Projecte d'una antologia de textos d'inspiració clàssica

MUCHAS SON LAS MARAVILLAS…”

SÓFOCLES: Antígona 333-375

CORO Str. 1.: Muchas cosas asombrosas existen y, con todo,

nada más asombroso que el hombre.

Él se dirige al otro lado del espumeante mar

con la ayuda del tempestuoso viento del sur,

bajo las rugientes olas avanzando,

y a la más poderosa de las diosas,

a la imperecedera e infatigable tierra,

trabaja sin descanso, arándola con la estirpe del caballo,

haciendo voltear los arados año tras año,

Ant. 1. De ligero pensamiento el linaje de las aves

tras capturar se lleva,

y las razas de fieras salvajes

y las marinas criaturas del ponto

345 con lazos trenzados en red / hombre ingeniosísimo; se apodera

con inventos de la salvaje fiera que anda por el monte, y al caballo

350 de cuello hirsuto lo conducirá

bajo el yugo que rodea la cerviz

y al incansable toro montaraz.

Str. 2. Se enseñó a sí mismo el lenguaje y el alado pensamiento,

así como las civilizadas maneras que rigen ciudades ,

y también, fecundo en recursos,

aprendió a esquivar bajo el cielo

los dardos de los desapacibles hielos y los de las lluvias inclementes.

Nada de lo por venir le encuentra falto de recursos.

Sólo del Hades, el reino de la muerte, no tendrá escapatoria.

Pero incluso de enfermedades que no tenían remedio

ha discurrido posibles escapatorias

 

 

En 1486, Giovanni PICO DE LA MIRANDOLA retomaba la idea en uno de los más hermosos testimonios de fe en el ser humano:

Estableció por lo tanto el Supremo Artesano que aquél a quien no podía dotar de nada propio le fuese común todo cuanto le había sido dado separadamente a los otros. Tomó por consiguiente al hombre que así fue construido, obra de naturaleza indefinida y, habiéndolo puesto en el centro del mundo, le habló de esta manera:

“-Oh Adán, no te he dado ni un lugar fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que les hemos prescrito. Tú, no sometido a cauces algunos angostos, te la definirás según tu arbitrio al que te entregué. Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la forma que prefieras para ti. Podrás degenerar a lo inferior, con los brutos; podrás realzarte a la par de las cosas divinas, por tu misma decisión.”

De dignitate hominis, 2

 

 

LOS DIOSES DE GRÈCIA (Der Götter Griechenlandes)

Friedrich Schiller:

Poesía filosófica, Ed. Hiperión, Madrid, (2ª ed. 1994).

Cuando aún gobernabais el bello universo,

estirpe sagrada, y conducíais hacia la alegría

a los ligeros caminantes,

¡bellos seres del país legendario!,

cuando todavía relucía vuestro culto arrebatador,

¡qué distinto, qué distinto era todo entonces,

cuando se adornaba tu templo,

Venus Amazusia!

Cuando el velo encantado de la poesía

aún envolvía graciosamente a la verdad,

por medio de la creación se desbordaba la plenitud de la vida

y sentía lo que nunca había sentido.

Se concedió a la naturaleza una nobleza sublime

para estrecharla en el corazón del amor,

todo ofrecía a la mirada iniciada,

todo, la huella de un dios.

Donde ahora, como dicen nuestros sabios,

sólo gira una bola de fuego inanimada,

conducía entonces su carruaje dorado

Helios con serena majestad.

Las Oréadas llenaban las alturas,

una Dríada vivía en cada árbol

de las urnas de las encantadoras Náyades

brotaba la espuma plateada del torrente.

(...)

La seriedad tenebrosa y la triste resignación

fueron desterradas de vuestro alegre servicio,

todos los corazones debían latir felices,

pues estabais emparentados con la felicidad.

No había entonces nada más sagrado que lo bello,

el dios no se avergonzaba de ninguna alegría

donde las inocentes musas se ruborizaban,

donde las Gracias se ofrecían.

(...)

Hermoso mundo, ¿dónde estás? ¡Vuelve,

amable apogeo de la naturaleza!

Ay, sólo en el país encantado de la poesía

habita aún tu huella fabulosa.

El campo despoblado se entristece,

ninguna divinidad se ofrece a mi mirada.

De aquella imagen cálida de vida

sólo quedan las sombras.

Todas aquellas flores han caído

ante el terrible azote del norte,

para enriquecer a uno entre todos

tuvo que perecer ese mundo de dioses.

Con tristeza te busco en el curso de los astros,

a ti Selene, ya no te encuentro allí,

por los bosques te llamo, por las olas,

pero resuenan vacíos.

(...)

Ociosos retornaron los dioses a su hogar,

el país de la poesía, inútiles en un mundo que,

crecido bajo su tutela,

se mantiene por su propia inercia.

Sí, retornaron al hogar, y se llevaron consigo

todo lo bello, todo lo grande,

todos los colores, todos los tonos de la vida

y sólo nos quedó la palabra sin alma.

Arrancados del curso del tiempo, flotan

a salvo en las alturas del Pindo;

lo que ha de vivir inmortal en el canto,

debe perecer en la vida.

-

Traducció castellana de Daniel Innerarity.