presentació

EL QUIJOTE

EL DESAJUSTE CON LA REALIDAD

1. ¿Quién soy?

 

Actividad de motivación

¿Qué te parece admirable? ¿Por qué? ¿Cómo imaginas tu futuro? ¿Y el mundo donde quieres vivir?

 

Actividad introductoria: simulacro

En La invención de Morel hay cuatro realidades: la de los habitantes de la isla, la del náufrago, la de la ficción, dentro de la cual están unos y otro, y la del lector, realidad última sobre la cual reflexiona el autor a través de una ficción titulada La invención de Morel.

1)      ¿Cuál de ellas es la verdadera?

 

Contexto histórico y literario

Al crecer el papel del comercio, cambió la distribución de la riqueza y la renta. Esto sucedió sobre todo en los lugares donde la expansión del comercio fue mayor: el oeste del Pacífico y el Atlántico. Los hombres que aquí se dedicaban al comercio (las mujeres eran pocas) llegaron a rivalizar en riqueza con las antiguas elites terratenientes. Con un solo viaje afortunado se podía ganar más dinero que durante años de imposición de rentas a los campesinos. En una sola tarde, Pizarro adquirió metales preciosos equivalentes a la producción europea de medio siglo. Fue, por supuesto, un caso excepcional; pero a lo largo de los siglos, los mercaderes urbanos, en especial los que se dedicaban al comercio a gran distancia, se hicieron más ricos y más influyentes, principalmente a costa de la aristocracia terrateniente. Con el paso del tiempo, la clase comercial en alza insistiría en recibir una parte del poder político y causaría crisis en todo el mundo, pero especialmente en las costas del Atlántico.

De manera simultánea, las clases terratenientes renunciaban (de mala gana) a sus funciones militares. Los caballeros en Europa, los samuráis en Japón, los miembros del sistema timar en el Imperio otomano eran todos especialistas en la guerra y servían a un emperador o a un rey a cambio del derecho a las rentas de determinadas tierras. Pero con la revolución militar, disminuyó la demanda de sus habilidades. Los príncipes necesitaban masas de soldados de infantería, artilleros, marineros, constructores de fortalezas; pero no tenían mucha necesidad de espadachines y lanceros. Todo esto supuso una pérdida de posición social para una clase que durante milenios había dominado tanto la guerra como la sociedad rural en Eurasia. Las costumbres aristocráticas conservaban su atractivo, sin embargo, y los comerciantes ricos aspiraban normalmente a tal posición, si no para ellos mismos, sí para sus vástagos. Debido a ello, el proceso tardó varios siglos y no terminó hasta alrededor de 1950.

La ascensión gradual de las ciudades y el comercio también afectó a las relaciones humanas corrientes. Como se compraban y vendían más objetos, disminuyó el número de los que se utilizaban para intercambios tradicionales, tributarios o simbólicos. La posición de las personas, al menos den las ciudades, se basaba de forma creciente en el dinero y cada vez menos en el honor, la ascendencia o la piedad. La decisión de casarse, de tener hijos o de matarlos (infanticidio) se convirtió en algo que tenía mucho de cálculo económico.

J.R. y W.H. McNeill, Las redes humanas.Una historia global del mundo, pp. 229-230

 

Los siete samuráis, de Akira Kurosawa, son personajes desarraigados: han perdido su rango en la corte y hasta su uniforme, no tienen conciencia de pertenecer a un ejército ni de luchar por una patria y cuando lo hacen es nada menos que por una causa noble y nada más que por un cuenco de arroz.

El maestro Kambei está reclutando samuráis para defender a los campesinos de unos bandidos. Katsushiro es un joven fogoso, caritativo e ingenuo que quiere ser samurai para practicar la pureza de sus ideales. Kikuchiyo, en cambio, es un campesino que ejerce de samurai para huir de la miseria; por eso sobreactúa con una arrogancia grotesca:

 2)      Compara la reacción de Kambei ante Katsushiro y Kikuchiyo con el reclutamiento de Sancho por don Quijote y explica en qué se diferencian:

En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre—, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale entre otras cosas don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino.

Don Quijote de la Mancha I, 7

 

Relación con los conocimientos previos: el anciano artúrico y el hidalgo del Lazarillo

Uno de los  personajes del Libro del esforçado cavallero Tristán de Leonís (1501) es Bravor el Brun, conocido como el Caballero Anciano porque “fue el que mejor mantuvo caballería en la vejez”. Por su parte, don Quijote “frisaba los cincuenta años” al comenzar la novela, en una época en que la esperanza de vida al nacer estaba entre los veinte y los treinta años y el noventa por ciento de los que pasaban de esta edad morían antes de los sesenta.

Don Quijote vive, además, con medios escasos y rodeado de objetos antiguos por su uso y por su simbolismo (relacionado con la hidalguía), en un mundo donde el dinero (y no el estamento social si no está respaldado por aquél) es lo más importante (I, 1).

Compara al maestro Kambei con el hidalgo toledano de Lázaro de Tormes:

 

 

Cuando llegué a casa, ya el bueno de mi amo estaba en ella, doblada su capa y puesta en el poyo, y él paseándose por el patio. Como entro, vínose para mí. