presentació

LA ZORRA Y LAS UVAS
CANCIÓN DEL PIRATA


CUMPLIR LOS DESEOS

3. ¿Cómo es el mundo?

 

Actividad de motivación

Cuando miras , ¿en qué piensas? Cuando piensas, ¿qué ves?

 

Actividad introductoria: Peter Greenaway, El contrato del dibujante

47)   ¿Magritte tiene la misma pretensión de míster Neville? ¿Por qué?

 

 

René Magritte, La llave de los campos (1936)

Contexto filosófico y literario

En la segunda mitad del siglo XIX, Víctor Hugo creía que el día en que la política se transformase en ciencia, el ser y el deber ser fueran lo mismo, los axiomas se aplicaran en la jurisprudencia y nos gobernáramos por la evidencia, se acabarían los conflictos, las guerras, los abusos de autoridad, la corrupción... Se trata del mismo cientifismo (considerar que todos los órdenes de la vida: ciencia, economía, política, legislación, industria… tienen un mismo objetivo y se rigen por un sistema de reglas unificado) que compartía Carlos Marx. A lo que éste añadió la violencia como motor o partera de la historia.

El fatalismo de Jacques y las dicotomías que planteaba a su amo (en el texto que precede a la pregunta 14), a saber: necesidad vs. deseo; saber vs. decir; hechos vs. palabras, Hegel y Marx lo sistematizarían pocos años después, postulando que

a)       la libertad es la comprensión de la necesidad (determinismo),

b)       que no hay verdad fuera de la razón humana (racionalismo). Y puesto que

c)       toda verdad humana es histórica (historicismo),

d)       se abre la posibilidad de poner en práctica dichas ‘verdades’ (el paso marxista de las palabras a los hechos), según un determinado plan (marxismo-leninismo),

e)       facilitado por el desarrollo científico-técnico (cientifismo), para unos fines supuestamente superiores desde el punto de vista moral.

Todo lo cual ha servido para justificar el exterminio industrial de millones de personas, planificado técnicamente por los dos grandes totalitarismos del siglo XX: el comunismo y el nacional-socialismo.

 

Las uvas y el pirata

Yo vi la fuerza inquebrantable de la idea del bien social que nació en mi país. Vi esa fuerza en el periodo de la colectivización total, la vi en 1937. Vi cómo se aniquilaba a las personas en nombre de un ideal tan hermoso y humano como el ideal del cristianismo. Vi pueblos enteros muriéndose de hambre, vi niños campesinos pereciendo en la nieve siberiana. Vi trenes con destino a Siberia que transportaban a cientos y miles de hombres y mujeres de Moscú, Leningrado, de todas las ciudades de Rusia, acusados de ser enemigos de la grande y luminosa idea del bien social.

Esa idea grande y hermosa mataba sin piedad a unos, destrozaba la vida a otros, separaba a los maridos de sus mujeres, a los hijos de sus padres.

Ahora el gran horror del fascismo alemán se ha levantado sobre el mundo. El aire está lleno de los gritos y los gemidos de los torturados. El cielo se ha vuelto negro, el sol se ha apagado en el humo de los hornos crematorios.

Pero estos crímenes sin precedentes, nunca antes vistos en la Tierra ni en el universo, fueron cometidos en nombre del bien.

Vasili Grossman, Vida y destino III, 16

 

 Relación con los conocimientos previos: el profeta Daniel y Lord Byron

El rey Nabucodonosor ha tenido “un sueño que le ha sobresaltado al tratar de comprenderlo”; pero ha quedado tan aterrorizado, que lo ha olvidado. Entonces convoca a sus magos y astrólogos para que le digan en qué consistía, pero nadie es capaz de saber qué ha soñado y, en consecuencia, tampoco de interpretarlo. El Rey los amenaza con una muerte sádica y, para evitarlo, Daniel se ofrece a recordarle y explicarle el sueño.

