Los sistemas de tratamiento natural se caracterizan
porque depuran las aguas mediante la energía natural (fundamentalmente
la radiación solar), de manera que requieren una superficie de tratamiento
superior a la de los sistemas convencionales. Aunque en Europa los sistemas de tratamiento natural se suelen aplicar para aglomeraciones inferiores a 2.000 habitantes o equivalentes, aun no hay ningún límite poblacional para aplicarlos mientras se disponga de la superficie necesaria.
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