presentació

LA ZORRA Y LAS UVAS
CANCIÓN DEL PIRATA


CUMPLIR LOS DESEOS


1. ¿Quién soy?

 

Actividad de motivación

¿Qué deseabas hace años y qué deseas ahora? ¿Qué diferencia hay entre abrir una puerta y cerrarla?

 

Actividad introductoria: partir para llegar a ser o aferrarse a los afectos

Steve, en el último baile del instituto (1973), no se acuerda de nada de lo que para Lauire, en cambio, es tan importante. Él, además, tiene que tomar una decisión: ir a estudiar lejos de sus amigos y de su entorno o renunciar y quedarse con Laurie.

Curt, que también tiene una beca para irse, está mucho más indeciso (algo habitual en él, como le recuerda Wendy):

 

1)      ¿Qué crees que harán Steve y Curt? ¿Por qué? ¿Qué pesará más: la parte racional o la empírica? ¿Y en Laurie?

2)      ¿El futuro de ambos sería igual si se fueran o se quedaran? Imagínatelos en ambos casos (“cambiantes y sucesivos”, como diría Hume)

 

Contexto filosófico y literario: Ilustración vs. Romanticismo

3)      ¿Tú qué crees: que Curt prefiere no ir “a ninguna parte”, como Wendy y los otros (la sociabilidad, la costumbre, los afectos), o acaso intuye que, en el fondo, nunca vamos “a ninguna parte” (la lucha entre la voluntad individual y el mundo)? Razónalo

4)      La reiteración del posesivo “mi” y del pronombre “yo” en la Canción del pirata ¿qué connotaciones tiene?

 

Samaniego: La zorra y las uvas

Es la voz común que a más del mediodía,
en ayunas la Zorra iba cazando:
halla una parra; quédase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
     Cansábala mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
negros racimos entre verdes hojas.
     Miró, saltó y anduvo en probaduras;
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la Zorra dijo:
«No las quiero comer. No están maduras».
     No por eso te muestres impaciente,
si se frustra, Fabio, algún intento:
aplica bien el cuento,

y di: No están maduras, frescamente.





5




10




15

 

Espronceda: Canción del pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
     La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Stambul:

     »Navega, velero mío,
             sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza
ni a sujetar tu valor.

                  »Veinte presas
             hemos hecho
             a despecho
             del inglés,
             y han rendido
             sus pendones
             cien naciones
             a mis pies.

     »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

     »Allá muevan feroz guerra
             ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

                  »Y no hay playa,
             sea cualquiera,
             ni bandera
             de esplendor,
             que no sienta
             mi derecho
             y dé pecho

             a mi valor.

     »Que es mi barco mi tesoro, etc.

     »A la voz de "¡Barco viene!"
             es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar.
Que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

                  »En las presas
             yo divido
             lo cogido
             por igual.
             Sólo quiero
             por riqueza
             la belleza
             sin rival.

     »Que es mi barco mi tesoro, etc.

     »Sentenciado estoy a muerte.
             Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.
                  »Y si caigo,
             ¿qué es la vida?
             Por perdida
             ya la di
             cuando el yugo
             del esclavo,
             como un bravo,
             sacudí.

     »Que es mi barco mi tesoro, etc.

     »Son mi música mejor
             aquilones,
             el estrépito y temblor
             de los cables sacudidos,
             del negro mar los bramidos
             y el rugir de mis cañones.

                  »Y del trueno
             al son violento,
             y del viento
             al rebramar,
             yo me duermo
             sosegado,
             arrullado
             por el mar.

     »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

 

 

 

 

5

 

 

 

 

10

 

 

 

 

15

 

 

 

 

20

 

 

 

 

25

 

 

 

 

30

 

 

 

 

35

 

 

 

 

40

 

 

 

 

45

 

 

 

 

50

 

 

 

 

55

 

 

 

 

60

 

 

 

 

65

 

 

 

 

70

 

 

 

 

75

 

 

 

 

80

 

 

 

 

85

 

 

 

 

90

 

 

 

 

95

 

Relación con los conocimientos previos: Esopo y el Arcipreste de Hita

He aquí la versión esópica:

Una zorra hambrienta, como viera unos racimos colgar de una parra, quiso apoderarse de ellos y no pudo. Marchándose, dijo para sí:

“Están verdes”.

