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Relaciones de ayuda: posibilidades de contribuir al desarrollo humano de una persona estableciendo auténticas relaciones interpersonales

El encuentro con uno mismo a través de una relación interpersonal auténtica (I)

Las relaciones interpersonales desempeñan un papel clave en el desarrollo de una persona. Existe una relación estrecha entre relaciones interpersonales y desarrollo de la personalidad.

La mejora de la personalidad de una persona es inconcebible sin el suelo nutricio de un entorno social humanamente enriquecedor. Al contrario, entornos humanamente empobrecidos, degradados o invalidantes, pueden conducir a ciertas personalidades a necesitar importantes dosis de comprensión, apoyo, ayuda, acompañamiento y amor (un tipo de amor sanador que incluso puede contribuir a curarnos).

Se trata de entretejer un tipo de relación que constituya la base adecuada para una modificación constructiva de la personalidad del otro.

  • El verdadero cambio sólo puede surgir de la experiencia adquirida en una relación (una relación interpersonal auténtica).
  • Si puedo crear un cierto tipo de relación, la otra persona descubrirá en sí mismo su capacidad de utilizarla para su propia maduración y de esa manera se producirán el cambio y el desarrollo individual.
  • Cuanto más auténtico puedo ser en la relación, tanto más útil resultará esta última.
  • Sólo mostrándome tal cual soy, puedo lograr que la otra persona busque exitosamente su propia autenticidad.

Las personas, como cualquier otro ser viviente, estamos llamados a crecer, a desarrollarnos, a evolucionar humanamente, a ser y a ser lo más plenamente posible. Sin embargo, ese despliegue natural a veces puede verse obstaculizado, entorpecido, incluso en cierto grado hasta frustrado por factores diversos. Las relaciones interpersonales constituyen un aspecto vital y de primera importancia para la existencia. De ahí el anhelo de toda persona de establecer unas relaciones cada vez más auténticas y armoniosas. A lo largo de nuestra vida solemos establecer relaciones interpersonales de distinto tipo, con diferente nivel de vinculación: podemos establecerlas a un nivel básico o a un nivel mucho más profundo… En esas relaciones nos comunicamos unos con otros y su contenido puede ir desde mensajes intrascendentes, superficiales y banales hasta quizás los más profundos anhelos y aspiraciones de nuestro ser. Entre la diversidad de relaciones interpersonales, existe un tipo de relación que tiene por objeto servir de apoyo, de sostén, de base segura para ayudar al otro a ser, a despegar, a desarrollarse humanamente, a crecer.

Existe una relación estrecha entre relaciones interpersonales y desarrollo de la personalidad. Las relaciones interpersonales desempeñan un papel clave en el desarrollo de una persona. Contribuyen al proceso de formación y estructuración de la personalidad en los individuos. Nuestra personalidad se forja en interacción con otras personas, en las relaciones personales, y sólo puede ser modificada en el seno de las mismas. Existen diferentes estilos de relación y diferentes formas de relacionarse entre las personas (estilos de relación).

La personalidad de cada uno se empieza a establecer en la infancia y tiende a mantenerse y perpetuarse a lo largo del ciclo vital. Las relaciones que el infante establezca con sus familiares harán que su personalidad y carácter se vayan conformando de determinada manera. Establecerá un determinado tipo de relaciones, y estas influirán en su manera de ser, en su personalidad. Ya desde los primeros años de nuestra vida solemos construir un determinado patrón relacional que tendemos a reproducir a lo largo de nuestra vida. Incluso en nuestra vida adulta suele existir una cierta compulsión a la repetición de ese patrón. Son los patrones habituales que solemos emplear inconscientemente en nuestras relaciones con las otras personas. Desde pequeños aprendimos a relacionarnos de una determinada manera. Al establecer nuevas relaciones, lo hacemos como lo hemos aprendido, con los mismos tics, de la misma forma. Si nos encontramos cómodos, se refuerza nuestra forma habitual de relacionarnos y por tanto ese patrón relacional se mantiene. Si nos encontramos incómodos en la nueva relación, entonces pueden suceder dos cosas: o cambiamos o acabamos con esa relación. Generalmente se acaba con esa relación. Por eso tenemos la tendencia a seguir como siempre. Tendemos a seguir como nos encontramos más cómodos, porque entre otras cosas, tememos lo desconocido. Por eso es difícil el cambio en la personalidad. Para cambiar, tendremos que establecer un tipo de relaciones auténticas que contribuyan a expandir positivamente nuestra personalidad. Entonces, esas nuevas relaciones, podrán contribuir a un cambio positivo en nuestra personalidad.

