PÓRTICO PÓRTICO PÓRTICO PÓRTICO CLICAR PARA VER IGLESIA VER LEYENDA IR A HISTORIA HISTORIA HISTORIA PÓRTICO PÓRTICO Ir al  pórtico
     
   

 

Recreación del momento histórico

     
Descarga este documento en formato PDF o WORD 1/3
José Ma. Díez Martínez
     

 

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   DISCUSIÓN DE ALVAR SÁNCHEZ Y GONZALO GUSTIOS

Gonzalo Gustios de Francisco de Zurbarán
 
Alvar Sánchez, montó en su caballo y se fue al tablado; al llegar a él dio en las tablas tal golpe que se oyó en la ciudad. Doña Lambra se alegró mucho cuando supo que había sido su primo quien lo había dado y, llena de orgullo, dijo delante de doña Sancha y de sus siete hijos: -Ya veis, amigos, cuán esforzado es don Alvar Sánchez: de los muchos caballeros que intentaron dar en lo alto del tablado, él ha sido el único que lo ha conseguido. Más fuerte es él que todos los demás.

Doña Sancha y sus hijos lo tomaron a risa; pero éstos estaban tan entretenidos en una partida que habían comenzado que no prestaron mucha atención a las palabras de doña Lambra, excepto Gonzalvico, y que sin sus hermanos se apercibieran, montó a caballo, cogió un bohordo y se fue sin otra compañía que la de un escudero que le llevaba un azor. En cuanto llegó al tablado le dio tal golpe que rompió una de las tablas.

Doña Sancha y sus otros hijos, cuando lo oyeron se alegraron mucho; no así doña Lambra, a quien le pesó. Los infantes montaron entonces a caballo y se fueron donde estaba su hermano, porque temían que algún despechado promoviera un alboroto, como sucedió, ya que Alvar Sánchez empezó a decir tales cosas que Gonzalo González le respondió del siguiente modo:

-Tan bien manejáis vos la lanza y tanto gustáis a las damas que me parece que no hablan tanto de ningún otro caballero como de vos. A lo cual respondió Alvar Sánchez:

-Si hablan de mí es con razón y porque comprenden que valgo más que los demás. Al oír esto Gonzalo González se enfadó tanto que no se pudo contener y se lanzó sobre él con tal violencia que de la puñada que le dio le rompió los dientes y la mandíbula y le hizo caer muerto a los pies del caballo.

Doña Lambra, cuando lo supo, empezó a llorar y a lamentarse, diciendo que ninguna mujer había sido tan ultrajada en sus bodas como ella lo era. Ruy Velázquez, al enterarse de esto, cogió una lanza, cabalgó a toda prisa y dio con ella un golpe tan fuerte en la cabeza de Gonzalo González que le hizo echar sangre por cinco sitios. Al verse Gonzalo tan malherido dijo a Ruy Velázquez:

-Por Dios, tío, yo no merezco que me tratéis así, ruego a mis hermanos que si por ventura muriera de este golpe no quieran vengarse, y a vos os ruego que no me deis otro, porque no sé si entonces me podré contener.

Ruy Velázquez furioso alzó la lanza para darle otro golpe; Gonzalo desvió la cabeza, pero le alcanzó en el hombro con tanta fuerza que se rompió la lanza en dos pedazos. Viendo el infante que no tenía más remedio que defenderse, cogió el azor que tenía su escudero y le dio con él a su tío en la cara, hiriéndole y haciéndole echar sangre por las narices. Ruy Velázquez gritó:-!A las armas! !A las armas!

En un momento se juntaron con él todos sus caballeros. Los infantes, por su parte, al ver que aquello iba a acabar mal, se apartaron a un lado con toda su gente.

Cuando Garci Fernández y Gonzalo Gustios, se enteraron de esto, fueron donde estaban y los separaron, logrando al final que se reconciliaran y se hicieran amigos. Gonzalo Gustios dijo a su cuñado:

-Ruy Velázquez, vos necesitáis caballeros para hacer la guerra. Moros y cristianos os envidian y os temen. A mí me gustaría, si os parece bien, que mis hijos os sirvieran y acompañaran para que vos, los favorezcáis. Son vuestros sobrinos y no han de hacer más que lo que vos queráis.

Ruy Velázquez dijo que le placía mucho.

Después de estar todos apaciguados y acabadas las bodas, el conde Garci Fernández, se llevó consigo a Ruy Velázquez y a Gonzalo Gustios. Doña Lambra y su cuñada doña Sancha, los siete infantes y Nuño Salido, se fueron para Barbadillo.

DISCUSION ENTRE DON RODRIGO Y GONZALO

-Doña Lambra: ¡Ah Rodrigo, los hijos de mi cuñada!

-Gonzalo: Señor, ¡Sólo fui yo!

-Ruy: ¿Qué has hecho?

-Doña Lambra: A Alvar Sánchez le dio...

-Ruy: ¿Qué le dio?

-Lope: Una cuchillada

-Ruy: ¿Y has tenido Gonzalo este atrevimiento?

-Gonzalo: Mira que el honor llama a la ira, ella al brazo, él al cuchillo, un primer movimiento, y no es culpable.

-Ruy: Sí, mas para que te sirva de escarmiento, castigue este bastón, sobrino, tal desvarío.

-Gonzalo: Muerto me habéis, señor tío. Muerto me habéis sin razón. Si no fueses mi tío, de mi madre hermano...

-Lope: Tente Ruy, que ya es bastante

-Gonzalo: No me deis otro, tío, que no lo podré sufrir.

-Ruy: ¡Desvergonzado! (Y le va a pegar otro estacazo).

-Gonzalo: Eso no.

-Lope: Por Dios, que le dio Gonzalo Todos sabemos herir.