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LA NECESIDAD DE ALFABETIZACIÓN HOY      

Las nuevas alfabetizaciones y el papel de la escuela

¿Tiene sentido hablar de "alfabetización" a principios del S. XXI? Aunque la función de «educar» es primordial para la institución escolar, históricamente la alfabetización ha sido uno de los ejes centrales de su acción. Antes que cualquier otro conocimiento, las escuelas han existido desde hace muchos siglos básicamente para enseñar a leer y escribir. Hoy hay un gran consenso en que no es lo único de lo que debe ocuparse la escuela. Se supone que también deben enseñarse otros conocimientos básicos cuyos contenidos van cambiando con el tiempo. En un mundo donde el libro va perdiendo protagonismo, y donde surgen otros nuevos desafíos y nuevas formas de producción y transmisión de la cultura, se empieza a hablar de alfabetizaciones emergentes o múltiples para referirse al conjunto de saberes que se vuelven cada vez más necesarios en nuestras sociedades.

Presentamos una extracto de una entrevista con Inés Dussel, Doctora en Educación, Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, coordinadora del área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), y directora del Posgrado de Capacitación Docente “Las nuevas alfabetizaciones”, dictado por la Escuela de Capacitación Docente CePA, de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Nuevas ignorancias, nuevas alfabetizaciones

“La ignorancia ha sido la causa común, a lo largo de la historia de la humanidad, de sospechas y desconfianzas entre los individuos y entre los pueblos cuyas diferencias han desembocado a menudo en guerras”. Estas palabras, a partir de la Constitución de la UNESCO (1945), reaparecen hoy con mayor importancia. Mientras que la globalización ha unido a los pueblos, también ha supuesto la aparición, o reaparición en un nuevo contexto, de formas inquietantes de ignorancia. Todo ello forma parte de las “nuevas ignorancias”.

¿Cómo enfrentarse a los desafíos que suponen estas “nuevas ignorancias” desarrollando unas “nuevas alfabetizaciones” – es decir, el conocimiento, los valores y las capacidades necesarias para afrontarlas?

Las nuevas alfabetizaciones  y el papel de la escuela

Durante siglos, aprender a leer y a escribir fueron las habilidades básicas que la escuela se propuso transmitir bajo el concepto de "alfabetización". A partir de las transformaciones sociales, económicas y culturales de las últimas décadas, nuevos saberes y conocimientos son necesarios para desenvolverse en la sociedad. En este contexto, se hace necesario repensar el concepto de alfabetización.

Fundación Leer: El sistema educativo argentino lleva, en su momento fundacional, la impronta de la alfabetización. ¿Cuál era, en ese contexto, el significado y el alcance del concepto?

Inés Dussel: La alfabetización era, en un comienzo, enseñar a leer y a escribir, y algunos rudimentos de matemática, básicamente de aritmética. Una persona alfabetizada era alguien que podía leer, escribir, sumar y restar. Pero esta idea de alfabetización estaba pensada, también, como la base de la inserción en la sociedad y como la formación del ciudadano. El propósito era formar a un ciudadano, a un sujeto capaz de comportarse “correctamente” en la sociedad, de respetar las leyes y la autoridad, pagar sus impuestos, obedecer en el trabajo. La alfabetización incluía, entonces, los contenidos mínimos, pero también era la visión de la formación de un ciudadano nuevo.

F.L.: Al ritmo de las transformaciones sociales y culturales, el término alfabetización va siendo también eje de cambios o de la necesidad de ampliar su sentido. ¿Cómo se fue modificando este concepto? ¿Qué sentidos adquirió históricamente?

I.D.: La idea de alfabetización en un sentido más amplio, que supere el concepto de enseñar a leer, a escribir y conceptos de aritmética, es bastante reciente. Yo diría que comenzó a desarrollarse durante el siglo XX. El uso metafórico del concepto, como alfabetización mediática, digital, tecnológica, ciudadana, surgió hace no más de 20 años.

El debate en torno a la alfabetización incluía aquellos temas referidos a la lectoescritura. Recién ahora, se está ampliando esta idea. La concepción con la que trabajamos es la de ampliar la idea de alfabetización para incluir aquellos saberes básicos que hoy la escuela debería transmitir, aquellos saberes que definen qué significa ser hoy una persona alfabetizada. Tanto en términos de lectoescritura como en función de otras áreas, es necesario repensar cuáles son esos saberes.

