SEMIÓN
KIRSÁNOV (1906)
(del llibre de Nakarov,A. Antología de
la poesia soviética Ed.Jucar, 1974, Madrid)
Ayer
vi a una abeja
posarse al lado de la casa campesina
sobre un pino
y luego, en otro vuelo,
posarse sobre los helechos.
Yo,
en cambio, estoy como perdido:
me arratro sobre los tejados
que pinto con pesar,
quito las telarañas del rincón oscuro,
reparo la calefacción.
En ardua lucha estoy metido,
que es más fuerte que yo,
entre la azada y una flor.
Escribo cuadernos innúmeros,
publico algunos libros.
Y
todo esto esperando grandes luces de fiesta
sobre el pinar florido,
en espera de charlas
con vosotros, ensueños,
tormentas, claror de luna, relámpagos,
zumbar de los mosquitos,
rumor de las abejas,
aletear del saltamontes.
Porque
sin estas cosas
no tendría nada que hacer
en este mundo, que alguien dijo
el mejor de los mundos.
Voy
a hablar de la vida,
de la muerte no quiero,
Expondré sus señales:
no sonriáis vosotros,
expertos en el átomo,
ni vosotros astrónomos,
siempre pegados al cristal
de vuestras lentes cósmicas.
Milagroso
no es sólo lo que es grande:
la Cruz del Sur y Vega,
las estrellas Alfa y Omega,
y detrás,
la Galaxia y el mundo sin fin.
Milagro son los ojos, tan sencillos,
rodeados de arrugas diminutas.
Milagro no es que existan
pequeños universos de vueltas y revueltas.
Milagroso es tan sólo el pensamiento,
que discurre por vías imposibles,
por donde nadie se aventura.
Milagro es vivir este tiempo,
milagro es despertar cada mañana
y acariciar un párpado dormido.
Milagro es nuestra propia voz.
Milagro es descubrir el corazón
y mostrarlo a los otros.
Milagro es encontrar.
Milagro
es encontrarse uno a sí mismo.
Versiones de Javier Alfaya