes alternativos hacia una sociedad de rostro más humano. A continuación, un resumen de la presentación de la serie, publicada a modo de prólogo, en E. FROMM: ¿Tener o ser? FCE.

El ser humano se encuentra en proceso de desarrollar una nueva conciencia a escala planetaria. A pesar de su aparente cautiverio espiritual y moral, con el tiempo podrá elevar a la especie humana por encima del temor, de la ignorancia y del aislamiento que la acosan hoy día.

Está emergiendo una fuerza ecuménica de la mente y del corazón que le permite al hombre, por medio de su grandeza misteriosa, re-crear su vida.

  • Se progresa en la comprensión de la imbricación mutua entre materia/espíritu, realidad exterior/realidad interior.
  • Se realizan esfuerzos para la rehabilitación de la voluntad humana, el renacimiento de la fe y la confianza en la persona humana, el deseo de recobrar la dignidad humana y la integridad y lograr la realización de sí mismo.
  • Dirigir todo la acción humana hacia soluciones constructivas y no destrructivas.
  • La consecución de la libertad y la paz no sólo son los logros intelectuales, sino espirituales y morales.
  • Existe latente una fuerza que se opone al peligro de una cultura de masas cuantitativa y anónima.
  • Perspectivas Mundiales intenta alentar el renacimiento de la esperanza en la sociedad, y el orgullo del hombre al decidir su destino.
  • Hay una correlación básica entre los elementos de la naturaleza y los del hombre.
  • El sedr humano es la única criatura que no solamente puede decir "no" a la vida, sino también "sí" y llevar una vida más digna y "humana".
  • El ser humano es la única criatura que no solamente puede decir "no" a la vida, sino también "sí" y llevar una vida más digna y "humana".
  • Nuestra preocupación común es el destino de la especie humana: los juicios de valor deben dirigir el cambio tecnológico, porque sin éstos el hombre se queda sin su humanidad.

El hombre se encuentra en proceso de desarrollar una nueva conciencia. A pesar de su aparente cautiverio espiritual y moral, con el tiempo podrá elevar a la especie humana por encima del temor, de la ignorancia y del aislamiento que la acosan hoy día. Está emergiendo una nueva conciencia planetaria, un hombre nuevo, que surgirá de un universo concebido mediante una nueva visión de la realidad.

El hombre ha entrado en una nueva época de la historia de la evolución. Está luchando por conseguir un cambio fundamental, ya que ha intervenido en este proceso evolutivo. Le conviene apreciar este hecho y cultivar su sabiduría para dirigir el proceso hacia su realización y no hacia su destrucción. A medida que aprende a aplicar su comprensión del mundo con fines prácticos, realmente extiende su capacidad innata, aumenta su habilidad y su necesidad de comunicarse, y también su capacidad de pensar y de crear. Con su intervención inteligente en el proceso evolutivo, el hombre ha acelerado y ha extendido mucho el campo de sus posibilidades, pero esto continúa siendo un proceso tentativo, y corre el riesgo de tomar caminos que lo conduzcan a la esterilidad de la mente y del corazón, a la apatía moral y a la inercia intelectual, y aun de producir dinosaurios sociales inadecuados para vivir en un mundo en evolución.

Dirigentes espirituales e intelectuales de nuestra época han contribuido a esta ampliación del horizonte del hombre: aquellos que  tienen conciencia de la verdad de que más allá de las diferencias  entre  los hombres existe una fuerza de unión primordial, ya que todos estamos unidos por una humanidad común, más  fundamental  que toda unidad dogmática; aquellos que reconocen que la fuerza centrífuga que ha esparcido y atomizado a la humanidad debe ser remplazada por una estructura y por un proceso integrador capaces de conferir sentido y finalidad a la existencia; los que comprenden que la ciencia cuando es pura y humilde, lleva al hombre a un campo indeterminado de consecuencias aún no soñadas que pueden surgir de ella. Nuestra situación es nueva. Ninguna civilización había tenido que enfrentarse al desafío de la especialización científica, y nuestra respuesta debe ser también nueva: asegurar que las necesidades espirituales y morales del hombre como ser humano y los recursos científicos e intelectuales que tiene a su disposición para la vida logren una armonía productiva, significativa y creadora.