Así también algunos hombres inhábiles, por su incapacidad para lograr lo que quieren, echan la culpa a las circunstancias.

 

Esopo, Fábulas §15

 

 

En el otro caso, la monja Doña Garoza cuenta a Trotaconventos la siguiente fábula para darle a entender su temor de que los halagos y lisonjas que le dedica su pretendiente amoroso (el autor-protagonista del Libro de Buen Amor) se conviertan en una experiencia amarga, como le sucedió al cuervo.

 

1437

 

La zorra, cierto día, con el hambre luchaba

cuando vio al cuervo negro que en un árbol estaba,

gran pedazo de queso en la boca llevaba.

Ella, muy lisonjera, astuta le halagaba:

1438

«¡Oh, cuervo tan apuesto, del cisne eres pariente

en blancura y en gracia! Hermosos, reluciente,

más que todas las aves cantas tú dulcemente;

un canto de los tuyos vale, de aquellos, veinte.

1439

»Mejor que la calandria, mejor que el papagayo,

más potente que el tordo, el ruiseñor o el gallo;

si cantases ahora, todo el pesar que traigo

se borraría al punto, más que con otro ensayo.

1440

El cuervo, convencido de que su gorjear

placía a todo el mundo, más que otro cantar,

creyó que la su lengua y su mucho graznar

alegraba a las gentes mejor que otro juglar.

1441

A cantar empezó y su voz a extender,

el queso de la boca húbose de caer;

al punto la raposa comenzólo a comer.

El cuervo, con el daño, se hubo de entristecer.

1442

Vanidad, presunción, falsa honra, halago falso,

dan pesar y tristeza y daños sin traspaso;

parece que en las viñas un hombre guarda el paso

y sólo es, en un palo, de trapos un payaso.

 

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor §§ 1437-1442

 

5)      Sin embargo, Trotaconventos sostiene lo contrario. Preocupada por el discurso del pretendiente, ¿se da cuenta Doña Garoza del discurso de Trotaconventos?

6)      ¿Qué es lo que impulsa a Doña Garoza y Trotaconventos a estar de acuerdo?

7)      ¿Cómo persuade Trotaconventos a Doña Garoza: cuál es el argumento principal del ejemplo de las liebres y por qué Doña Garoza está dispuesta a admitirlo?

 

Sintetizando: certezas y convicciones

Lee el siguiente texto y contesta:

 

Toda nuestra conducta, incluso la intelectual, depende de cuál sea el sistema de nuestras creencias auténticas. En ellas “vivimos, nos movemos y somos”. […] En cambio, las ideas, es decir, los pensamientos que tenemos sobre las cosas, sean originales o recibidos, no poseen en nuestra vida valor de realidad. […] Una idea es verdadera cuando corresponde a la idea que tenemos de la realidad. Pero nuestra idea de la realidad no es nuestra realidad. Ésta consiste en todo aquello con que de hecho contamos al vivir. Ahora bien, de la mayor parte de las cosas con que de hecho contamos no tenemos la menor idea, y si la tenemos –por un especial esfuerzo de reflexión sobre nosotros mismos- es indiferente porque no nos es realidad en cuanto idea, sino al contrario, en la medida en que no nos es sólo idea, sino creencia infraintelectual.

 

Tal vez no haya otro asunto sobre el que importe más a nuestra época conseguir claridad como este de saber a qué atenerse sobre el papel y puesto que en la vida humana corresponde a todo lo intelectual. […]  Tras varios siglos de ubérrima producción intelectual y de máxima atención a ella, el hombre empieza a no saber qué hacerse con las ideas. Presiente ya que las había tomado mal, que su papel en la vida es distinto del que en estos siglos les ha atribuido, pero aún ignora cuál es su oficio auténtico. […]

 

La firmeza de la idea más firme se reduce a la solidez con que aguanta ser referida a todas las demás ideas. Nada menos, pero nada más. Lo que no se puede es contrastar una idea, como si fuera una moneda, golpeándola directamente contra la realidad, como si fuera una piedra de toque. La verdad suprema es la de lo evidente, pero el valor de la evidencia misma es, a su vez, mera teoría, idea y combinación intelectual.

 

Entre nosotros y nuestras ideas hay, pues, siempre una distancia infranqueable: la que va de lo real a lo imaginario. […] Por grande que sea su influencia sobre nuestra vida, podemos siempre suspenderlas, desconectarnos de nuestras teorías. Es más, de hecho exige siempre de nosotros algún especial esfuerzo comportarnos conforme a lo que pensamos, es decir, tomarlo completamente en serio. Lo cual revela que no creemos en ello, que presentimos como un riesgo esencial fiarnos de nuestras ideas, hasta el punto de entregarles nuestra conducta tratándolas como si fueran creencias. De otro modo, no apreciaríamos el ser “consecuente con sus ideas” como algo especialmente heroico. […]

 

Entre las creencias del hombre actual es una de las más importantes su creencia en la “razón”, en la inteligencia. […] Pero una cosa es fe en la inteligencia y otra creer en las ideas determinadas que esa inteligencia fragua. [Asimismo], la fe en la razón opera en cada época de una manera y con unas consecuencias para la vida distintas.

José Ortega y Gasset, Ideas y creencias I, ii

 

 

8)      Según lo anterior, comenta esta frase de Samuel Johnson, poniendo algún ejemplo: “la mayor parte de nuestro conocimiento es fe implícita” ( J. Boswell, La vida de Samuel Johnson, 15-4-1778)

9)      Teniendo en cuenta que

a)       en el lenguaje o discurso, las creencias subyacentes pueden adoptar varias formas según el contexto (los participantes y sus roles, fines, ubicación espacio-temporal, conocimiento compartido...)

b)       y que el uso del lenguaje o discurso no sólo expresa creencias, sino que también es una forma de acción e interacción mediante la cual adquirimos, construimos y modificamos socialmente nuestras creencias,

lee a continuación este artículo y observa cómo, a partir de un hecho, a saber:

 

Personaje y hechos que suscitan el discurso del autor del artículo

  • Doña Leire Pajín, ministra responsable de nuestra salud […] nombró a una amiga […] como delegada del Gobierno en el Plan Nacional contra la Droga. […] En una comida en la sede del ministerio, […] Pajín presentó el 17 de noviembre a su nuevo fichaje […] a un grupo de diputados y senadores. Alguien debió […] de recordarle a Pajín la regla administrativa que no cumple su amiga. […] La respuesta fue contundente: […] «Sólo faltaría que la ministra no pueda nombrar a quien le salga de los cojones»

Otros referentes

  • Ferraz: nombre de la calle donde está la sede del PSOE, el partido del Gobierno
  • Zapatero: Secretario General del PSOE y Presidente del Gobierno

 

se expresan, actúan e interactúan las creencias del autor y de sus lectores modelo:

 

Conocimientos previos

Generales

  • es puro lenguaje ministerial   énfasis

  • la derecha lleva gobernando unos cinco mil años    hipérbole

  • los magos de las ciencias sociales del progreso    sarcasmo

  • la izquierda auténtica, los herederos de la impoluta democracia de la II República    ironías

Colectivos (en la memoria social)

  • doña Leire en estado puro  antonomasia

  • los progresistas

Particulares (condicionados por el contexto)

  • alguien debió de recordarle a Pajín…

  • al parecer, para este cargo, director general u otros de rango similar, hay que ser funcionario en capacidad A o B. Y ella sólo es auxiliar administrativa

Personales

  • uno —perdón, una— puede en este país ya dirigir y presidir también una orquesta filarmónica o un instituto de física cuántica. Lo importante es el progresismo creativo. Como dice Zapatero, «lo que no se estudia se retiene con más facilidad»    dissimulatio, hipérbole, ironía

Representación evaluativa

Sentimientos socialmente compartidos

  • eso, como comprenderán, a esta altura de la fiesta, ya no irrita a nadie

  • con unas sólidas ideas socialistas y feministas uno puede en este país ya dirigir y presidir lo que sea perífrasis

Valores

  • ministra gracias a su ineptitud para dirigir la organización socialista de Ferraz; resulta absolutamente contraproducente tener funcionarios que deben su cargo a sus cualificaciones y oposiciones    paradojas

  • por cojones    cita anafórica

  • la amigota; doña Pajín  disfemismos

  • ministerio que tan sabiamente dirige; las chicas sencillas del pueblo ironías

  • compañera de mil fiestas  alusión

  • y tiene razón doña Leire, la reacción es machista por mucho que se esconda tras el femenino    concesión, parodia, ironía

  • el callejón del gato cita

Modelo mental de contexto

Cómo la ve o construye

  • la inefable ministra de Sanidad; alguien debió [de] ser tan descortés…    ironías

  • una tronca, que se supone diría ella; con dos pelotas    parodia, cita

Función

  • denunciar el abuso de autoridad de una ministra

Intención que el lector construye

  • sectarismo e incompetencia del Gobierno

Género

  • artículo de opinión

Lugar

  • periódico de derechas

Persuasión

Fuente fiable

  • ABC

Retórica (señalada con las flechas)

  • relacionada con la estructura léxico-semántica del texto (registro y campos semánticos) y el Modelo mental de contexto

Repetición de conocs. previos

  • un alegre gruyere por cuyos agujeros entren pizpiretas con el puño en alto las chicas del barrio, amigas para siempre, y los jóvenes y jóvenas libres de la intoxicación del estudio clasista    imagen, alusiones, derivación, sarcasmo, ironía

Aplicación de esos conocs. mediante la abstracción y generalización

  • meritocracia vs. selección negativa, rufianismo, gentucismo    antítesis, paráfrasis, derivación

 

10)   Compara el artículo anterior con este otro, analizando cómo se expresan, actúan e interactúan las creencias del autor y de sus lectores modelo

Por eso, además de creencias e ideas ―añade Ortega y Gasset―, tenemos dudas:

 

La duda nos arroja ante una realidad tan realidad como la fundada en la creencia, pero que es ella misma ambigua, bicéfala, inestable, frente a la cual no sabemos a qué atenernos ni qué hacer. […] Lo dudoso es una realidad líquida donde el hombre no puede sostenerse, y cae. De ahí el “hallarse en un mar de dudas”. […] Decididamente, el mundo de lo dudoso es un paisaje marino e inspira al hombre presunciones de naufragio.

 

 

C.D. Friedrich, Barco naufragado a la luz de la luna (c. 1835)

 

En tal situación es cuando el hombre se pone a pensar. Pensar en una cosa es lo menos que podemos hacer con ella. No hay ni que tocarla. […] Los huecos de nuestra creencias son, pues, el lugar vital donde insertan su intervención las ideas. En ellas se trata siempre de sustituir el mundo inestable, ambiguo, de la duda por un mundo en que la ambigüedad desaparece. ¿Cómo se logra esto? Fantaseando, inventando mundos. La idea es la imaginación.

José Ortega y Gasset, Ideas y creencias I, iii

 

11)   El Siglo de las Luces es el de la Ilustración y el racionalismo. En cambio, la Canción del pirata transcurre a la luz de la luna, como el cuadro de Friedrich. ¿Por qué?

 

Ejemplificando: yo y los otros

El desgarro producido por las guerras de religión, en el siglo XVII, hizo pensar a algunos filósofos que entre los seres humanos lo prioritario no es la idea de Bien, sino la peseverancia en el ser: “el primer y más fuerte deseo que Dios ha puesto en el hombre es el deseo de su propia conservación” ―observó Locke. A su vez, “los Antiguos ―añade Benjamin Constant― definían la libertad como participación activa y constante en los asuntos públicos. Nuestra libertad, la de los Modernos, se compone del goce apacible de la independencia privada”. Es la diferencia que va de la épica y la tragedia griegas a la novela moderna, la autobiografía, el ensayo o la famosa letrilla de Góngora “Ande yo caliente y ríase la gente”.

 

En otro lugares, afirma Samuel Johnson:

 

No conozco nada más placentero ni instructivo que comparar la experiencia con la expectación o registrar, de vez en cuando, la diferencia entre las ideas y la realidad. Es gracias a este tipo de reflexión por lo que nos encontramos a diario menos propensos a sentirnos desencantados.

 

J. Boswell, La vida de Samuel Johnson, 27-6-1758

 

Todos participamos del bien y del mal, que sentimos más con más sensibilidad que la pequeña parte que podamos tener en el fracaso o prosperidad públicos. […] Nuestro amor propio se extiende tanto como nuestro interés o nuestras afecciones. Todo hombre cree que las amantes son infieles y los patrones caprichosos; pero exceptúa a su propia amante y a su propio patrón.

Ibidem, 21-12-1762

 

No hay casa particular en la que la gente pueda divertirse tan bien como en […] una taberna o una posada. […] El vino allí estimula mi espíritu y me anima a la conversación libre y a un intercambio de palabras con quienes más amo: dogmatizo y me contradicen, y en este conflicto de opiniones y sentimientos hallo el gozo.

Ibidem, 21-3-1776

 

Mi amigo, el doctor Madden, de Irlanda, dice que “un huerto debe producir lo suficiente para comer, lo suficiente para conservar, lo suficiente para que lo roben y lo suficiente para que se pudra sobre el terreno”.

Ibidem, 18-4-1783

 

12)   ¿Cuál de las citas anteriores podría aplicarse a Doña Garoza (en la pregunta núm. 6)?

13)   Comenta con dos compañeros la última cita de Samuel Johnson y escribe las conclusiones a que lleguéis

 

Planteando cuestiones: Jacques (Diderot) y Pechorin (Lermontov)

Jacques es un homme de lettres (es decir, alguien que cultiva la razón para añadirla a la de los otros), que después de pasar diez años con su amo (quien carece, significativamente, de nombre), “se dedica a crear seguidores de Zenón y de Spinoza”. Recordemos que Zenón fue un filósofo presocrático que planteaba aporías o paradojas, era monista (sólo hay Naturaleza, frente al dualismo platónico de alma y cuerpo) y determinista (todo ocurre por necesidad, que es lo mismo que sostiene Jacques, de ahí su apodo). Asimismo, para Baruch Spinoza las acciones humanas no se rigen por criterios morales, sino por las leyes de la Naturaleza y la libertad humana sólo aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado; de manera que la libertad no depende de la voluntad, sino del entendimiento.

 

Alexándrovich Pechorin es un romántico, es decir, un nómada: “mi alma ha sido maltratada por el mundo, mi imaginación es inquieta, mi corazón, insaciable; nada me basta; me acostumbro a la amargura tan fácilmente como al deleite y mi vida se hace más huera cada día. Tan sólo me queda un recurso: viajar… Tal vez encuentre la muerte por el camino, en cualquier parte. Por lo menos, estoy convencido de que las tempestades y los detestables caminos harán duradero este último consuelo.” Aquí le tenemos hablando con su amigo, el doctor Werner, un escéptico materialista, cáustico e inteligente “como Byron”.

 

Lee estos dos diálogos y contesta:

 

Jacques. – ¿No podríamos hacer algo para prevenir las cien próximas discusiones, mediante algún acuerdo razonable?

El  amo. – Acepto

Jacques. – Estipulemos: 1º Visto que está escrito allí arriba que os soy imprescindible, que intuyo, que sé de vuestra incapacidad para prescindir de mí, abusaré de mi ventaja tantas veces cuantas se me presente la ocasión.

El  amo. – Pero Jacques, nunca se ha estipulado nada semejante.

Jaques. – Estipulado o no, el caso es que así es desde el principio de los tiempos, en la actualidad y mientras haya mundo. ¿Os imagináis que los demás no han hecho todo lo posible para sustraerse a ese decreto, como vos, o que vais a ser más listo que ellos? Quitaos esa idea de la cabeza y someteos a la ley de la necesidad, pues no está en vuestra mano escapar de ella.

»Estipulemos: 2º Visto que a Jacques le es tan imposible desconocer su ascendiente sobre su amo, como al amo desconocer su debilidad o deshacerse de su indulgencia, es preciso que Jacques se comporte como un insolente y que, para que haya paz, su amo haga la vista gorda. Todos estos acuerdos se han hecho sin consultarnos, todos fueron firmados allí arriba cuando la naturaleza hizo a Jacques y a su amo. Se decidió que vos tendríais los títulos y yo la cosa. […]

El  amo. – ¿Y de qué sirve nuestro consentimiento a una ley necesaria?

Jacques. – De mucho. ¿Os parece inútil saber, de una vez por todas, con nitidez y claridad, a qué atenerse? Nuestras peleas, hasta el presente, obedecían a que todavía no nos habíamos dado cuenta de que vos os llamaríais mi amo, pero que yo sería el vuestro.

Denis Diderot, Jacques, el Fatalista, pp. 211-213

 

 

Solíamos reunirnos y conversar, muy en serio, sobre temas abstractos, hasta que advertíamos que nos estábamos engañando. Entonces nos mirábamos a los ojos con el aire significativo que, según Cicerón, adoptaban los augures romanos, soltábamos la carcajada y, hartos de reír, nos separábamos, muy satisfechos con nuestra velada.

Yo estaba tumbado en el diván, con la vista en el techo y las manos cruzadas bajo la nuca cuando Werner entró en mi habitación. Se sentó en una mesilla, dejó su bastón en un rincón, bostezó y declaró que en la calle comenzaba a hacer calor. Yo le respondí que me molestaban las moscas, y los dos callamos.

―¿No le parece, querido doctor, ―dije yo―, que sin tontos el mundo sería muy aburrido? Considerémoslo así: somos dos personas inteligentes; sabemos de antemano que se puede discutir hasta el infinito acerca de todo y, por eso, no discutimos; cada uno conoce casi todos los pensamientos secretos del otro; una palabra representa entre nosotros una historia completa; vemos la médula de cada uno de nuestros sentimientos a través de una triple envoltura. Las cosas tristes nos dan risa, lo cómico nos entristece y, a decir verdad, somos bastante indiferentes a todo, salvo a nuestras propias personas. Así pues, no cabe entre nosotros intercambio alguno de sentimiento o de ideas; sabemos el uno del otro cuanto queremos saber, y no deseamos saber más. Nos queda un único recurso: contar novedades. Cuénteme, pues, alguna novedad.

Fatigado por mi largo discurso, cerré los ojos y bostecé.

Después de pensarlo, el doctor respondió:

―A pesar de todo, su galimatías contiene una idea.

―Dos ―respondí yo.

―Dígame una y yo le diré la otra.

―Bueno, comience ―asentí, y continué mirando al techo, mientras sonreía en mi interior.

―Usted desearía conocer detalles acerca de cierta persona del balneario, y yo tengo una pista respecto del objeto de su interés, porque allí ya me han preguntado por usted.

―¡Doctor! ¡Es decididamente imposible hablar! Leemos el uno en el alma del otro.

