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A propósito de la educación sexual que se pretende implantar entre nosotros

Hoy las necesidades y los retos que tenemos planteados en el ámbito educativo hacen referencia a una amplia diversidad de campos. En nuestra sociedad  todos los aspectos vitales pueden tener componentes formativos, educativos. Cualquier aspecto vital puede ser objeto de información, instrucción, aprendizaje; es decir, son susceptibles de educación y formación. En nuestras vidas cotidianas muchos son, pues, los aspectos que necesitan de educación y formación. Todo aspecto vital es educable. Entre ellos una de las conductas fundamentales, esenciales, que nos constituyen, que forman parte de nuestra más profunda personalidad y que más influyen en la consecución de una vida satisfactoria y plena: son las relaciones interpersonales, afectivas, y dentro de ellas un papel fundamental lo juega la sexualidad.

La educación afectivo-sexual es de capital importancia  en la conformación de una personalidad sana y equilibrada. El modo de concebirla, orientarla, vivirla, constituye parte esencial de esa formación personal que cada uno necesitamos. En edades tempranas corresponde a los padres y a la escuela el complementarse colaborativamente en esa formación.

Cómo concebir dicha educación, qué contenido darle? Y sobre todo, cómo enfocarla, en qué incidir, qué sentido y orientación darle, qué subrayar en esa educación?
En este sentido en nuestro tiempo se ha producido una escisión, una ruptura. La razón moderna ha operado una escisión entre sexualidad y amor. La ruptura, el divorcio que hoy día prima entre sexualidad, afecto, amor, placer… no está claro que responda a la auténtica verdad del ser humano y está por ver que esa ruptura contribuya a la formación de una personalidad sana, equilibrada, armónica, no neurótica...

Entre las necesidades básicas fundamentales del ser humano se encuentra la necesidad de amar y ser amado, de querer y sentirse querido. El ser humano lo que más profundamente anhela es amor y no solamente sexo. El enfoque que le demos a nuestra orientación y conducta afectivo-sexual condicionarán nuestros más profundos e íntimos horizontes existenciales. Hoy bajo ciertos enfoques y concepciones de la sexualidad la búsqueda del placer aparece como el horizonte máximo al que dirigirnos, la cima suprema a perseguir. El divorcio operado en nuestra cultura entre sexualidad y amor está por ver a los resultados a los que nos conduce. Más aún cuando ésta se la reduce a simple genitalidad. La sexualidad humana es bastante más que sexo. La visión de ella como un simple juguete para divertirse empobrece su sello. Reducir la sexualidad a bien de consumo parece penoso. La sexualidad inteligente es aquella en que, junto a la ternura, se mezclan la complicidad, el misterio, la delicadeza, la pasión y compartir todas las realidades que se tienen y se anuncian. Vivamos pues la sexualidad pero con la hondura  que se merece…

En los últimos tiempos, y sobre todo a raíz de las implicaciones educativas que conlleva la entrada en vigor de la ley del aborto,  la cuestión ocupa un capítulo importante en el debate nacional. Pocos deben estar en contra de que se aborde educativamente esta cuestión. Sí hay mayores discrepancias en el quién debe impartir esa formación en edades tempranas, en cuál debería ser el contenido y el  enfoque a imprimir a esa educación y se critica la orientación que desde el Estado se le está dando de hecho desde hace ya tiempo y se le quiere continuar dando, a partir del imperativo educativo que emana de la nueva ley del aborto…. Sea como sea no son cuestiones triviales, en ellas están en juego aspectos esenciales para el equilibrio, la satisfacción, el bienestar  y la salud psíquica de cada individuo. De su concepción y enfoque penden los penosos, paupérrimos, empobrecidos, míseros y aberrantes horizontes a los que abocamos a las jóvenes generaciones o los luminosos, ilusionantes, llenos de grandeza  que propongamos perseguir a las futuras generaciones.

También en este campo está en entredicho nuestra credibilidad y consideración por parte de las próximas generaciones. De la adecuada “transmisión cultural” que seamos capaces de trasladar a las jóvenes generaciones en cuestiones tan esenciales dependerá que tengamos una sociedad más humana, sana y equilibrada, no reprimida pero tampoco neurotizada, en nuestro inmediato futuro. Hacia dónde nos llevan cada uno de esos dos enfoques de la sexualidad? Qué horizontes nos abren cada uno de ellos? En este contexto y en medio de este debate conozcamos, confrontemos, dos enfoques distintos en esta materia y cada uno que saque sus propias conclusiones.