En cierto sentido podemos afirmar que hoy día el hombre ha recobrado su antigua posición geocéntrica en el universo. Es posible obtener una fotografía de la Tierra desde el espacio distante, el aislamiento de la Tierra en el seno del Universo se ha vuelto evidente. Esta es una idea nueva y poderosa en la historia, como ninguna otra que haya surgido de la conciencia humana.  Todos nos preocupamos seriamente por nuestro medio natural. Esta preocupación no sólo es resultado de las advertencias de los biólogos, de los ecólogos y de los partidarios de la conservación de la naturaleza, sino también de la conciencia penetrante de que algo nuevo ha sucedido, de que la Tierra es un lugar único y precioso.

El compromiso con esta realidad es lo que confiere un impulso universal al pensamiento científico más original y solidario. La ciencia puede volver a servir a la gran familia de las aspiraciones humanas con las que los hombres esperan realizarse en la comunidad mundial como seres que piensan y son conscientes. Es necesario purificar el conocimiento científico, filosófico y cualquier otro conocimiento, tanto racional como intuitivo, y aceptar su interdependencia. La crisis de la conciencia se refleja también en la crisis de la ciencia. Estamos en un nuevo despertar. Está emergiendo una fuerza ecuménica de la mente y del corazón que le permite al hombre, por medio de su grandeza misteriosa, re-crear su vida. Se trata de ofrecer nuevos horizontes al mundo y al desarrollo humano, a partir de la creciente comprensión de que el espíritu y la naturaleza no están separados ni alejados; que la intuición y la razón deben recobrar su convergencia como medios de percibir y fundir el ser interior con la realidad exterior. Se intenta testimoniar el significado superior de la vida, de la biología como se experimenta en un organismo vivo. Pues el principio de la vida se basa en la tensión que relaciona al espíritu con el reino de la materia, reunidos simbióticamente. El elemento de la vida predomina en la textura misma de la naturaleza. Las leyes de la vida tienen su origen más allá de sus meras manifestaciones físicas y nos obligan a considerar su fuente espiritual.

El conocimiento ya no consiste en manipular al hombre y a la naturaleza como fuerzas opuestas, sino que es un medio para liberar a la humanidad de la fuerza destructora del miedo, y señalar el camino  hacia  la  meta  de  la  rehabilitación de la voluntad humana y hacia el renacimiento de la fe y la confianza en la persona humana, el  deseo  de  recobrar la dignidad, la integridad y lograr la  realización  de  sí  mismo. Sólo en una sociedad en que existe conciencia de los problemas de la ciencia, sus descubrimientos pueden lograr grandes cambios en la cultura humana, de tal manera que estos descubrimientos pueden volver más profundo el sentimiento de la unidad humana universal y no destruirlo. Las diferentes disciplinas, la variedad de las experiencias históricas, las diferentes tradiciones, culturas, idiomas, artes, deben protegerse y conservarse; pero al mismo tiempo debe aceptarse la interrelación y la unidad de la totalidad.

Las respuestas últimas a las esperanzas y los temores que invaden a la sociedad moderna se apoyan en la fuerza moral del hombre, en la sabiduría y la responsabilidad de los que promueven su desarrollo. Comprender cuáles son los problemas constituye un requisito necesario, aunque no una condición suficiente, para dirigir todo a la acción hacia soluciones constructivas.

