presentació

CANTAR DE MIO CID

EL CORAJE Y LA PERSEVERANCIA


2. ¿Qué debo hacer?

 

Actividad de motivación

¿Cómo reaccionarías ante un suspenso? ¿Y ante el acoso escolar a un compañero? ¿Y si estando solos en un lugar desconocido, necesitáis salir del país y no tenéis dinero?

 

Contexto artístico

14)   Observa el aspecto de estas iglesias románicas del valle de Bohí, en la Alta Ribagorza. La primera, de San Juan, ¿te recuerda otro tipo de construcción? Fíjate en la piedra grabada de la jamba y en los guerreros de los frescos

15)   Repara en la majestad hierática del Pantocrátor de San Clemente de Tahull, en la misma zona pirenaica. ¿A qué tipo estamental se parece la figura sedente?

16)   ¿Qué diferencias y semejanzas hay entre las imágenes de la iglesia de San Juan y el vídeo de  presentación sobre la Cantiga 99 de Santa María, de Alfonso X el Sabio?

17)   ¿De qué manera esta miniatura del códice ilustra el refrán “A Dios rogando y con el mazo dando”? ¿El Cid hace lo mismo? ¿Cómo?

18)   Lee y compara:

 

El héroe del Poema del Cid es devoto y espera la ayuda de Dios en la pelea, pero no combate por Dios ni por la patria ni por el rey, sino sencillamente porque es así como un guerrero profesional se gana la vida. Es improbable que el Cid histórico dijese nunca las palabras del Cantar; pero  son las que el auditorio hispano quería que un héroe épico dijese a principios del siglo XIII. Las ideas de la cruzada se encontraban difundidas por España, pero no eran las únicas; como en Inglaterra y Francia, muchos caballeros combatían y saqueaban a sus vecinos al margen de sus creencias religiosas. Hay, con todo, una diferencia. Incluso el Cid ficticio del poema lucha contra cristianos solamente para protegerse, pero no tiene el menor empacho en arrasar los reinos musulmanes pacíficos. Esto sintetiza la actitud general cristiana del siglo XII. No es que los musulmanes careciesen de derechos, pues muchos vivían tranquilamente en la Toledo de Alfonso VIII lo mismo que en la Valencia del Cid ficticio, sino que el poder político musulmán en cualquier punto de España se consideraba fruto ilegítimo de la usurpación de 711. El autor del Poema de Mio Cid daría esto por sentado con la misma desenvoltura que Alfonso VII.

 

Derek W. Lomax, La Reconquista,  pp. 136-137

 

Las bodas

Aclarando ideas: el tema del Cantar

El tema de Mio cid no es la guerra contra el Islam, sino el antagonismo entre hombres de gran linaje pero poco valor (los infantes de Carrión) y lo contrario (el Cid y los suyos), así como la movilidad social de un infanzón (Rodrigo Díaz) en la frontera cristiano-musulmana, durante la Reconquista

19)   Teniendo en cuenta lo visto hasta aquí y después de leer el siguiente texto, ¿qué relación hay entre el Cid del Cantar y el Cid histórico?

La primera cristiandad hispana acabaría siendo sumergida por la expansión del Islam en la península, desde el año 711. […] Entre los preceptos religiosos del Islam se encuentra el respeto a los hombres del Libro, judíos y cristianos, porque se consideraba que poseían ya, aunque parcialmente, la verdad religiosa revelada por Dios. Respeto, pero al mismo tiempo, sujeción y mantenimiento en una situación inferior, pues no formaban parte de la umma o comunidad religiosa, social y política de los musulmanes. Así sucedió que bajo el régimen islámico andalusí vivieron muchos cristianos: son los llamados mozárabes, que conservaron su fe y las tradiciones religiosas de la época anterior; pero, paulatinamente, sus costumbres se fueron arabizando y adoptaron el árabe como lengua, aunque conservaran también la romance derivado del latín. Con el tiempo, pasaron a ser una minoría, cada vez más reducida, ya que la gran masa de población acabó siendo musulmana y se extinguieron en casi todas partes durante la primera mitad del siglo XII.