F.L.: ¿Cuáles son las nuevas formas de construcción del conocimiento que se generan a partir de las últimas transformaciones (básicamente relacionadas con medios de comunicación y tecnologías)?

I.D.: En términos de la construcción del conocimiento es necesario pensar qué pasa fuera de la escuela y qué pasa en el sistema educativo en general. Por un lado, existen muchas otras agencias culturales además de la escuela. Es decir, si hasta hace unas décadas, la escuela era la única agencia legítima y autorizada para transmitir la cultura, hoy existen los medios masivos de comunicación, Internet, y otros canales para la circulación del saber.

Pero, además, hay una desvalorización de la escuela como agencia cultural valiosa. La escuela es vista como una institución que ya no transmite ningún saber de punta, dinámico. Hubo un cambio importante que hizo que la escuela pasase de ser considerada una agencia transmisora de saberes y conocimientos innovadores, a ser vista como un aspecto residual de una cultura anterior. Es cierto, que si uno piensa en la situación actual de crisis y en los saberse que son necesarios en este contexto -como la capacidad de organizar cooperativas o la posibilidad de tener iniciativas originales- y se pregunta cuánto de esto se aprende en la escuela, la respuesta es que se aprende poco. En una sociedad y en una economía en proceso de cambio y transformación tan profundo, la escuela aparece desfasada. Es preciso querer a los que se están formando lo suficiente como para ayudarles a prepararse para vivir en este mundo, pero también, para que renueven este mundo.

F.L.: ¿Qué lugar le toca a la escuela como transmisora de saberes y de conocimientos?

I.D.: Por un lado, hay intentos de la escuela de “ponerse al día”, hay renovación de rituales, de los métodos de enseñanza, hay textos nuevos, hay diseños curriculares nuevos, y hay propuestas diferentes por parte de muchos docentes, con temas de interés que antes no se trabajaban.

Por parte de los maestros, también las actitudes son diferentes. Hay quienes rechazan la necesidad de ampliar el concepto de alfabetización  incorporando todos aquellos otros saberes que los educandos necesitan para desenvolverse en la sociedad actual y quienes  incorporan nuevas estrategias, nuevos contenidos, y que viven estas transformaciones como posibilidades para enriquecer su labor.

Además de esto, hay algo muy importante que tiene que ver con que no todo lo que aparece en los medios o Internet es cierto, bueno o de calidad, y en ese sentido, la escuela tiene la función de enseñar a distinguir, a diferenciar, a comprender. La escuela debe formar individuos críticos con la sociedad y la cultura en la que viven.

F.L.: Teniendo en cuenta la actual situación de crisis y el aumento de la pobreza y de la marginalidad, los nuevos lenguajes y códigos necesarios para vivir en la sociedad suelen estar desigualmente distribuidos. ¿Qué lugar tiene la escuela en el proceso de inclusión de todos en su tarea alfabetizadora?

I.D.: Escolarizar todos esos saberes –los tradicionales y los más nuevos- es democratizar. Las nuevas tecnologías, la televisión, el video,  etc. deberían utilizarse más dentro de la escuela. Los que se están formando deben poder leer críticamente los medios y  deben aprender a producir algo propio con esos medios.

Pero además, la escuela debe ser un espacio de democratización de los saberes, incluyendo la enseñanza de habilidades como leer y escribir de manera creativa, en el sentido de ayudar a dejarse conmover por la lectura, a poder acercarse a la experiencia de otros, al mundo de otros. Eso no implica sólo una competencia técnica, requiere otras cosas que muchas veces la escuela no transmite.

En este punto, hay una fuerte necesidad de generar una relación con los libros y también con la escritura para poder expresarse, para tener una voz propia, para poder comunicar aquello que cada uno tiene para decir, para compartir con otros, para conmover a otros. La escuela debe renovar los contenidos que transmite, pero también hay que reafirmar los contenidos básicos y replantearse aquellos saberes que constituyen, hoy, la alfabetización básica.

Si la escuela hace algo en relación con eso, va a contribuir grandemente a la construcción de un mundo más justo, más democrático.

Entrevista: Valeria Dotro
Extractes i adaptació a partir de:
http://www.educared.org.ar/contenidos/2002/ER2002_10_29/05_entrevista.asp

 

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