 

48)   Lee el pasaje en cuestión (Daniel 2, 31-45) y compáralo con el discurso de Hesiodo: ¿cuál es la diferencia fundamental? ¿Con qué figura representarías uno y otro: A o B?

 

    A     B

 

                                        

 

Al principio, los dioses que habitan en mansiones olímpicas crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron aquéllos en tiempos de Cronos, cuando reinaba en el cielo; vivían como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatiga ni miseria; y no se cernía sobre ellos la vejez despreciable, sino que, siempre con igual vitalidad en piernas y brazos, se recreaban con fiestas, ajenos a todo tipo de males. Morían como sumidos en un sueño; poseían toda clase de alegrías y el campo fértil producía espontáneamente abundantes y excelentes frutos […]

En su lugar, una segunda estirpe mucho peor, de plata, crearon después los que habitan las mansiones olímpicas, no comparable a la de oro ni en aspecto ni en inteligencia. Durante cien años el niño se criaba junto a su solícita madre, pasando la flor de la vida, muy infantil, en su casa. Y cuando ya se hacía hombre y alcanzaba la edad de la juventud, vivían poco tiempo, llenos de sufrimientos, a causa de su ignorancia; pues no podían apartar de entre ellos una violencia desorbitada ni querían dar culto a los Inmortales […]

Otra tercera estirpe de hombres de voz articulada creó Zeus padre, de bronce,  en nada semejante a la de plata, nacida de los fresnos, terrible y vigorosa. Sólo les interesaban las luctuosas obras de Ares [dios de la guerra] y los actos de soberbia; no comían pan y, en cambio, tenían un agerrido corazón de metal […]

Y luego, desde que la tierra sepultó también esta estirpe, en su lugar todavía creó Zeus Crónida sobre el suelo fecundo otra cuarta más justa y virtuosa, la estirpe divina de los héroes que se llaman semidioses, raza que nos precedió sobre la tierra sin límites.

A unos, la guerra funesta y el temible combate los aniquiló bien al pie de Tebas, la de siete puertas, en el país cadmeo, peleando por los rebaños de Edipo, o bien después de conducirles a Troya en sus naves, sobre el inmenso abismo del mar, a causa de Helena de hermosos cabellos.

A los otros, el padre Zeus Crónida determinó concederles la vida y residencia lejos de los hombres, hacia los confines de la tierra. Éstos viven con un corazón exento de dolores en las Islas de los Afortunados, junto al Océano de profundas corrientes, héroes felices a los que el campo fértil les produce frutos que germinan tres veces al año, dulces como la miel.

Y luego, ya no hubiera querido estar  yo entre los hombres de la quinta generación, sino haber muerto antes o haber nacido después; pues ahora existe una estirpe de hierro. Nunca durante el día se verán libres de fatigas y miserias ni dejarán de consumirse durante la noche, y los dioses les procurarán ásperas inquietudes; no obstante, también se mezclarán alegrías con sus males.

Zeus destruirá igualmente esta estirpe de hombres de voz articulada cuando, al nacer, sean de blancas sienes [no serán nunca niños, al revés de los hombres de la edad de plata]. El padre no se parecerá a los hijos ni los hijos al padre; el anfitrión no apreciará a su huésped ni el amigo a su amigo y no se querrá al hermano como antes. Despreciarán a sus padres apenas se hagan viejos y les insultarán con duras palabras, cruelmente […] Ningún reconocimiento habrá para el que cumpla su palabra ni para el justo ni el honrado, sino que tendrán en más consideración al malhechor y al hombre violento. La justicia estará en la fuerza de las manos y no existirá pudor; el malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso con retorcidos discursos y además se valdrá del juramento. La envidia murmuradora, gustosa del mal y repugnante, acompañará a todos los hombres miserables […] A los hombres mortales sólo les quedarán amargos sufrimientos y ya no existirá remedio para el mal.

Hesiodo, Los trabajos y los días, vv. 109-200

 

49)   Lee el texto de Byron que está en la presentación y éste de Vasili Grossman. ¿En qué se diferencia el Corsario del Revolucionario?