La creciente percepción y responsabilidad de nuestra Época Mundial señala una nueva realidad: que el individuo y la colectividad se complementan y se integran entre sí; que la esclavitud del totalitarismo tanto de izquierda como de derecha ha sido quebrantada por el deseo universal de conquistar de nuevo la autoridad de la verdad y de la totalidad humana. La humanidad finalmente puede confiar, no en la dictadura del proletariado, ni en un humanismo secularizado, corrientes que han traicionado el derecho de propiedad espiritual de la historia, sino en una nueva hermandad sacramental y en una unidad del conocimiento. Esta nueva conciencia ha ampliado los horizontes humanos más allá de todo regionalismo, y ha iniciado una revolución en el pensamiento humano comparable con el supuesto básico, entre los antiguos griegos, de la soberanía de la razón; que corresponde al gran esplendor de la conciencia moral expresada por los profetas hebreos, y es análoga a los principios básicos del cristianismo, o a los de la nueva era científica, la era de la ciencia. dinámica, cuyas bases experimentales fueron puestas por Galileo en el Renacimiento.

Es importante también reexaminar los significados contradictorios y las aplicaciones que tienen hoy día términos tales como democracia, libertad, justicia, amor, paz, hermandad y Dios. La finalidad de estas investigaciones es despejar el camino para poner los fundamentos de una genuina historia mundial, no por naciones o razas o culturas, sino por el hombre en relación con Dios, consigo mismo, con sus semejantes y con el universo, que supere el egoísmo inmediato.

Perspectivas Mundiales está planeada para penetrar en el significado del hombre, que no sólo es determinado por la historia, sino que también determina a la historia.  La historia debe entenderse no sólo en relación con la vida del hombre en este planeta, sino también en relación con las influencias cósmicas que influyen en nuestro mundo humano. Esta generación está descubriendo que la historia no concuerda con el optimismo social de la civilización moderna, y que la organización de las comunidades humanas y la consecución de la libertad y la paz no sólo son los logros intelectuales, sino espirituales y morales, que exigen apreciar la totalidad de la personalidad humana, para renovarse y nutrirse de nuevo en la totalidad de la vida.

Hoy día, en la humanidad existe una fuerza que se opone a la esterilidad y al peligro de una cultura de masas cuantitativa y anónima; hay un nuevo sentido espiritual, aunque a veces imperceptible, de convergencia en la unidad humana y en el  mundo que se basa en lo sagrado de cada persona y en el respeto a la pluralidad de las culturas. Hay una conciencia creciente de que la igualdad no puede evaluarse en términos simplemente numéricos.

Estamos al inicio de una época en que la vida humana lucha por crear nuevas formas en el mundo. Se reconoce la falsa separación del hombre y de la naturaleza, del tiempo y del espacio, de la libertad y de la seguridad, y nos enfrentamos a una nueva visión del hombre que en su unidad orgánica e histórica ofrece una igualdad rica y diversa, y tiene un alcance sin precedentes.  Al relacionar la sabiduría acumulada del espíritu del hombre con la nueva realidad de la Época Mundial, al expresar sus pensamientos y sus creencias, Perspectivas Mundiales intenta alentar el renacimiento de la esperanza en la sociedad, y el orgullo del hombre al decidir su destino.

El hombre ha contribuido cambiar su medio, pero aunque sujeto a los nuevos procesos implicados en este cambio, el proceso de selección continúa operando. Ha cambiado el medio en su aspecto físico y geográfico; pero en especial ha cambiado por los conocimientos que hoy día poseemos. Aceptamos que el conocimiento y la vida son indivisibles, así como la vida y la muerte son inseparables. Somos lo que sabemos, pensamos y creemos; estamos vinculados con la historia, con el mundo y con el universo, y la fe en la vida se afirma por sí misma.

Perspectivas Mundiales se ha comprometido a hacer reconocer que todos los grandes cambios son precedidos por una revaluación y una vigorosa reorganización intelectual. El proceso creador no es una actividad libre, si por libre se entiende algo arbitrario, o sin relación con  la  ley  cósmica. El proceso creador del  espíritu  humano,  el  proceso  de  desarrollo en la naturaleza orgánica y las leyes  básicas  del  reino  inorgánico sólo pueden ser expresiones distintas de un proceso formativo universal. Aunque en el actual periodo apocalíptico sufrimos tensiones excepcionales, también existe un movimiento excepcional hacia una unidad compensadora que se niega a violar el poder moral último  que  funciona en el universo, la fuerza de la cual deben depender todos los esfuerzos humanos. Existe una interdependencia inherente al desarrollo espiritual y mental. El amplio conocimiento humano puede relacionarse con el estudio de la naturaleza del hombre y armonizarse con el campo amplio y profundo del pensamiento y la experiencia humana. Los sistemas ecológicos naturales o creados por el hombre requieren tanto estudio como las partículas aisladas y las reacciones elementales. Hay una correlación básica entre los elementos de la naturaleza y  los del  hombre, la cual no puede separarse. El hombre y la  naturaleza  se integran  y se alteran mutuamente.

