INFANCIA, SUEÑOS Y MADUREZ DEL
PSICOANÁLISIS
La Vanguardia (Ciencia),
Domingo, 24 septiembre 1989, página C-3
Francisco Calvo
(Miembro didáctico de la Sociedad Española de Psicoanálisis)
Ya pasaron hace tiempo las épocas en que el psicoanálisis era repudiado
activamente por médicos, científicos, pensadores, políticos y… doctrinarios de
las más diversas orientaciones, o bien ensalzado sin medida por seguidores
incondicionales. En su día el impacto ocasionado por las teorías de Freud fue
duro para la mentalidad de una sociedad conservadora e hipócrita en la que las
verdades más elementales eran disimuladas y la libertad de pensamiento muy
restringida por la moral al uso. Ya no estamos a principios del siglo que es
cuando se producía lo más fértil del pensamiento innovador del psicoanálisis y
tenían lugar las grandes controversias. Hoy las cosas ya han cambiado. El
psicoanálisis sigue teniendo sus detractores y sus incondicionales,
investigadores serios, especuladores, aficionados y mistificadores, pero el
panorama actual es muy diferente al de otros tiempos. El psicoanálisis ha sido
aceptado ampliamente y sus aportes son fértiles y abundantes en todas las ramas
del saber. La medicina, la psicología, la psiquiatría, la pedagogía y la
sociología son ciencias que se han enriquecido considerablemente gracias a los
descubrimientos del psicoanálisis.
El desarrollo del análisis, como el de toda teoría revolucionaria, ha sido
diverso en los distintos espacios geográficos y culturales. La diversidad de sus
desarrollos se debe a que la impronta de pensadores que han creado escuela ha
sido en el psicoanálisis más marcada que en otras ciencias, debido a que en la
transmisión del análisis la personalidad del psicoanalista es el factor central
en todo el proceso. Actualmente, cincuenta años después de la muerte de su
fundador, el psicoanálisis está en la madurez de su desarrollo.
En 1908, Freud fundó la Asociación Psicoanalítica Internacional (API), que es el
organismo que, estando actualmente extendido por todo Edmundo, asegura la
homologación de la formación científica de los futuros psicoanalistas, a la vez
que facilita el intercambio científico entre sus miembros, a través de los
múltiples congresos y reuniones y mediante la publicación de los nuevos aportes
en sus órganos de difusión, principalmente en “The Internacional Journal of
Psicho-Analisis” y “The Internacional Review of Psycho-Analisis”.
Pero, ¿qué es lo que sigue vigente de las enseñanzas de Freud?, y ¿cuáles son
los desarrollos posteriores más significativos que han enriquecido esta ciencia?
La escasez y la inoperancia de los recursos terapéuticos en las neurosis
llevaron a Freud primero a la aplicación de la hipnosis, que había estudiado con
Charcot en París; y más tarde a desarrollar el método catártico, inicialmente
practicado junto con Breuer, en el tratamiento de sus pacientes histéricas. La
afloración de contenidos mentales inconscientes, mediante el nuevo procedimiento,
que resultaban ser significativos, tanto para la comprensión de la génesis de
los procesos patológicos, como para su resolución, permitió a Freud el
descubrimiento del inconsciente dinámico como actividad mental continua. Este
resultó ser la base y matriz de todos los procesos psicológicos, tanto los
normales como los que dan lugar a la patología psíquica. Lo consciente pasó a
ser sólo una parte del psiquismo humano y no su única expresión como hasta
entonces se suponía. El estudio de los contenidos inconscientes y su dinámica ha
sido más tarde el principal quehacer en el campo de la investigación
psicoanalítica. Los descubrimientos iniciales de Freud en este terreno siguen
manteniendo su vigencia, y han sido notablemente enriquecidos. Actualmente
entendemos el psiquismo inconsciente como inmundo dinámico de continuas
relaciones intrapsíquicas, cuya expresión en forma de fantasías inconscientes,
sueños, actos fallidos, etc., estudiamos mediante el método psicoanalítico de la
asociación libre, que permite la externalización en la transferencia de los
antiguos conflictos y relaciones. El concepto de mundo interno y su dinamismo es
actualmente uno de los pilares teóricos de nuestra comprensión del psiquismo
humano.
Función dinámica
En 1901 Freud publicó su libro “La interpretación de los sueños”. Quizá fuera
esta su aportación más sorprendente y celebrada de los primeros pasos del
psicoanálisis. La función dinámica de los sueños, cuyo contenido se estudiaba
con detalle, mostraba que el sujeto que se debate con un conflicto psicológico,
evita que éste le despierte mediante su representación onírica. Con los aportes
posteriores, hoy entendemos la dinámica de los sueños como un proceso muy rico y
significativo. Vemos el sueño como la expresión más acabada de las fantasías
inconscientes en conflicto, y gracias a su estudio podemos alcanzar los estratos
más profundos de la mente. De este modo sigue siendo su estudio la vía regia de
acceso a lo inconsciente.