 

¡Y ese viejo bolchevique, Mostovskói! Nunca había salido en defensa de individuos de cuya honradez revolucionaria estaba convencido. ¿Por qué?

¿Y el estudiante de los cursos superiores de periodismo, donde Krímov había dado clases durante un tiempo: aquel chico amable y honesto que se llamaba Koloskov? El joven, que procedía del campo, le habló sobre la colectivización, sobre los canallas que incluían en las listas de kulaks los nombres de personas cuyas casas y jardines codiciaban, así como a sus enemigos personales. Le contó las terribles hambrunas que sufrían en el campo y la crueldad despiadada con que les habían confiscado hasta el último grano de trigo. Lloró al recordar a un maravilloso anciano que dio su vida para salvar a su esposa y su nieta… Resulta que, poco después, Krímov leyó en un periódico mural un artículo de Koloskov que trataba sobre los kulaks, donde los acusaba de enterrar el trigo y del que destilaba un odio feroz hacia todo lo nuevo.

¿Por qué había escrito eso Koloskov, el mismo que lloraba por el sufrimiento que le atenazaba el corazón? ¿Por qué callaba Mostovskói? ¿Era simple cobardía? ¿Cuántas veces había manifestado Krímov ciertas ideas que en realidad no compartía? Pero cuando las decía o las escribía, le parecía expresar su verdadera opinión, estaba convencido de afirmar lo que pensaba. De vez en cuando, se consolaba diciéndose: “No se puede hacer nada, así lo quiere la Revolución”. […]

El fin superior de la Revolución libera de la moral en nombre de la moral, justifica en nombre del futuro a los actuales fariseos, los delatores, los hipócritas; explica por qué un hombre, en aras de la felicidad del pueblo, debe empujar a los inocentes a la fosa. […]

La fuerza de la Revolución se había aliado con el miedo a la muerte, el terror a la tortura, con la angustia que atenaza a aquel que siente sobre sí el aliento de los campos penitenciarios lejanos.

Vasili Grossman, Vida y destino II, 39

 

Sintetizando: las reglas y lo imprevisible

El guión de esta película, basado en una novela de Richard Yates, Vía revolucionaria, reúne cinematográficamente los tres aspectos señalados en la presentación:

 

 

Un joven matrimonio (Frank y April Wheeler) que vive en un suburbio del Estado de Connecticut, en 1955, está insatisfecho por su trabajo mediocre y rutinario (él, vendedor en las oficinas de una empresa de aparatos eléctricos, donde ya había trabajado su padre; ella, actriz sin talento y ahora ama de casa y madre de dos hijas). De pronto, a  April (Kate Winslet) se le ocurre que podrían romper con esa vida e irse a vivir a París, donde ella trabajaría de secretaria “en una de esas agencias estatales que hay en Europa y pagan tan bien”, mientras Frank (Leonardo di Caprio) se dedicaría a leer y pensar qué le gustaría hacer (en definitiva, sólo invertirían los papeles). En esas están, anunciando eufóricamente a compañeros de trabajo y vecinos su partida, cosa que todos envidian, cuando Frank, fruto de esa misma euforia, empieza a tener ideas que resultan rentables para la empresa, lo ascienden y su jefe le pinta un futuro prometedor.

Tal estado de euforia provoca un nuevo embarazo de April (nombre simbólico que alude a todo lo que está pasando de la potencia al acto en la vida de los protagonistas: los preparativos para el traslado a París, el futuro bebé, las nuevas perspectivas laborales en la empresa) que junto con el cambio de las condiciones laborales de Frank, lo llevan a “aceptar lo que tiene, saber lo que le falta e identificar aquello de lo que puede prescindir”. Por el contrario, April reacciona con ira cuando su marido le propone renunciar a París. Ella vuelca toda su frustración, su resentimiento y su desorientación fornicando de mala manera con el vecino, Bart Pollack (Jay O. Sanders), otro frustrado en su matrimonio y que desea a April.

Después de la devastadora discusión del día anterior, April tiene un instante de lucidez durante el desayuno, cuando parece aceptar su vida, valorando lo que tiene y sabiendo lo que podría hacer si se pusiera a ello. Pero la procesión va por dentro; se provoca el aborto y muere, destruyendo la vida que podría haber nacido: no sólo la del bebé, sino también su hipotético futuro en Europa.

Otro personaje importante es John Givings (Michael Shannon), un vecino esquizofrénico que hace el papel de loco o bufón que dice la verdad que los demás se obstinan en disimular: “hay que ser muy valiente para reconocer que es irremisible la vaciedad de nuestra vida” -dice. No obstante, lo que les ocurre a Frank y April demuestra que lo realmente valeroso es dar un paso más y decidirse a hacer bien lo que uno sabe hacer (Frank), en lugar de deslizarse por el sumidero de la autodestrucción (April). Por lo demás, sabíamos, al menos desde el Buscón de Quevedo, que el mero hecho de cambiar de lugar no significa que vaya a cambiar nuestra vida.

 

50)   Mira de nuevo el vídeo. El “Muy pronto” con que termina este avance (tráiler) publicitario adquiere un sentido mucho más interesante si los espectadores son adolescentes que “muy pronto” tendréis que decidir como Frank y April. Observad que el vídeo tiene dos partes: un antes y un después. “Hace falta valor para llevar la vida que uno quiere” ―dice April. ¿Qué tiene de quijotesca esa afirmación? ¿April es valiente?

51)    “Podemos ser felices aquí”―dice Frank; es decir, sin las uvas de París. ¿Qué tiene que ver esta afirmación con La zorra y las uvas?¿Y qué deben las siguientes afirmaciones al romanticismo de El Pirata? “Lo único que sé es que quiero sentir cosas, sentirlas de verdad”; “nada es para siempre, ¿verdad?”

 

Ejemplificando: modelos sociales

El cortejo o galanteo a la dama, cuyo origen está en el amor cortés del siglo XIII, se convirtió en la Edad Moderna y entre las mujeres distinguidas, en un forma de ganar prestigio. En la España de Felipe II existía la costumbre del bracero, servidor cuya función se limitaba a ofrecer el brazo a su señora y acompañarla cuando el marido estaba ausente; cuanto más noble fuera, más honrados se sentían el marido y la mujer. En la España de Felipe V, el cortejo  se llamó chichisveo.

 

A lo largo del siglo XVIII, las razones morales que exigían el pudor y el recato femeninos entraron en conflicto con las consideraciones de tipo económico, pues los gastos superfluos en ropas, calzado, joyas,  complementos (como el abanico), peinado, coches y mobiliario para exhibir el propio modo de vida en los paseos, tertulias y saraos fomentaban la industria manufacturera, tanto más cuanto se sucedían las modas. Todo esto fue el comienzo de la vida social. Había que crear un ambiente doméstico que fuese apto para la relación con personas no unidas por vínculos de parentesco, pues se empezaba a considerar que las nuevas amistades podían prestigiar a quien sabía granjeárselas.

 

Lo que en principio eran reuniones amenizadas con juegos de naipes y de prendas, con la introducción de la música y el baile se convirtieron en saraos. Al amparo de estos bailes, a los que acudían los señoritos ociosos, llamados currutacos, se gestaban la mayor parte de las relaciones extramatrimoniales de la época. Pues las mujeres de la aristocracia y la burguesía, cuya boda estaba siempre arreglada por los padres, una vez casadas se sentían muy decepcionadas si no lograban entablar este tipo de relaciones. El cortejo, a diferencia del matrimonio, tenía para ellas el aliciente de la elección.

 

El interés de los gobiernos ilustrados por mejorar la urbanización de la capital y expandir las diversiones públicas contribuyó a aumentar los gastos en actividades ociosas (bailes de máscaras, ópera, conciertos, teatro), lo cual pudo ser una de las razones de la tolerancia de los maridos con aquellos que “entretenían” a su mujer con agasajos y regalos.  Esta vida social alteró, además, la manera de calibrar las diferencias de clase, pues empezó a juzgarse a la gente más por el atavío (las apariencias) que por el nacimiento.