―Ahora, la otra idea…

―Es la siguiente: quería que me contara usted algo; primero, porque oír es menos fatigoso; segundo, porque así no se escapa ningún despropósito; tercero, porque puede uno descubrir un secreto ajeno; cuarto, porque personas tan inteligentes como usted prefieren un público a un narrador.

Mijail Lermontov, Un héroe de nuestro tiempo, cap. 6

 

14)   Comenta con otros compañeros las diferentes actitudes de Jacques, el Fatalista, Pechorin y Samuel Johnson (en la tercera cita del apartado anterior) ante la discusión y el debate: ¿por qué sus puntos de vista son distintos, es decir, de qué supuestos parten? ¿qué implicaciones personales y sociales tiene cada uno de estos tres puntos de vista?

15)   ¿En cuál de estas profesiones te imaginas a Jacques, Samuel Johnson y Pechorin, respectivamente?

 

a)       Baqueano

b)       Miembro del Club Pickwick

c)       Burócrata de la UNESCO

 

Actividad de desarrollo: los marginales

Ya vimos cómo Cervantes idealizaba a Ginés de Pasamonte y a Roque Guinard. Espronceda hará lo propio con El Pirata, El Cosaco (“la Europa os brinda espléndido botín”), El reo de muerte, El mendigo. Sin embargo, en esta película de Andrey Konchalovsky, con guión de Akira Kurosawa, el punto de vista es distinto. Dos fugitivos  de una cárcel de máxima seguridad de Alaska pretenden huir a bordo de un mercancías que se ha quedado sin maquinista:

 

16)   ¿Qué simboliza el tren?

17)   ¿De qué se ha dado cuenta el curtido Manny (Jon Voight)? Su filípica le servirá a Buck (Eric Roberts) de algo? Coméntalo con tus compañeros y redacta una conclusión

 

Actividad de síntesis: Jonathan Swift, Los viajes de Gulliver

En efecto, la Zorra de la fábula esópica pensó: “¡ojalá pudiera alcanzar las uvas sin ningún esfuerzo!” Y once siglos más tarde, se pusieron a ello en la Academia de Lagado:

 

En la otra parte de la Academia residen los cultivadores del pensamiento especulativo. […] Todos sabemos, argumentaba el primer profesor, lo arduo que resulta el método tradicional de ascender a las alturas de las ciencias y las artes; en cambio, utilizando su artilugio, la persona más ignorante, a coste módico y con poco esfuerzo corporal, sería capaz de escribir libros de filosofía, poesía, jurisprudencia, matemáticas y teología, sin la menor ayuda del genio ni del estudio. Luego me hizo acercarme al bastidor, a cuyo alrededor se alineaban en pie todos sus discípulos. Se trataba de un cuadrado de veinte pies de lado, colocado en el centro de la estancia. La superficie la formaban cubos de madera del tamaño aproximado de un dado, pero unos mayores que otros, unidos entre sí por finos alambres y cubiertos en sus caras con papel pegado; en estos cuadrados de papel estaban escritas todas las palabras de su lengua, en sus distintos modos, tiempos y declinaciones, pero sin orden alguno. El profesor me pidió entonces que prestara a tención, pues iba a hacer funcionar aquella máquina. Cada uno de los discípulos a sus órdenes tomó en la mano una manivela de las cuarenta que se habían adaptado a los cuatro bordes del bastidor y dándole un giro repentino, cambiaron enteramente el orden y las palabras visibles. Ordenó ahora a treinta y seis de aquellos mozos que leyeran en voz baja las líneas de palabras tal como aparecían en la cuadrícula y si encontraban tres o cuatro palabras juntas que pudieran formar parte de una oración, se las dictaran a los otros cuatro muchachos, que eran los escribas. Esta operación se repitió tres o cuatro veces y a cada vuelta de la manivela –tal era el mecanismo del aparato- cambiaban las palabras de posición, según los cubos de madera se volcaban de arriba abajo.