Vivieron tambien en Al Andalus numerosos judíos, descendientes de los que ya estaban en Hispania desde siglos anteriores, acogiéndose a la tolerancia islámica. Esto no quiere decir que en al Andalus, como tampoco después en la España cristiana medieval, haya habido una armoniosa y equilibrada “convivencia de tres culturas”, en contra de lo que pretende una explicación hoy muy difundida que tiene más de mítica que de histórica. Lo que hubo fue la coexistencia –recordemos que no podía haber matrimonios mixtos en pie de igualdad- de personas de tres religiones, bajo la supremacía total y tolerancia limitada de una de ellas, el Islam o el Cristianismo, y la posibilidad de intercambios culturales también limitados entre dos civilizaciones, la islámica y la cristiana medieval; pues los judíos, a decir verdad, no tenían una “cultura” propia salvo en lo que derivaba directamente de su religión y estuvieron adaptados en casi todos los demás aspectos de la vida o bien a la cultura islámica o bien a la occidental europea, según los casos.[…]

Los hispani se negaron a aceptar el dominio de los conquistadores musulmanes y a asumir como definitiva la “pérdida de España” que ya lamentaba, en estos mismos términos, un cronista mozárabe toledano en el año 754. […] Lo que los historiadores vienen llamando “neogoticismo astur-leonés” fue un hecho de primera importancia y de larguísima duranción en la configuración de ideas e imágenes sobre España, sobre todo a medida que se vincularon a él otras tales como son las de reconquista y cruzada. El neogoticismo fue una construcción ideológica que tomó pie en una realidad originaria como era la misma resistencia contra los invasores. Investigaciones recientes indican que posiblemente Pelayo fue un visigodo enraizado ya en el ducado Asturiense, cuya capital era Astorga, y que después de una inicial capitulación, habría acaudillado la rebeldía que tuvo en Covadonga (722) su primer episodio. […] A partir de aquella situación se produjeron grandes transformaciones, desde el siglo XI: una cadena de hechos fundamentales para la realidad histórica de España […], que fue, de hecho, una de las fronteras de Europa durante el proceso de crecimiento generalizado que continuó hasta finales del siglo XIII.

La guerra contra los musulmanes se transformó entonces en cruzada y se reafirmó  su justificación –más antigua- como reconquista de territorios usurpados. […] Cuando termina la época de expansión y plenitud del Occidente medieval, en torno a 1300, los reinos españoles forman parte de la Cristiandad latina y España es una de sus grandes nationes o espacios histórico-regionales, junto a Alemania, Francia, Italia e Inglaterra, según se recordará, más adelante, en el Concilio ecuménico de Constanza (1418).

Miguel Ángel Ladero Quesada, “España: reinos y señoríos medievales (siglos XI al XIV)”, pp. 97-101

 

Derrota y prisión de Berenguer Ramón II

Cuando esto hubo dicho el Cid, todos se aprestan, empuñan las armas y montan a caballo. Por la cuesta abajo vieron venir las fuerzas de los francos y cuando estaban cerca, junto al llano, el Cid, el que en buena hora nació, mandó atacar. Se arrojan animosamente los suyos y tan bien se las arreglan con sus pendones y sus lanzas que a éstos hieren y a esotros derriban. ¡Ha vencido ya la batalla el que nació en buen hora! Preso tiene al conde don Ramón; ganado ha la famosa Colada, que bien vale más de mil marcos.

Así venció esta batalla y honró sus barbas. Llevóse a su tienda al conde prisionero, encargando a sus servidores que lo guardasen, y después salió de la tienda. Sus hombres comenzaban a llegar, trayendo consigo muchos objetos de valor, de que el Cid se regocijaba. Le prepararon una comida suculenta, pero el conde don Ramón no hacía caso de los manjares; en vano se los traían, se los ponían delante. No se dignaba comer, y a todos los desairaba diciendo:

―¡No he de probar bocado, por todo el oro que hay en España; antes prefiero perder el cuerpo y el alma! ¡Haberme vencido a mí estos mal calzados!

Aquí hablará el Cid, bien oiréis lo que dirá:

Comed, conde, de este pan; bebed de este vino. Si así lo hacéis, os daré libertad; de lo contrario, no gozaréis de la comunicación humana en toda vuestra vida.

―Comed vos si os place, don Rodrigo, y descansad si se os antoja; que yo no quiero comer nada, sino demarme morir.

Al tercer día no han podido aún persuadirle. Todavía están ocupados en partir el botín y, en tanto, no logran que consienta en comer una sola miga de pan.

El Cid insiste:

―Vamos. Comed, conde, un poco; de lo contrario, no volveréis a ver caras cristianas. Si consentís en comer a mi satisfacción, a vos, conde, y a dos de vuestros hidalgos me comprometo a dejaros en libertad.

A esta promesa, el conde va recobrando el ánimo:

―Cid ―contesta―: si cumplís lo que acabáis de ofrecerme, habréis hecho la maravilla más grandes de mi vida.

―Pues comed, conde, y lo veréis. En cuanto os hayáis satisfecho, os soltaré a vos con otros dos caballeros. Solamente os prevengo que cuanto habéis perdido y yo he ganado en el campo, de eso no pienso restituiros un mal dinero. Me hace mucha falta para éstos que andan pasando miserias conmigo. No tengo más remedio que ir tomando lo que necesito, hoy de vos y mañana de otros; y así seguiremos en tanto que Dios no disponga otra cosa, como conviene al que ha caído en la ira del rey y lo han echado de su tierra.