Dentro de la variedad de relaciones interpersonales existen un tipo especial de relación que podríamos denominar “relaciones de ayuda”. A ellas y a su poder transformador se refería C. Rogers en una de sus múltiples conferencias. Desde el Enfoque Centrado en la Persona impulsado por el autor se subraya que cada individuo es valioso por sí mismo y su naturaleza es constructiva y digna de confianza, siendo su motivación básica la autorrealización.

Existe un tipo de relación que tiene por objeto servir de apoyo, de sostén, de base segura para ayudar al otro a ser, a encontrarse consigo mismo, a despegar, a desarrollarse humanamente, a crecer.

Una relación que sea fuente de comprensión, apoyo, ayuda, acompañamiento y amor (un tipo de amor sanador que incluso puede contribuir a curarnos).


Por C. ROGERS, (1902-1987), psicólogo estadounidense.
Iniciador junto a Abraham Maslow del enfoque humanista en psicología.

El hecho de estar frente a una persona atribulada y conflictuada que busca y espera ayuda siempre ha constituido un verdadero desafío para mí. ¿Poseo los conocimientos, los recursos, la fuerza psicológica y la habilidad necesaria para ser útil a este individuo?

Durante más de veinticinco años he tratado de hacer frente a este tipo de desafíos. He debido recurrir a todos los elementos de mi formación profesional: los rigurosos métodos de evaluación de la personalidad, los enfoques psicoanalíticos freudianos, los constantes avances logrados en el campo de la psicología clínica; con los métodos de asistencia social psiquiátrica y con otras fuentes. He desarrollado un método de trabajo que se basa en aquella experiencia, y que puede ser verificado, modificado o perfeccionado mediante experiencias e investigaciones posteriores.

Una hipótesis general

Para describir en pocas palabras el cambio que se ha operado en mí, diré que durante los primeros años de mi carrera profesional solía preguntarme: "¿Cómo puedo tratar, curar o cambiar a esta persona?", en tanto que ahora mi pregunta sería: "¿Cómo puedo crear una relación que esta persona pueda utilizar para su propio desarrollo?"

Cuanto he aprendido es aplicable a todas mis relaciones humanas, y no sólo al trabajó con clientes atribulados. Pienso que quizá las enseñanzas que han adquirido significación para mí puedan tenerla también para el lector, puesto que todos nos hallamos igualmente comprometidos en el problema de las relaciones humanas.

La ayuda que puedo prestar a una persona conflictuada no reviste la forma de un proceso intelectual ni de un entrenamiento. Ningún enfoque basado en el conocimiento, el entrenamiento o la aceptación incondicional de algo que se enseña tiene utilidad alguna. Sin duda alguna, es posible explicar a una persona su manera de ser, indicarle los pasos que lo ayudarían a progresar, hacerle conocer un modo de vida más satisfactorio; sin embargo, de acuerdo con mi propia experiencia son fútiles e inconsecuentes. Toda su eficacia reside en la posibilidad de introducir una modificación efímera, que pronto desaparece y no hace sino fortalecer en el individuo la conciencia de su propia inadaptación.

El fracaso de cualquier enfoque intelectual me ha obligado a reconocer que el cambio sólo puede surgir de la experiencia adquirida en una relación. Algunas de las hipótesis esenciales de una relación de ayuda:

si puedo crear un cierto tipo de relación, la otra persona descubrirá en sí mismo su capacidad de utilizarla para su propia maduración y de esa manera se producirán el cambio y el desarrollo individual.