Entre las necesidades básicas fundamentales del ser humano se encuentra la necesidad de amar y ser amado, de querer y sentirse querido. El ser humano lo que más profundamente anhela es amor y no solamente sexo.

La educación afectivo-sexual es de capital importancia en la conformación de una personalidad sana y equilibrada.

En nuestros días existen diversos enfoques en este tipo de educación.

Urge una auténtica educación sexual que ponga las cosas en su sitio. Hacia dónde nos llevan cada uno de los distintos enfoques de la sexualidad? Qué horizontes nos abren cada uno de ellos?

Frente al modelo de una educación sexual exclusivamente biologicista, abortista, deshumanizadora, que impone el placer y la autosatisfacción como único fin, otros modelos de educación sexual inciden sobretodo en la educación de los sentimientos.

Reducir la sexualidad a un medio para utilizar al otro, sin más, la rebaja de rango, la envilece. La sexualidad desconectada del amor y de los sentimientos conduce a lo neurótico. Falsifica su verdadero sentido.

El lugar donde debe estar situada la sexualidad para que ésta sea sana, es en el campo de la afectividad, de los sentimientos, del amor.

La sexualidad inteligente es aquella en que, junto a la ternura, se mezclan la complicidad, el misterio, la delicadeza, la pasión y compartir todas las realidades que se tienen y se anuncian.

La sexualidad debe ser un lenguaje de amor. La relación sexual se hace verdaderamente humana cuando es de persona a persona.

Sin armonía afectiva el ser humano se rompe, salta por los aires a merced de su parte más animal. Por eso la relación sexual debería ser un acto íntimo de persona a persona, nunca sólo de cuerpo a cuerpo.

El amor humano, para que sea auténtico, debe hospedar en su seno tres ingredientes fundamentales: el físico, el psicológico y el espiritual.

Amor y sexualidad.

Enrique ROJAS, médico psiquiatra

La educación sexual consiste fundamentalmente en la educación de los sentimientos. Lo diría de otra manera más técnica: el lugar donde debe estar situada la sexualidad para que esta sea sana, es en el campo de la afectividad, de los sentimientos, del amor. Un factor de gran importancia en la patología de la sexualidad se debe a la falta de información y formación en este terreno. A ello contribuye a menudo la falta de respeto que la sociedad y los medios de comunicación demuestran hacia un área vital tan importante como es la parcela afectivo-sexual de la vida humana y la banalización con la que a veces se trata.

El amor es una de esas palabras cargadas de los más variados sentidos. Acometerla con un cierto rigor no es tarea fácil. De ella existe un auténtico abuso. En ella se dan cita un conjunto de significados que es preciso matizar. Hay razones de peso para abandonar la tarea, sobre todo si echamos una mirada a nuestro alrededor y vemos cómo es tratada en los grandes medios de comunicación social. El uso, abuso, falsificación, manipulación, adulteración y cosificación del término amor, ha ido conduciendo a una cierta ceremonia de desconcierto.

Tener las ideas poco claras en algo tan primordial como esto, es a la larga dramático y se paga con creces a la hora de la verdad. Durante décadas en Occidente nos hemos preocupado mucho de la educación intelectual y sus rendimientos. Pero el descuido en lo afectivo ha sido mayúsculo.  A mí me parece que la mejor fórmula es buscar un amor inteligente, que decide integrar en la misma operación ambas esferas psicológicas: sentimientos y razones dándose luz recíprocamente.

Su menesterosidad es biográfica. El amor es lo más importante de la vida, su principal guión. Lo expresaría de forma más rotunda: yo necesito a alguien para compartir mi existencia. Algo frente a alguien. El perímetro del vocablo amor muestra una gran riqueza en castellano: querer, cariño, estima, predilección, enamoramiento, propensión, entusiasmo, arrebato, fervor, admiración, efusión, reverencia... En todas hay algo que se repite como una constante: tendencia basada en la elección hacia algo, que nos hace desear su compañía y su bien. Esta dimensión de tender hacia algo no es otra cosa que predilección: preferir, seleccionar, escoger entre muchas cosas una que es válida para esa persona.