El conde se anima; pide aguamanos, se apresuran a servirlo. Y el conde y los dos caballeros cuya libertad ha otorgado el Cid se ponen a comer con un apetito que da envidia. A su lado se sentó el que en buen hora naciera:

Mirad, conde, que si no coméis bien y a mi satisfacción, aquí os quedáis a vivir conmigo y no nos separaremos más.

Y el conde:

―Ya veis que lo hago de buena gana.

Y en verdad, él y sus dos caballeros comían bien y deprisa; con lo que se dio por satisfecho el Cid. Viendo que los estaba aguardando, el conde se daba más maña de acabar.

―Cid, si os parece, podemos marcharnos ahora mismo. Mandad que nos ensillen unos caballos y partiremos al instante. Sabed que nunca he comido más a mi gusto desde que soy conde: por cierto que no se me olvidará el placer que he tenido.

Se les manda traer tres palafrenes ensillados, vestiduras, mantos y pieles. El conde don Ramón se coloca entre los dos caballeros. El castellano salió a despedirlos hasta fuera de la posada.

―Ya os marcháis, conde, libre y franco. Os agradezco los bienes que me dejáis. Si acaso tuviereis antojo de vengaros y me viniereis a buscar, me haréis favor de avisármelo antes: entonces o bien me dejaréis más de lo vuestro o bien os llevaréis algo de lo mío.

―Podéis quedaros tranquilo, Cid; bien libre estáis de eso. Os he pagado tributo para todo el año. Y en cuanto a venir a buscaros otra vez, ni por pienso.

El conde caminaba presurosamente y volvía la cabeza de tiempo en tiempo, temiendo que el Cid se arrepintiera; cosa que el prudente capitán no haría por todo el oro del mundo, que en su vida cometió deslealtad ninguna.

Partido el conde, el de Vivar se reunió de nuevo con sus mesnadas y dio suelta a su alegría, al ver la enormidad del botín ganado: tan ricos están sus hombres que ya no saben lo que tienen.

 

Observa la diferente personalidad del conde Berenguer Ramón II y el Cid:

20)   ¿El ayuno del conde es para reclamar la libertad o una pataleta? ¿Cómo se manifiesta su arrogancia ofendida? El Cid decide, entonces, tratarlo como a un niño (pues él mismo no es capaz de ver lo que le conviene): le dará un premio si come.

21)   ¿Cómo se manifiestan las diferencias de clase (sociales y económicas) entre el conde y un  infanzón como el Cid? ¿Hay, sin embargo, para el Cid algo más valioso que no pagaría “quanto en el mundo ha”? ¿Qué relación tiene todo esto con otras partes del Cantar?

22)   ¿Por qué come tan deprisa el conde don Ramón? Señala los rasgos humorísticos de esta escena y las ironías que intercambian los personajes

23)   ¿Por qué Berenguer Ramón II no piensa vengarse?

 

Ejemplificando: Áyax frente al Cid

24)   ¿Por qué Ulises vence a Áyax?  Sabiendo eso, pero también que “obras son amores y no buenas razones”,  ¿cómo se conduce el Cid? ¿Le da buenos resultados? Explícalo

25)   ¿Cómo practica el Cid la máxima de Áyax?

Planteando cuestiones: Corto Maltés

26)   Esto es lo que dice Corto Maltés a Pandora en su primera aventura, La balada del mar salado (dos primeras viñetas).  Partiendo de esta frase y de las demás viñetas, pertenecientes a otras aventuras, ¿cómo te imaginas al personaje de Hugo Pratt? Descríbelo

 

   

   

         

     

 

27)   A partir de esta tira de Corto Maltés en Siberia (cuyo título original es Corte Sconta detta Arcana), explica cómo se establece la relación entre tú y la ficción (con ésta y en general):

 

viñeta1 viñetas2-3

 

Actividad de desarrollo: Lord Jim, de Joseph Conrad

El mar está también omnipresente en las novelas de Conrad: es el elemento vital en el que se desenvuelven sus personajes. Aquí vemos cómo Jim se sincera con el capitán Marlow:

 

―Es usted muy bueno por escucharme –dijo-. Me hace bien. No sabe usted lo que significa para mí. Usted no…

Parecían faltarle las palabras. Lo vi con toda claridad: era uno de esos muchachos a los que a uno le gusta tener cerca; de esos que son como uno imagina haber sido cuando tenía esa edad; de esos cuyo aspecto proclama un parentesco con todas esas ilusiones que uno creía agotadas, extinguidas, yertas… y parece que se avivan en la proximidad de otra llama y vuelven a palpitar allá en lo hondo y dan un poco de luz… de calor… Sí, eso fue lo que entonces vi en él, y no fue la última vez…

 

―No sabe usted lo que significa para una persona en mi situación ser creído, poder desahogarse con una persona mayor. Es tan difícil… tan espantosamente injusto… tan difícil de entender.

 

La neblina volvía a envolverlo. No sé qué edad me atribuía… ni qué grado de lucidez. Ni la mitad de viejo de cómo me sentía ni la mitad de lúcido –de inútilmente lúcido- de lo que me creía. Seguramente en ningún otro oficio, salvo en éste de marino, los ya definitivamente abocados a hundirse o a salir a flote compadecen tanto al muchacho que se queda al filo, mirando con ojos encendidos el resplandor de esa vasta superficie que es sólo un reflejo de sus propias miradas inflamadas. ¡Son tan vagas las esperanzas que nos han empujado al mar, tan gloriosamente indefinidas, tan hermosas esa sed de aventuras que no tendrán otra recompensa que ellas mismas! De lo que conseguimos… mejor no hablar. Sí, sonrían. En ninguna otra clase de vida las ilusiones quedan tan lejos de la realidad; en ninguna otra es todo ilusión al principio… y el desengaño tan rápido, tan completa la resignación. ¿No habíamos comenzado todos con los mismos deseos… y acabado sabiendo las mismas cosas? ¿No habíamos atesorado el recuerdo de esa seducción, que tanto habíamos mimado, para los sórdidos días en que tocaba maldecir nuestra suerte?

Joseph Conrad, Lord Jim, cap. 11

 

En efecto, la cofia del trinquete era para Jim una atalaya desde la cual vislumbrar una vida llena de emociones, protagonizada por un hombre de cabeza fría, resuelto y entregado al deber (fino, sensato, de buen trato, conocedor de sus obligaciones y valeroso). Una singladura cuya recompensa no está en el puerto de llegada, sino en sí misma.

Pero, al mismo tiempo, Jim ha conocido, a sus 24 años, la monotonía y la severidad prosaica de la vida marinera, estéril para la aventura; una vida que no da más satisfacción que el puro amor al trabajo, algo que a él le resulta ajeno.

Como Jim, a Guzmán de Alfarache tampoco le gusta trabajar por amor al trabajo y nos cuenta su vida desde una atalaya (otras veces usa las imágenes del dragón y del pedernal) para otear una vida verdadera. Pero añade una curiosa observación: en medio de esa búsqueda, el personaje de Mateo Alemán identifica –senequianamente- el engaño con la esperanza (“prometimiento” dice). Acabamos de leer cómo el capitán Marlow (de Lord Jim) también se refiere a las “vagas esperanzas” y a la distancia insalvable entre las ilusiones y la realidad; por eso hay que ser prácticos y en lugar de buscar la verdad y la belleza absolutas (que “son esquivas y flotan entre dos aguas en el mar silencioso y apacible del misterio”), lo que hay que hacer es tender a ellas (el “esfuerzo de la vida” representado por la vida en el mar).

 

28)   Desde tu atalaya de los quince o dieciséis años, ¿qué crees que debes o no debes hacer para tender a esa vida –la tuya, no en general- más plena?

 

Actividad de síntesis: Kim, de Rudyard Kipling

29)   ¿Crees que la pregunta de Kim demuestra el sentido práctico que propone Marlow? ¿Por qué?

30)   Compara a la vieja Sahiba con Vianne Rocher, la protagonista de la película de Lasse Hallström, Chocolate

 

Actividad de ampliación: El viejo y el mar, de Ernest Hemingway

31)   El Cid no echa raíces en ningún lugar, sino que va de un sitio a otro con su mujer, sus hijas y su mesnada (vv. 832-836). Como el viejo Santiago, él también tiene que improvisar, ¿por qué? Si no reaccionara así, ¿qué pasaría?

32)   Ejemplifica con el Mio Cid las diferencias que Ortega y Gasset observa entre la épica y la novela: ¿se mantienen siempre estas diferencias?

 

ÉPICA

NOVELA

Pasado mítico y atemporal

Pasado histórico

Indistinción entre dioses y hombres

Los personajes son extraliterarios

El poeta parte de un material preexistente (legendario, folclórico…): no pretende contar algo nuevo, sino de otra manera

Usa materiales variables, incluso anodinos, y busca la originalidad

Se justifica por el asunto

Se justifica por el tratamiento

Vigencia del mito

Gran parte de la literatura consiste en la dislocación mítica de cierto material histórico

Creación de un mundo con sus propias leyes: lo imposible en la realidad es posible en la ficción, porque no consideramos real lo que acaece, sino una cierta manera de acaecer las cosas (con una coherencia interna dentro del texto)

 

1. ¿Quién soy?

3. ¿Cómo es el mundo?