 

Pero “el cortejo, en lugar de servir a las mujeres para ampliar sus horizontes mediante aquella especial modalidad de conversación, en vez de facilitarles acceso al mundo de la cultura, contribuía, por el contrario, a entontecer a los hombres”. Los petimetres y las petimetras fueron los antecedentes de los señoritos burgueses del siglo XIX.

 

En las capas inferiores de la sociedad surgieron, como reacción, el majo  y la maja castizos, chabacanos e insolentes, cuya vida desgarrada y violenta, aderezada de desplantes y bravatas, desafiaba a los petrimetres de clase media, mundanos y cursis (como se diría en el siglo XIX). El majismo (o plebeyismo, como lo llamó Ortega y Gasset), con su folclore de coplas, sainetes y tonadillas, acabó seduciendo, a finales del XVIII, a la aristocracia y a los viajeros extranjeros. Incluso las petimetras de clase media quisieron estar “guapas y chulas” y adoptaban un “aire de taco”.

 

Debido a esta influencia, en lugar de ‘guardar las formas’, el cortejo fue metamorfoseándose en adulterio. Entre la aristocracia y la burguesía, los celos empezaron a tenerse por algo ridículo y de mal tono. Y la falta de ‘curiosidad’ por los asuntos de la esposa se implantó como una norma de educación, en el bien entendido de que la esposa tampoco se inmiscuía en la vida extramatrimonial de su marido.

 

Carmen Martín Gaite, Usos amorosos del dieciocho en España, passim

 

52)   ¿Recuerdas el tema de El sí de las niñas? Después de leer el resumen del ensayo de Carmen Martín Gaite, ¿por qué crees que Leandro Fernández de Moratín escribió El sí de las niñas?

 

Planteando cuestiones: el uso de las reglas

Benito Pérez Galdós nos presenta la España de la segunda mitad del siglo XIX presidida por la Gaceta (antecedente del B.O.E.) repartiendo mercedes, credenciales y “prometiendo bienaventuranzas sin fin para el país en general, anunciando proyectos y enseñando las longanizas con que debían ser atados los perros en los años futuros” (O’Donnell, cap. III).

 

Carlistas y Constitucionalistas, enzarzados en tres guerras civiles durante el siglo XIX, peleaban “por unos ideales que han venido a ser uno solo” durante la Regencia y la Restauración, pues “las leyes teñidas de barniz democrático fueron y son una farsa irrisoria” (De Cartagena a Sagunto XVII). En efecto, el caciquismo inveterado, “fabricador de Parlamentos” y de la “espléndida mentira de la soberanía nacional” (Cánovas VIII y XVII), provoca en los Episodios nacionales distintas reacciones: la desesperanza de Tito, el acomodamiento de Segismundo y las maniobras interesadas de Lucila Ansúrez, “la Celtíbera”, para aprovecharse en cada momento de la situación (Cánovas XX y XXVII).

 

53)   En el texto de Carpentier, ¿cuál es la diferencia entre la teoría política (las reglas) y la práctica (o uso que se hace de aquellas normas)?

 

Actividad de desarrollo: Francis Ford Coppola, El Padrino

SOBRE EL 1er VÍDEO:

 

En este diálogo,  Michael recuerda a Kay que los Estados y sus gobernantes también recurren a la violencia (y se sobreentiende que, a veces, incluso lo hacen de manera ilícita, prevaliéndose del monopolio legítimo de la violencia) para salvaguardar el propio ordenamiento político o bien para alcanzar determinados fines. Lo cual nos pone ante el siguiente dilema: el gobernante tiene que obrar

a)      siguiendo el imperativo categórico de Kant, es decir, de manera que su actuación pueda ser asumida universalmente y teniendo en cuenta que hay acciones intrínsecamente malas, independientemente de sus consecuencias

b)     o bien atendiendo sólo al resultado de dicha acción (utilitarismo). En este sentido, la conocida frase “el fin justifica los medios” podríamos interpretarla de dos maneras opuestas:

Ahora bien, ¿cuándo se hacen justos los medios: cuando el resultado de la acción es un bien mayor que el que existía antes de emplear dichos medios? En cualquier caso y según lo que Max Weber llama la “ética de la responsabilidad”, el gobernante no sólo debe dar cuenta de sus actos, explicando el qué, el por qué y el para qué, sino también hacerse responsable de sus consecuencias.

