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Tener o ser en la experiencia cotidiana (2)

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Como la sociedad en que vivimos se dedica a adquirir propiedades y a obtener ganancias, rara vez vemos una prueba del modo de existencia de ser, y la mayoría considera el modo de tener como el modo más natural de existir, y hasta como el único modo aceptable de vida. Esto hace especialmente difícil comprender la naturaleza del modo de ser, y hasta entender que tener sólo es una de las posibilidades y de las posibles orientaciones. Sin embargo, esos dos conceptos están enraizados en la experiencia humana. Ninguno debe ni puede examinarse de manera puramente abstracta o intelectual; ambos se reflejan en nuestra vida cotidiana y dicen tratarse concretamente. Los siguientes ejemplos bastante sencillos, de cómo "tener" y "ser" aparecen en la vida cotidiana, puede ayudar a los lectores a comprender estos dos modos de existir. (E. Fromm)

Las personas con auténtica "autoridad" irradian autoridad y no tienen que dar órdenes, amenazar ni sobornar. Son individuos muy desarrollados que se muestran por lo que son (y no principalmente por lo que hacen o dicen).

"Conocer" significa penetrar a través de la superficie, llegar a las raíces, y por consiguiente a las causas. Conocer significa "ver" la realidad desnuda, y no significa poseer la verdad, sino penetrar bajo la superficie y esforzarse crítica y activamente por acercarse más a la verdad.

El ejercicio de la autoridad.

Otro ejemplo de la diferencia entre los modos de tener y de ser es el ejercicio de la autoridad. El punto crítico es la diferencia entre tener autoridad y ser una autoridad. Casi todos ejercemos la autoridad por lo menos en alguna época de nuestra vida. Los que crían a sus hijos deben ejercer la autoridad para protegerlos de los peligros y darles por lo menos los consejos indispensables para que sepan actuar en diferentes situaciones. En una sociedad patriarcal, también las mujeres están sometidas a la autoridad de la mayoría de los hombres. La mayor parte de los miembros de una sociedad burocrática organizada jerárquicamente, como la nuestra, ejerce la autoridad, salvo la gente de los niveles más bajos de la sociedad, que sólo está sometida a la autoridad.

La autoridad racional se basa en la capacidad, y ayuda a desarrollarse a la persona que se apoyan en ésta.

La autoridad irracional se basa en la fuerza y explota a la persona sujeta a ésta.

Comprender la autoridad en los dos modos depende de reconocer que "la autoridad," es un término amplio con dos significados totalmente distintos: puede ser "racional" o "irracional". La autoridad racional se basa en la capacidad, y ayuda a desarrollarse a la persona que se apoyan en ésta. La autoridad irracional se basa en la fuerza y explota a la persona sujeta a ésta.

En las sociedades más primitivas, las de los cazadores y recolectores, ejerce la autoridad la persona generalmente reconocida con capacidad para esa tarea. Las cualidades que integran esta capacidad dependen mucho de las circunstancias específicas, pero hay la impresión de que deben incluir la experiencia, la sabiduría, la generosidad, la habilidad, la "buena presencia", el valor. No hay autoridades permanentes en estas tribus, pero surgen en caso de necesidad. O hay diferentes autoridades para distintas ocasiones: las guerras, los actos religiosos, la conciliación de disputas. Cuando desaparecen o se debilitan las cualidades en que se basa la autoridad, ésta también desaparece. Una forma muy similar de autoridad puede observarse en muchas sociedades primitivas, en que la capacidad a menudo no se basa en la fuerza física, sino en cualidades como la experiencia y la "sabiduría".

Ser autoridad se basa no sólo en la capacidad para realizar ciertas funciones sociales, sino igualmente en la esencia misma de una personalidad que ha conseguido un alto grado de desarrollo e integración. Estas personas irradian autoridad y no tienen que dar órdenes, amenazar ni sobornar. Son individuos muy desarrollados que muestran por lo que son (y no principalmente por lo que hacen o dicen) como pueden ser los humanos. Los Grandes Maestros de la vida tuvieron este tipo de autoridad, y con un grado menor de perfección, individuos así pueden encontrarse en todos los niveles culturales y en las culturas más diversas. El problema de la educación depende de este punto. Si los padres lograran un desarrollo mayor y se apoyaran en sus propios centros, la contradicción entre la educación autoritaria y la del tipo laiser-faire apenas existiría. Por necesitar la autoridad, el niño reacciona ante esta con gran avidez; por otra parte, el niño se rebela contra las presiones, el descuido o “el deceso de cuidado" de la gente que muestra con su conducta que no ha hecho los esfuerzos que el niño espera que haga.