La sexualidad debe ser un lenguaje de amor

Amor y sexualidad deben formar un binomio irrenunciable. La vida sexual tiene mucha importancia en la armonía de la pareja. El amor humano, para que sea auténtico, debe hospedar en su seno tres ingredientes: el físico, el psicológico y el espiritual. El amor es el principal argumento. Alrededor de él giran y se mueven una serie de elementos decisivos de la vida, pero él constituye el auténtico gozne, eje diamantino y centro de operaciones desde el que las demás realidades cobran y reciben su sentido.

Una sociedad de progreso material, pero sin rumbo, perdida, sin tener unas bases sólidas y aturdidas por mensajes contrapuestos. En nuestra cultura el orgasmo es tomado como unidad básica, como experiencia cumbre para cogerle este pulso positivo a la vida. Urge una auténtica educación sexual que ponga las cosas en su sitio, al menos para los que quieran tener las ideas claras sobre un asunto tan central. La relación sexual se hace verdaderamente humana cuando es de persona a persona. Pervertir el significado de la sexualidad es llevar al ser humano al vacío, a la esclavitud y a la desintegración. Al primero, porque lo que llena de verdad es lo que mejora y perfecciona a medio-largo plazo. Al segundo, porque no se le puede hablar a un esclavo de libertad. Al tercero, porque sin armonía afectiva el hombre se rompe y salta por los aires a merced de su parte más animal, que ahora dirige sus pasos hacia una patología de sus significados profundos. Por eso hay que volver a subrayar que la relación sexual es un acto íntimo de persona a persona, nunca de cuerpo a cuerpo. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que cuando al otro se le trata sólo como ser físico, portador de un cuerpo, se ha escamoteado la grandeza y profundidad del mismo. Esto es lo que pasa hoy en algunas ocasiones.

Por una parte estamos anegados de sexo mediante una propaganda erótica continua. Es difícil si uno se deja llevar por esos derroteros ver la sexualidad con unos ojos limpios, sanos, normales. Permanentemente somos invitados al sexo por los medios de comunicación social. Y esta convocatoria se hace de forma divertida, epidérmica, como una liberación que planifica y conduce a la maduración de la personalidad. Todo ese mensaje, apretado, sintético, englobado y envuelto en sus mejores aderezos, lleva al que no tiene las ideas claras a pensar que ésa es la condición humana. Y nada más.

Y eso es sustancialmente falso: reducir la sexualidad a un medio para utilizar al otro, sin más, la rebaja de rango, la envilece. La sexualidad desconectada del amor y de los sentimientos conduce a lo neurótico. Falsifica su verdadero sentido y, hablando y pregonando de libertad, se termina en una de las peores esclavitudes que puede padecer un sujeto: vivir con un tirano dentro que empuja y obliga al contacto sexual preindividual y anónimo.

El hombre banalizado, encanallado, trivial, insignificante para lo más grande, que reduce la sexualidad al placer genital de usar y dejar. Y nada más. Nos sumergimos, así, en la sexual performance: las marcas o retos sexuales.

¿Dónde debe ubicarse la sexualidad? ¿En qué zona hay que situarla dentro de la geografía de lo humano? ¿Es una pieza suelta que debe ir y venir según su antojo y apetencias?

Hay que trabajar una educación sexual en la que se integren todas las variables apuntadas. La sexualidad no es algo puramente biológico, un placer ligado al cuerpo, sino que mira a lo más íntimo de la persona. Por tanto, una primera conclusión: la sexualidad es una pieza integradora de los planos físicos, psicológicos, espiritual y cultural. Visión del hombre completo. Si la vocación principal del hombre es el amor, toda la vida sexual debe vertebrarse en torno a él. Ahí debe situarse la sexualidad. La sexualidad es un componente fundamental de la persona. La madurez de la personalidad consiste, entre otras cosas, en conocerla, saber para qué sirve y gobernarla, ser dueño de ella y no a la inversa. La sexualidad conyugal es la expresión directa de la donación de uno a otro, de una persona a otra. Relación singular personal e íntima.

La sexualidad del hombre es bastante más que sexo. Vehículo privado de acercamiento y comprensión, de goce compartido y de donación total. La visión de ella como un simple juguete para divertirse empobrece su sello. Es indudable que tiene en el orgasmo el placer del cuerpo en sus niveles más altos. Pero no debe quedarse ahí. Hay que tener una visión de la sexualidad en el conjunto de la persona. La maduración consiste precisamente en eso: llevarla a que se incruste en la persona global. Cuando nos quedamos en el campo exclusivamente biológico, al no ser capaces de totalizar, éste no refleja las ricas y múltiples implicaciones e interdependencias que tiene. Es el arte de ensamblar. La mirada inteligente puesta sobre esta parcela. Reducir la sexualidad a bien de consumo parece penoso.