 

54)   Teniendo en cuenta lo anterior, explica cómo se justificaron moralmente estas dos decisiones: la política de apaciguamiento (Pacto de Múnich entre Chamberlain, Daladier, Hitler y Mussolini, previo a la S.G.M.) y la decisión de arrojar la bomba atómica sobre Hiroshima

 

SOBRE EL 2º VÍDEO:

 

El segundo diálogo suscita otra clase de preguntas. Maquiavelo explica por qué muchos humanos, en el fondo, no quieren ser libres (algo complejo y problemático), sino sentirse seguros y tener algún tipo de domino sobre otros:

 

El Estado que se convierte en libre ve surgir a su alrededor enemigos y no amigos. Se volverán sus enemigos todos los que se aprovechaban del estado tiránico, alimentándose de las riquezas del príncipe y que ahora, al verse sin medios para sustentarse, no pueden sentirse satisfechos. [Además,] cuando uno tiene honores y ventajas que está seguro de haber merecido, no siente gratitud hacia los que lo han compensado. Y esa utilidad común que se deriva de la vida en libertad no es apreciada por nadie mientras se posee y nadie agradecerá, por tanto, poder gozar de sus bienes sin temor, no dudar del honor de la esposa o de los hijos o no tener miedo por lo que puedan hacerle, pues nadie se siente agradecido a otro por el mero hecho de que no le ofenda.

 

Maquiavelo, Discursos sobre la primera Década de Tito Livio I, 16

 

55)   ¿En qué presupuestos morales se basa la convivencia de Michael y Kay?

 

Cuenta también Maquiavelo que cuando Giovampagolo Baglioni, tirano de Perugia, se rindió cobardemente al Papa Julio II, habiendo podido capturarlo en un golpe de mano, no fue por razones militares ni de conciencia, sino porque

 

ningún hombre sabe ser honorablemente malo o perfectamente bueno y cuando un acto malvado tiene alguna grandeza o encierra cierta generosidad, no saben llevarlo a cabo. Así, Giovampagolo, al que no le importaba ser incestuoso y parricida públicamente, no supo o, mejor dicho, no osó en una ocasión propicia acometer una empresa en la que todos hubieran admirado su energía y con la que hubiera demostrado a los prelados en qué poco se ha de estimar a quien vive y reina como ellos, haciendo algo cuya grandeza habría superado cualquier infamia, cualquier peligro que de allí se derivase

Maquiavelo, Discursos sobre la primera Década de Tito Livio I, 27

 

56)   ¿En qué sentido los miembros de la familia Corleone son “honorablemente malos”?

 

Actividad de síntesis: Wolfgang Amadeus Mozart, Don Giovanni

Karl Moor, protagonista de Los bandidos (drama de Friedrich Schiller estrenado en 1782), se venga de la sociedad detestable que le rodea (“fariseos”, “monos de la divinidad” ―los llama―) convirtiéndose en un ladrón y asesino; pero ¿a quién ha de culparse? ¿qué valores han de prevalecer? Cuando vemos una institución que protege la vida y la propiedad de los ciudadanos –piensa― hemos de reírnos de ella, destruirla, gritar que lo contrario es igualmente verdadero.

 

Igual que el Pirata de Espronceda, cuya única ley es “la fuerza y el viento”, Moor opone “la naturaleza”, “la voluntad” y “la libertad” a “la ley” y “las convenciones” de un “desmayado siglo de castrados”, mientras su hermano Franz se dispone “a arrancar por la fuerza lo que no sea capaz de conseguir por mis atractivos”.

 

Es lo que hará también Don Giovanni, el héroe testicular de la ópera que Mozart estrenó cinco años después. Lee el siguiente resumen y contesta:

 

Acto I

A las puertas del palacio del Comendador. Don Giovanni ha intentado seducir a Doña Ana, cuyo padre, el Comendador, desafía al libertino y éste lo mata. Doña Ana arranca a Don Octavio el juramento de que la vengará.

Calle cercana al palacio de Don Giovanni. Doña Elvira llega de Burgos buscando a Don Giovanni para que cumpla sus promesas (recordemos que Claudia Jerónima, en el Quijote, mata a su pretendiente por lo mismo). Entre tanto, se hospeda en una hostería, donde Zerlina y Masetto celebran sus bodas.

Don Giovanni invita a los novios a su palacio, donde pretende seducir a la novia, con ayuda de Leporello, el criado. Pero Doña Elvira advierte a Zerlina de las alevosías de Don Giovanni.

Jardín del palacio de Don Giovanni. Durante la fiesta con que los agasaja, Don Giovanni galantea a Zerlina; cosa que provoca los celos de Masetto y la conjura de Doña Elvira, Doña Ana y Don Octavio; pero el burlador se sale con la suya y desflora a Zerlina.

 

Acto II

Calle frente a la casa de Doña Elvira. Don Giovanni obliga a Leporello a intercambiarse los trajes para seducir a la criada de Doña Elvira, mientras asegura a la dama, cínicamente, que la ama.

Se acercan Masetto y sus amigos, buscando a Don Giovanni para castigarlo; pero él se une a la banda, haciéndose pasar por Leporello, y les da instrucciones sobre cómo capturarlo. Don Giovanni aprovecha el momento en que se queda solo con Masetto para darle una paliza. Zerlina lo encuentra después y trata de curarlo.

Patio delante de la casa de Doña Ana. Leporello, haciéndose pasar por su amo, acompaña a Doña Elvira y no ve el momento de quitársela de encima.

Aparecen Don Octavio, Doña Ana, Zerlina y el magullado Masetto, quienes detienen a Leporello cuando está a punto de escapar. Se descubre el cambiazo y Don Octavio decide denunciar a Don Giovanni; pero Doña Elvira no puede dejar de querer al libertino.

Cementerio. Don Giovanni y Leporello se refugian en el camposanto. De pronto, se oye una voz de ultratumba; es el Comendador, que dice a Don Giovanni que no se reirá más después del amanecer. Pero el burlador reacciona convidándolo a cenar en su palacio esa misma noche.

Salón de la casa de Doña Ana. Don Octavio le pide que fije la fecha de la boda, pero ella contesta que aún le dura el duelo por la muerte de su padre.

Comedor del palacio de Don Giovanni. Doña Elvira se presenta para pedirle que cambie de vida, sin éxito. Al salir, da un grito de pánico: se ha topado con la estatua del Comendador, que viene a cumplir su promesa y a invitar a Don Giovanni a cenar con él en el otro mundo. Para sellar el pacto, le pide que le dé la mano:

 

 

LA STATUA

―Pentiti, cangia vita.

    È l'ultimo momento!

 

DON GIOVANNI

―No, no, ch'io non mi pento.

    Vanne lontan da me!

 

LA STATUA

―Pentiti, scellerato!

 

DON GIOVANNI

―No, vecchio infatuato!

ESTATUA DEL COMENDADOR

― Arrepiéntete, cambia de vida.

    ¡Es el último momento!

 

DON JUAN

―No, no, no me arrepiento.

    ¡Vete lejos de mí!

 

ESTATUA DEL COMENDADOR

―¡Arrepiéntete, desalmado!

 

DON JUAN

―¡No, viejo fatuo!

 

Don Giovanni ya no puede soltarse y la estatua del Comendador lo arrastra a los infiernos.