La relación

¿Qué significan estos términos? Permítaseme considerar por separado las tres frases principales del enunciado precedente e indicar el significado que tienen para mí. ¿En qué consiste este tipo de relación que creo necesario establecer?

He descubierto que cuanto más auténtico puedo ser en la relación, tanto más útil resultará esta última. Esto significa que debo tener presentes mis propios sentimientos, y no ofrecer una fachada externa, adoptando una actitud distinta de la que surge de un nivel más profundo o inconsciente. Ser auténtico implica también la voluntad de ser y expresar, a través de mis palabras y mi conducta, los diversos sentimientos y actitudes que existen en mí. Esta es la única manera de lograr que la relación sea auténtica. Sólo mostrándome tal cual soy, puedo lograr que la otra persona busque exitosamente su propia autenticidad. Lo más importante es ser auténtico.

La segunda condición reside en el hecho de que cuanto mayor sea la aceptación y el agrado que experimento hacia un individuo, más útil le resultará la relación que estoy creando. Entiendo por aceptación un cálido respeto hacia él como persona de mérito propio e incondicional, es decir, como individuo valioso independientemente de su condición, conducta o sentimientos. La aceptación también significa el respeto y agrado que siento hacia él como persona distinta, el deseo de que posea sus propios sentimientos, la aceptación y respeto por todas sus actitudes, al margen del carácter positivo o negativo de estas últimas, y aun cuando ellas puedan contradecir en diversa medida otras actitudes que ha sostenido en el pasado. Esta aceptación de cada uno de los aspectos de la otra persona le brinda calidez y seguridad en nuestra relación; esto es fundamental, puesto que la seguridad de agradar al otro y ser valorado como persona parece constituir un elemento de gran importancia en una relación de ayuda.

También encuentro la relación significativa en la medida en que siento un deseo constante de comprender: una sensible empatía con cada uno de los sentimientos y, expresiones del cliente. La aceptación no significa nada si no implica comprensión. Sólo cuando comprendo los sentimientos y pensamientos que al cliente le parecen horribles, débiles, sentimentales o extraños y cuando alcanzo a verlos tal como él los ve y aceptarlo con ellos, se siente realmente libre de explorar los rincones ocultos y los vericuetos de su vivencia más íntima y a menudo olvidada. Esta libertad es una condición importante de la relación. Se trata de la libertad de explorarse a sí mismo tanto en el nivel consciente como inconsciente. El cliente también debe sentirse libre de toda evaluación moral o diagnostica, puesto que, a mi juicio, las evaluaciones de ese tipo son siempre amenazadoras.

Por consiguiente, la relación que encontré de ayuda se caracteriza de mi parte, por una especie de transparencia que pone de manifiesto mis verdaderos sentimientos, por la aceptación de la otra persona como individuo diferente y valioso por su propio derecho, y por una profunda comprensión empática que me permite observar su propio mundo tal como él lo ve. Una vez logradas estas condiciones, me convierto en compañero de mi propio cliente en el transcurso de la aterradora búsqueda de sí mismo que ya se siente capaz de emprender.

No siempre puedo lograr este tipo de relación. A veces, aun cuando crea haberla alcanzado en mí, el cliente puede estar demasiado atemorizado como para percibir lo que se le ofrece. Sin embargo, cuando soy capaz de adoptar la actitud que acabo de describir y cuando la otra persona puede también experimentarla en alguna medida, invariablemente surgirán el cambio y el desarrollo personal constructivo. (...)

Fuente: C. ROGERS: El proceso de convertirse en persona. Cap2: Algunas hipótesis acerca de la posibilidad de facilitar el desarrollo personal

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Ver también:

Urdimbre afectiva y desarrollo psicológico

Hacia unas relaciones personales más saludables, veraces y auténticas


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