La sexualidad inteligente es aquella en que, junto a la ternura, se mezclan la complicidad, el misterio, la delicadeza, la pasión y compartir todas las realidades que se tienen y se anuncian.

Fórmula para el éxito en el buen entendimiento sexual. Certera combinación mezcla con arte y talento, en todo se ordena a la comunicación profunda y a la alegría del otro y a la propia.

La sexualidad como encuentro personal.

Cuando la relación sexual es tan sólo contacto entre dos cuerpos que buscan el placer, no se puede hablar entonces de un auténtico encuentro personal, presidido por la afectividad. Será ésa una relación anónima, preindividual, que no apunta hacia la plenitud y al crecimiento de ambos, sino que se sumerge en la bóveda de la voluptuosidad dionisíaca de las sensaciones. A la larga, si ese contacto se mantiene, irá distanciando a esas dos personas, que se verán desnudas no sólo físicamente, sino sobre todo en sus formas de ser, quedando al descubierto la pobreza psicológica y espiritual de los dos.

En el animal el instinto sexual lleva a la búsqueda del placer por encima de todo. En el ser humano maduro deberán existir otras motivaciones más profundas, que sean capaces de dirigir y encauzar las pulsiones sexuales hacia la mejor configuración de uno mismo. Por eso, podemos afirmar que el animal se mueve regido por los instintos, mientras que el hombre posee tendencias que puede gobernar con su inteligencia y voluntad. Las diferencias son muy claras. Pero en una sociedad erotizada, que ha hecho del sexo un comercio estandarizado, lo sitúa a éste en un plano de igualdad con el animal, degradando la sexualidad a mero enlace corporal descomprometido, regido tan sólo por esas dos variables hoy en boga: hedonismo y permisividad, placer y campo abierto de experiencias cada vez más atrevidas: por esos derroteros muchas vidas se pierden en una nebulosa sin brújula, donde todo va a la deriva.

La sexualidad no es algo externo, sino que incide en el núcleo más íntimo de la persona, de ahí la necesidad de que el tema sea abordado con esa triple visión: física, psicológica y espiritual. Así la relación de pareja se hace encuentro de personas y no de sólo de cuerpos. Y todo cobra un relieve nuevo.

El cuerpo es un vehículo de amor. Y en el acto sexual lo es también apasionado y sosegado, lleno de emoción y sereno. Por eso la relación sexual es tan comprometida: implica, vincula, une y por supuesto, responsabiliza. En el sexo sin amor no hay responsabilidad, sino simple juego divertido con el cuerpo del otro, como cosa. En el amor sólido se ensamblan amor y responsabilidad. Así se alcanza esa pretensión excelsa: integrar la sexualidad en la persona. Cuando el amor deja de ser auténtico para hacerse egoísta e impersonal, la primera víctima del mismo es la persona y en consecuencia, esa pareja, cuya vulnerabilidad se hace cada vez más patente. Es un sexo que se vuelve mentira y que niega lo mejor del hombre. A la larga, se desliza hacia la esclavitud y se va a colar por algún vericueto que le lleva a ser prisionero de una tiranía despótica cada vez más distante del amor real, puro, genuino, verdadero.

Enrique ROJAS: Amor y sexualidad (extractos)


Expertos en Bioética denuncian que la educación sexual que implantará el gobierno es de carácter ideológico ( 10/12/09 )

La noticia dada por la ministra de Sanidad sobre la implantación obligatoria, en todo el ámbito escolar, de un tipo de educación sexual que se impartiría desde los 11 años por personal ajeno a los centros, y las declaraciones del secretario general de este ministerio afirmando que esta educación tendría como objeto derribar tabúes, ha llevado a estar muy atentos a lo que des de el Estado se pretende llevar a cabo en estas cuestiones.

En el análisis ético de los contenidos de la información sexual que se pretende dar a los menores y adolescentes, se recuerda que "los objetivos desarrollados desde el Proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva van más allá de la mera información sanitaria, incluyendo aspectos sobre los que existe una confrontación ideológica en la sociedad, ya que no es lo mismo dar una orientación de la sexualidad dirigida hacia la creación de compromisos estables que darla orientada hacia un concepto de sexualidad de carácter lúdico en la que los compromisos se rechazan, no estando capacitado el Estado para imponer una de las dos visiones, concurriendo, si lo hace, en adoctrinamiento educativo".