La ópera termina en medio de un clímax donde las fuerzas infernales se devoran unas a otras y con el cual se pretende intimidar a los espectadores y colocarlos frente a la realidad de este mundo inestable y temible.

 

 

(Fuoco da diverse parti. Il

Commendatore sparisce e s'apre

una voragine)

 

DON GIOVANNI

Da qual tremore insolito

Sento assalir gli spiriti!

Donde escono quei vortici

Di foco pien d'orror?

 

CORO DI DIAVOLI

(di sotterra, con voci cupe)

Tutto a tue colpe è poco!

Vieni, c'è un mal peggior!

 

DON GIOVANNI

Chi l'anima mi lacera?

Chi m'agita le viscere?

Che strazio, ohimè, che smania!

Che inferno, che terror!

 

LEPORELLO

Che ceffo disperato!

Che gesti da dannato!

Che gridi, che lamenti!

oe mi fa terror!

 

(Cresce il fuoco, compariscono

diverse furie, s'impossessano di

Don Giovanni e seco lui

sprofondano)

Fuego por diversas partes. El

comendador desaparece y el

fuego se adueña del escenario)

 

DON JUAN

¡Qué insólito pavor

se apodera de mis facultades! ¿

De dónde surgen estos

torbellinos de horrendo fuego?  

 

CORO INFERNAL

(fuera de escena)

¡Todo es poco para tus culpas!

¡Ven, hay un mal peor!

 

DON JUAN

¿Quién me lacera el alma?

¿Quién agita mis entrañas?

¡Qué tortura, ay de mí, qué frenesí!

¡Qué infierno, qué terror!

 

LEPORELLO

¡Qué faz desesperada!

¡Qué expresión de condenado!

¡Qué gritos, qué lamentos!

¡Cuánto terror me infunde!

 

(Las llamas crecen, Don Juan se

hunde en el abismo. La escena se

calma y aparece el resto de los

personaje)

 

Después de este final arrebatador y siniestro, todo vuelve, aparentemente, a la normalidad. Don Giovanni ha recibido su castigo y las buenas gentes retornan a sus hábitos cotidianos; incluso la moraleja final es demasiado clara y previsible: Doña Elvira entrará en un convento, porque no puede olvidar a Don Giovanni; Zerlina y Masetto reanudan su vida doméstica y Leporello parte en busca de otro amo:

 

ZERLINA, MASETTO

LEPORELLO

Resti dunque quel birbon

Con Proserpina e Pluton.

E noi tutti,

o buona gente,

Ripetiam allegramente

L'antichissima canzon:

 

TUTTI

Questo è il fin di chi fa mal,

E de' perfidi la morte

Alla vita è sempre ugual.

ZERLINA, MASETTO

LEPORELLO

Que se quede ese bribón

con Proserpina y Plutón.

Y todos nosotros,

¡oh buena gente!,

repitamos alegremente

la antiquísima canción.

 

TODOS

Éste es el fin del que obra mal,

y de los pérfidos la muerte

siempre es igual a la vida.

 

57)   Pero esta escena final no se representaba en la época romántica, ¿sabrías decir por qué?

 

Actividad de ampliación: Chateubriand, Memorias de ultratumba

Escévola luchó contra el tirano Tarquinio y su aliado Porsena. Bruto fue el hijo adoptivo de Julio César, que encabezó la conspiración contra su padre y lo asesinó para evitar que alcanzara el poder absoluto.

 

58)   En este texto, Chateubriand nos presenta tres sistemas de Gobierno sucesivos, cada uno de los cuales se guía por un ideal moral: la igualdad, la fuerza y la libertad. ¿Por qué son ideales sucesivos y no simultáneos? Antes de contestar, lee la siguiente reseña.

 

Conclusión

59)   Después de hacer estas actividades, ¿cómo caracterizarías la Modernidad o Época Moderna (del s. XVIII a la S.G.M.)?

 

Actividad de evaluación (portafolio digital)

Haz y archiva todas las actividades en tu portafolio digital

 

1. ¿Quién soy?

2. ¿Qué debo hacer?