Cuando se formaron las sociedades basadas en un orden jerárquico, más grandes y más complejas que las de cazadores y recolectores, la autoridad basada en la capacidad fue sustituida por la autoridad basada en la posición social. Esto no significa que la autoridad sea necesariamente incompetente, sino que la capacidad no constituye un elemento esencial de la autoridad. Apenas hay relación entre la capacidad y la autoridad en el caso de la autoridad monárquica, o de un criminal sin escrúpulos que logra llegar a la autoridad mediante el crimen y la traición, o de la democracia moderna, en que se elige al candidato, con frecuencia por su fisonomía fotogénica o por el dinero que puede gastar en la elección.

Las cualidades que integran esta capacidad deben incluir la experiencia, la sabiduría, la generosidad, la habilidad, la "buena presencia", el valor.

Hay serios problemas en los casos de autoridad basada en alguna capacidad: un dirigente puede ser competente en un campo, e incompetente en otro. Por ejemplo, un estadista puede tener capacidad para dirigir una guerra y ser incompetente en la paz; o un dirigente que es honrado y valiente al principio de su carrera, pierde estas cualidades por la seducción del poder; o la edad y las enfermedades pueden llevarlo a la decadencia. Finalmente debemos considerar que para los miembros de una pequeña tribu resulta mucho más fácil juzgar la conducta de una autoridad que para millones de personas en nuestro sistema, que sólo conocen a su candidato por la imagen artificial que le ofrecen los especialistas en relaciones públicas.

Sean cuales fueren las razones de la pérdida de las cualidades que forman la capacidad, en la mayoría de las sociedades más grandes y organizadas jerárquicamente ocurre el fenómeno de la alienación de la autoridad. La capacidad inicial, verdadera o supuesta, se transfiere al uniforme o al título de la autoridad. Si ésta usa el uniforme adecuado u ostenta el título apropiado, su signo externo de capacidad reemplaza a la capacidad verdadera y sus cualidades. El rey (usamos este título como símbolo de este tipo de autoridad) puede ser estúpido, vicioso, malo, o sea totalmente incompetente para ser una autoridad; sin embargo, tiene autoridad. Mientras conserve el título, se supondrá que tiene las cualidades de la capacidad. Aunque el emperador esté desnudo, todo el mundo cree que usa bellas ropas.

La gente no confunde en forma espontánea los uniformes y los títulos con las cualidades verdaderas de la capacidad. Los que tienen estos símbolos de autoridad y los que se benefician con ellos deben embotar el pensamiento crítico y realista de la gente para que crea la ficción. El que estudie esto advertirá las maquinaciones de la propaganda, los métodos con que se destruye el juicio crítico, cómo la mente es adormecida por medio de los clichés para someterla, cómo la gente sea tonta al volverse dependiente y perder su capacidad de confiar en sus ojos y en su juicio. La ficción en la que cree le oculta la realidad.

Tener conocimientos y conocer

La diferencia entre el modo de tener y el modo de ser en la esfera del conocimiento se expresa con dos fórmulas: "Tengo conocimiento" y "conozco". Tener conocimiento es tomar y conservar la posesión del conocimiento disponible (la información); conocer es funcional y sólo sirve como medio en el proceso de pensar productivamente.

El conocimiento empieza con la destrucción de las ilusiones, con la desilusión.