Seis horas diarias se dedicaban estos jóvenes a semejante tarea y el profesor me enseñó varios volúmenes donde estaban recogidas, en grandes folios, frases truncadas que él pensaba articular para ofrecer al mundo, gracias a estos copiosos datos, una suma total de todas las artes y ciencias que, sin embargo, podría aún mejorarse y recibir gran impulso si el público aportaba fondos suficientes para fabricar y utilizar quinientos aparatos así en Lagado y se obligara a los encargados de los mismos a formar un fondo común con sus respectivas colecciones de frases articuladas.

Me aseguró el profesor que su invento le había absorbido desde sus años mozos y que aquel tablero abarcaba todo el vocabulario de la lengua y que analizando libros, había establecido un cálculo riguroso de la proporción general en que se presentaban en aquéllos los nombres, verbos, partículas y demás partes de la oración. […]

Pasamos luego a la Escuela de Lenguas, donde tres profesores deliberaban sentados sobre la manera de perfeccionar la de su propio país.

La primera iniciativa consistía en abreviar la comunicación humana, reduciendo los polisílabos a monosílabos y eliminando verbos y participios, pues en realidad todas las cosas imaginables no son otra cosa que nombres.

Otro proyecto aspiraba a prescindir enteramente de todas las palabras.[…] Puesto que las palabras sólo son nombres para designar cosas, sería más conveniente que todos los hombres llevaran consigo aquellas cosas que fueran necesarias para expresar el asunto concreto de que querían hablar. […]

Estuve también en la Escuela de Matemáticas, donde el maestro enseñaba a sus alumnos siguiendo un método difícilmente imaginable entre nosotros, los europeos. Teorema y demostración se escribían limpiamente en una delgada oblea, utilizando una tinta compuesta de un colorante cefálico. El estudiante, con el estómago en ayunas, la tragaba y durante tres días no ingería otra cosa que pan y agua. Al ser digerida la oblea, la tintura cefálica ascendía al cerebro, llevando consigo el teorema.

Jonathan Swift, Viajes de Gulliver, en Obras selectas, pp. 253-256

 

18)   ¿Cuál es el objetivo común de las tres Secciones de la Academia? ¿Cómo se proponen alcanzarlo?

19)   ¿Es una apología o una crítica? Justifica la respuesta

 

Actividad de ampliación: Chateubriand, Memorias de ultratumba

François-René de Chateaubriand era un segundón de la nobleza rural y, como don Quijote, un “hidalgo pobre”  y “caballero errante” de los Miels bretones, donde pastaban los carneros y se erguían algunos molinos. Chateubriand dice con otras palabras lo mismo que don Quijote en la cueva de Montesinos: “ahora acabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como sombra y sueño o se marchitan como la flor del campo.” Así recuerda Chateaubriand la casa de su abuela cuando él tenía siete años:

 

Esta sociedad, la primera a que asistí en mi vida, fue también la primera en desaparecer de mi vista. Yo he presenciado cómo la muerte entraba bajo aquel techo de paz y de bendición, dejándolo solitario y cerrando una tras otra todas sus habitaciones para no volver a abrirlas jamás.

He visto a mi abuela precisada a renunciar a su partida de juego; he visto disminuir el número de sus amigas, hasta que le tocó la vez. […] Esa imposibilidad de duración y consistencia en los vínculos humanos, ese olvido profundo que va tras de nosotros, ese invencible silencio que se apodera de nuestra tumba y que se extiende hasta nuestra casa, me impele constantemente al aislamiento.

Chateubriand, Memoriasde ultratumba I, 3

 

20)   Poco después, Chateaubriand recuerda a las golondrinas de la torre del castillo de Combourg, “compañeras de mi infancia, las cuales son más fieles a su nido que el hombre a su hogar”. ¿Recuerdas qué dos poetas españoles (uno de ellos, contemporáneo de Espronceda y el otro, de la Generación del 27) y en qué libros se refieren, respectivamente, a estas aves y al olvido?

 

 

2. ¿Qué debo hacer?

3. ¿Cómo es el mundo?