Nuestra herencia hebreo-cristiana y greco-romana, nuestra tradición helénica, nos obligan a pensar en categorías exclusivas; pero nuestra experiencia nos desafía a reconocer una totalidad más rica y más compleja que la que puede sospechar el observador común, una totalidad que lo obliga a pensar de tal manera que niega la lógica de las dicotomías. La naturaleza funciona por necesidad; no tiene alternativa, ni voluntad, ni libertad ni elección como el hombre. El individuo debe tener convicciones y valores para vivir. La naturaleza del conocimiento, ya sea científico u ontológico, consiste en conciliar el significado y el ser. Y ser significa realizar las potencialidades, realizarse a sí mismo en armonía con la transformación.

Podemos  concluir  que  el  organismo  es  un  ser  que  perdura  en el  tiempo,  de  hecho  en  el  tiempo  eterno,  ya  que   no   principia con la procreación ni con el nacimiento, ni termina con la muerte. Energía y materia en cualquier forma en que se manifiesten son intemporales y transespaciales. El hombre como hombre debe saber distinguir lo bueno de lo malo, porque si carece de este  conocimiento  no  podrá  elegir  entre  lo mejor y lo peor. La especie humana es diferente de las  especies  animales,  ya  que  éstas  después de haber alcanzado cierta etapa, ya no progresan, sino que se ven dominadas por la rutina y la repetición. El hombre descubrió su naturaleza, y con  este  conocimiento  de  sí  mismo  dejó  la  minoría de edad. Es la única criatura que no solamente puede  decir  "no"  a  la vida, sino también "sí" y llevar una vida más digna y "humana". De esta decisión dependen su complejidad y su grandeza.

El poder humano sobre la vida y sobre la muerte: recientemente el hombre ha adquirido capacidad para destruir o para  crear  la vida misma, y por ello se enfrenta en nuestra época a opciones ilimitadas y sin precedentes del bien y del mal. Nuestra preocupación común es el destino de la especie humana. Hoy día el hombre interviene en el proceso de la evolución, con un poder  que  no  tenían los presocráticos, ni Aristóteles, ni los profetas de Oriente y de Occidente, ni Copérnico, ni Lutero, ni Descartes ni  Maquiavelo. Por consiguiente, los juicios de valor deben dirigir el cambio tecnológico, porque sin  éstos el  hombre se queda sin  su  humanidad  y su necesidad de colaborar con la estructura del universo para darle significado, finalidad y dignidad a su existencia. No debemos perder el tiempo, ya que el cambio hoy día es más rápido que la existencia del hombre.

A pesar de los deberes infinitos de los hombres, a pesar de su poder finito, a pesar de la  intransigencia  de  los  nacionalismos, por debajo de los evidentes disturbios y de las catástrofes de la actualidad, y surgiendo de las transformaciones de este periodo dinámico en que ha brotado una conciencia mundial, la  finalidad de Perspectivas Mundiales es contribuir a hacer latir más rápidamente "el corazón firme de la verdad" e interpretar los elementos importantes de la Época Mundial que hoy día toman forma por esa continuidad clara de los procesos creadores que restituyen al hombre su humanidad y profundizan y amplían su comunión y su relación simbiótica con el universo.

RUTH NANDA ANSHE

Síntesis de la presentación de la serie “Perspectivas mundiales” en E. FROMM: ¿Tener o ser? FCE


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