Nuestra comprensión de la cualidad de conocer en el modo de existencia de ser puede ampliarse con los pensamientos de Buda, de los profetas hebreos, de Jesucristo, del Maestro Eckhart, de Sigmund Freud, de Karl Marx. Según su punto de vista, el conocimiento empieza con la conciencia del engaño de lo que perciben nuestros sentidos en el sentido de que nuestro panorama de la realidad física no corresponde a lo que "realmente es" y, principalmente, en el sentido de que la mayoría de la gente está semidespierta, semidormido, y no advierte que la mayor parte de lo que cree verdadero y evidente es una ilusión producida por la influencia sugestiva del mundo social en que vive.  Así pues, el conocimiento empieza con la destrucción de las ilusiones, con la desilusión. Conocer significa penetrar a través de la superficie, llegar a las raíces, y por consiguiente a las causas.  Conocer significa "ver" la realidad desnuda, y no significa poseer la verdad, sino penetrar bajo la superficie y esforzarse crítica y activamente por acercarse más a la verdad.

La mayoría de la gente está semidespierta, semidormido, y no advierte que la mayor parte de lo que cree verdadero y evidente es una ilusión producida por la influencia sugestiva del mundo social en que vive.

Esta cualidad de la penetración creadora se expresa en la palabra hebrea jadoa, que significa conocer y amar, en el sentido de la penetración sexual masculina.  Buda, el Despierto, pide a la gente que despierte y que se libere de la ilusión de que codiciar cosas produce felicidad.  Los profetas hebreos piden a la gente que despierte y le dicen que sus ídolos no son sino obra de sus manos, ilusiones. Jesucristo dice: "La verdad os hará libres." El Maestro Eckhart muchas veces expresa su concepto de conocer; por ejemplo, cuando habla de Dios afirma: "El conocimiento no es un pensamiento particular, sino que arranca (todas las cubiertas) y es desinteresado y corre desnudo hacia Dios, hasta que lo toca y lo ase" (Blakney, p. 243). ("Desnudez" y "desnudo" son las expresiones favoritas del Maestro Eckhart y también de su contemporáneo, el autor anónimo de The Cloud of Unknowing.) Según Marx, es necesario destruir las ilusiones para crear las condiciones que las volverán innecesarias. El concepto freudiano del conocimiento de si mismo se basa en la idea de destruir las ilusiones ("racionalizaciones") para tener conciencia de la realidad inconsciente. (último de los pensadores de la Ilustración, Freud puede ser llamado un pensador revolucionario de acuerdo con la filosofía de la Ilustración del siglo XVIII, y no con la del siglo XX.)

A todos estos pensadores les preocupaba la salvación humana; todos criticaban las pautas de pensamiento socialmente aceptadas.  Consideraban que la meta del conocimiento no era la certidumbre de "una verdad absoluta", algo con lo que es posible sentirse seguro, sino el proceso de afirmar la razón humana.  Para alguien que sabe, la ignorancia es tan buena como el conocimiento, ya que ambos forman parte del proceso del saber, aunque la ignorancia de este tipo es distinta de la ignorancia del que no reflexiona.  En el modo de ser, el conocimiento óptimo es conocer más profundamente.   En el modo de tener, consiste en poseer más conocimientos.

Nuestra educación generalmente intenta preparar al estudiante para que tenga conocimientos como posesión, que por lo general se evalúan por la cantidad de propiedad o prestigio social que probablemente tendrá más tarde.  El mínimo que recibe el alumno es la cantidad que después necesitará para desempeñar adecuadamente su trabajo.   Además, a cada uno le dan "un paquete de conocimientos de lujo" para aumentar su sentimiento de valor, y el tamaño de cada paquete está de acuerdo con el probable prestigio social que tendrá la persona.  

Las escuelas son las fábricas que producen estos paquetes de conocimientos generales, aunque usualmente afirman que intentan poner a los estudiantes en contacto con los logros más elevados del pensamiento humano.   Muchas universidades son especialmente hábiles para alimentar estas ilusiones.  Ofrecen una gran variedad de conocimientos, desde pensamiento y arte de la India hasta existencialismo y surrealismo para que los estudiantes elijan un poco de cada tema, y en nombre de la espontaneidad y la libertad no les exigen que se concentren en una materia, y ni aun que terminen de leer un libro. (La crítica radical de lvan Hich al sistema escolar pone en relieve muchas de estas fallas.)

 

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E. FROMM: ¿ Tener o ser ? FCE

Ver también: VIDA Y OBRA DE ERICH FROMM


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