El aporte freudiano que más protestas ocasionó en su tiempo fue el
descubrimiento de la sexualidad infantil y las teorías sexuales sobre la
etiología de las neurosis. Hoy en día nadie por en duda la evidencia de las
actividades sexuales de los niños y sólo la represión sistemática de lo
observado podía determinar el desconocimiento oficial de lo que todo el mundo
sabía. En realidad se ha exagerado mucho sobre el supuesto pansensualismo de las
teorías freudianas. El propio Freud en un primer momento, por desconocer la
importancia de la fantasía, se creyó las historias de seducción incestuosa que
le relataban sus enfermas. Luego tuvo que renunciar dolorosamente a sus falsas
hipótesis y dar paso al concepto de fantasía como realidad psíquica.
El núcleo de la organización de las relaciones humanas, tanto normales como
patológicas, lo centró Freud en el resultado de las rivalidades, relaciones de
amor y odio, que se establecen en los primeros intercambios afectivos. Amor por
la madre y hostilidad por el padre rival son los elementos del Complejo de Edipo,
que alcanza su pleno desarrollo entre los 3 y los 5 años. Las etapas anteriores
a esta edad, llamadas pregenitales, fueron menos estudiadas entonces. En
especial se consideraba que el primer año de vida era un período de paz y
felicidad en la relación madre-bebé sin conflicto alguno.
Las investigaciones posteriores han puesto de manifiesto que las relaciones
humanas, con toda su carga conflictual e amor y odio, deseo, frustraciones y
ansiedades, se dan desde el principio. El desarrollo precoz del yo a partir del
nacimiento es una teoría ampliamente aceptada en la actualidad. El conflicto de
celos edípicos, por supuesto evidente a una determinada edad, se añade a otros
derivados de relaciones más precoces, en las que elementos como la envidia, la
agresión primaria y las ansiedades catastróficas tienen un lugar destacado.
El conocimiento cada vez más preciso de los primeros balbuceos del desarrollo
psíquico, gracias en gran parte al trabajo directo con niños en análisis y al
desarrollo de nuevas técnicas de observación psicoanalíticas de lactantes, nos
permite acceder a la complejidad de la interrelación madre-bebé, en la que el
intercambio mutuo de contenidos mentales inconscientes es tan activo como los
aportes nutritivos y así el desarrollo mental resulta ser paralelo al físico. La
madre elaborando las ansiedades que el bebé le proyecta está lejos de la madre
incapaz de hacerlo y que por su propia ansiedad se distancia del bebé. Los
círculos viciosos de ansiedad-rechazo-más ansiedad en el bebé-renuncia de la
madre y abandono afectivo, so la antítesis de la relación madre-bebé en la que
aquélla alivia la ansiedad de éste, y el bebé agradecido evoluciona bien con lo
que su madre se autoafirma con incremente de su autoestima, lo que da lugar a un
círculo benéfico de enriquecimiento mutuo.
También se han conseguido importantes avances en la comprensión de la psicología
femenina. Fue éste un capítulo en el que Freud, imbuido por la cultura
patriarcal y falocrática de su tiempo, se mostró al principio menos sensible. El
concepto de la envidia del pene en la mujer y el supuesto de que la llegada de
un bebé tuviera como consecuencia la postrera satisfacción de recuperar en la
fantasía el órgano del que había sido desposeída (dejada en un segundo plano),
la especificidad y creatividad de la sexualidad femenina. Más tarde inició la
investigación del fenómeno negado: la envidia por parte del varón de la
fertilidad y creatividad de la mujer. Para ésta lo primero es el deseo de dar
vida a los bebés que lleva dentro, y lo secundario es el deseo del aporte
externo para que aquello sea posible.
Las inferencias y aplicaciones de todo esto pueden (y ya lo están haciendo)
iluminar muchos aspectos del desarrollo y crianza de bebés, de la pedagogía y de
la comprensión de la feminidad.
La aplicación del psicoanálisis más destacada sigue siendo el tratamiento de los
trastornos mentales, pero aquí también las cosas han cambiado. La idea inicial,
largamente mantenida, de que sólo podían ser tratados los pacientes capaces de
desarrollar una neurosis de transferencia, y que ésta sólo la manifestaban los
neuróticos, dificultó la aplicación del método en otros casos. Después se ha
visto que la transferencia es un fenómeno universal y que la desarrolla
cualquier tipo de paciente. Otra cosa es si todos son tributarios de un
psicoanálisis. Actualmente se han ampliado notablemente las indicaciones, pero
éstas no sólo dependen del cuadro clínico que presente el paciente, sino que
entran en juego muchos otros factores que habrán de ser considerados
detenidamente en cada caso.
Otras aplicaciones de aspectos diversos, teóricos o técnicos, del psicoanálisis
son frecuentes, en nuestro medio. En la clínica psiquiátrica, en todo tipo de
psicoterapias, en tratamientos en grupo, en tratamientos de pareja, en análisis
institucional, etcétera. Fuera de la clínica, el psicoanálisis aplicado al
estudio de los mitos, la literatura, los movimientos sociales y culturales, etc.,
son continuos y fértiles.
En realidad en nuestra cultura actual el psicoanálisis está casi omnipresente y
podemos pensar con razón que nuestra cultura sería distinta si el psicoanálisis
no se hubiera desarrollado en su seno.
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