Este tipo de formación no debería hacerse de espaldas a los padres y al ideario de los centros como, al parecer, pretende el Ministerio de Sanidad al adjudicarla a farmacéuticos o personal no docente. Complementariamente, desde el ámbito jurídico se pone de relieve la posible vulneración de los derechos de los padres a orientar la educación de sus hijos reconocida por el artículo 27.3 de la Constitución.

Colectivos de padres también dejaron oír su voz a través de Inmaculada López, secretaria de la Federación España Educa en Libertad, quien manifestó que "los padres no van a permitir que el Estado les suplante en esta cuestión de profundo calado moral y vital para el futuro de sus hijos, ya que son éstos quienes mejor pueden conocer el desarrollo psicológico y afectivo de sus hijos de modo individual", afirmando, además: "Esperamos que los centros educativos no colaboren, en ningún caso, con este proyecto ideológico.

Se afirma también que en esos programas algunos profesionales sanitarios dan una información exclusivamente biologicista recomendando preservativos y anticonceptivos exclusivamente. De ahí, la necesidad de que la formación sea más diversificada, incluyendo aspectos morales y psicológicos. Aún así, el conflicto puede ser inevitable ya que los padres pueden y deben querer ser los principales responsables de la educación de sus hijos para que no se banalice el contexto de las relaciones sexuales. Se pidió que se realicen campañas dirigidas a fomentar la concienciación de los padres aún no implicados con sus hijos en esta tarea educativa.


Profesionales por la Ética denuncia en un vídeo la moral sexual que el Gobierno quiere para nuestros hijos (31/05/10)

La Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo que entrará en vigor el próximo 5 de julio llevará a las escuelas españolas lo que la propia norma denomina una «educación sexual adecuada». Profesionales por la Ética ha realizado un vídeo titulado «Educación sexual del gobierno» en el que se muestran imágenes y textos tomados de publicaciones destinadas a jóvenes y a adolescentes editadas por los Ministerios de Educación y Sanidad y las Consejerías de Sanidad de Andalucía y Cataluña.

Ver Vídeo: «Educación Sexual del Gobierno», realizado por Profesionales por la Ética. Con este vídeo, Profesionales por la Ética pretende informar a los padres y a los centros educativos para que estén alerta, se informen, se formen y se opongan al adoctrinamiento escolar que se encubrirá como educación para la salud en la escuela. En realidad, este modelo de educación salud sexual lleva difundiéndose desde la Administración estatal, autonómica y municipal, desde hace años: talleres de educación afectivo-sexual, guías, folletos y materiales multimedia. El video expone en qué consiste este modelo.

A título de ejemplo, el vídeo muestra el índice de uno de estos folletos, con temas como los siguientes: la masturbación, fantasías sexuales, deseo, excitación y orgasmo, homosexualidad, heterosexualidad, la primera vez, las primeras veces, relaciones sexuales. Se incorporan también viñetas que enseñan a los jóvenes a ponerse un preservativo femenino, dibujos y explicaciones de cómo detectar sus zonas erógenas o como tener relaciones sexuales completas. Las imágenes se alternan con textos procedentes de los mismos folletos y materiales, con frases como las siguientes: "La sexualidad no es sólo la penetración del pene en la vagina, el ano o la boca. Es la capacidad de disfrutar de nuestro cuerpo y del de otra persona del mismo, o diferente sexo".

Como explica Leonor Tamayo, coordinadora de la campaña Haz volar la Libertad de Educación, de Profesionales por la Ética:

"se trata de una educación abortista, profundamente ideologizada y completamente deshumanizadora, ya que impone el placer y la autosatisfacción como único fin, sin ningún tipo de límite, reduciendo la educación sexual a la genitalidad".

De hecho, el vídeo contiene imágenes muy fuertes; por ellos  advertimos desde su inicio que pueden herir la sensibilidad de algunas personas. Y, desde luego, no es apto para menores. Además del video, PpE da algunos enlaces a materiales sobre educación sexual para jóvenes contenidos en páginas-web de las administraciones públicas:

¿Seguro que es este el modo de hacer más humana, feliz y sostenible nuestra sociedad?


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