Apunts Jota'O

Material de suport de l'assignatura de filosofia per alumnes de primer i segon de batxillerat

 

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Conceptes fonamentals
Biografia
Jean Charcot
Leslie Stevenson
Muy interesante: S. Freud
El cas d'Anna O.
"Esquema del Psicoanálisis"
Cincuenta años después
1939
Sueños y madurez
La lucha entre pulsiones
Los continuadores
Pere Bofill
Ha muerto Freud?
Sexualidad y agresividad
Vigencia de Freud
Levedad del Psicoanálisis
Les forces inconscients
Juego test
Malestar cultura
Marx i Freud
Exercicis

 

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LA LUCHA ENTRE LA PULSIÓN DESTRUCTIVA Y LA DE VIDA


La Vanguardia, Ciencia, 24 septiembre 1989, pàgina C-7
Rogeli Armengol
Joan Coderch

Dentro del escenario mental constituido por las fantasías inconscientes, la pareja de padres internalizados es imaginada sosteniendo relaciones sexuales, con un fuerte componente emocional. En el curso del crecimiento mental, el yo se identifica, a la vez, con el papel femenino y el masculino, es decir, con la maternidad y la paternidad.

Esta integración de la sexualidad femenina y la masculina da lugar al grado necesario de bisexualidad que ha de permitir una intimidad armoniosa con la propia pareja sexual, ya que sólo a través de ella el sujeto es capaz de empatizar con las emociones y deseos de tal pareja. La identificación con la pareja de padres internalizada en el inconsciente, unida en una relación amorosa y creadora, es la base del sentimiento adulto de identidad.

Al hablar de la pulsión de muerte o destructiva, ha de tenerse en cuenta que se trata de una pulsión que conduce al organismo hacia su propio aniquilamiento, puesto que la finalidad de ella es la de hacer desaparecer todo tipo de tensión, y la tensión es consubstancial con la vida. Por tanto, no debe ser concebida como una tendencia básicamente heteroagresiva, puesto que la agresividad hacia los otros, en la medida en que se halla basada en esta pulsión, es sólo un fenómeno secundario, dirigido a desplazar esta energía hacia el exterior para evitar la propia destrucción.

Imaginación

En muchas ocasiones, el ser humano tiende a destruir a los otros para evitar, generalmente sólo como producto de su imaginación, el ser destruido, tal como ocurre en el funcionamiento mental de tipo psicótico o paranoide. Esto equivale a decir que, en el par sadismo-masoquismo, el masoquismo es primario, en tanto que las tendencias sádicas se originan como una protección contra este masoquismo amenazador.

Por otra parte, la pulsión que llamamos de vida, la cual incluye las tendencias sexuales, de autoconservación, de crecimiento, de unión, de amor, etc., se dirige a la conservación de la vida y a la perpetuación de la especie. Las pulsiones de vida y de muerte trabajan más o menos mezcladas en todo individuo, y su desmezcla o defusión tiene consecuencias gravísimas.

La prosecución de la vida, la salud, la armonía personal y grupal, etc., requieren la fusión de ambas pulsiones. Se trata de la neutralización del odio por el amor, en palabras de Melanie Klein, una de las más fecundas continuadoras de la obra de Freud. Continuándose con la pulsión de muerte, la pulsión de vida encauza y dirige a la primera hacia la consecución de metas y fines necesarios para el desenvolvimiento humano.

El enfermar psíquico en todos sus aspectos y vertientes, las perturbaciones de la sexualidad, las psicosis, la melancolía que conduce al suicidio, la crueldad desmedida o el homicidio, son, de acuerdo con esta perspectiva, el resultado de la defusión pulsional y de la actuación de la pulsión destructiva desligada de las pulsiones de vida.
 

 



 

 

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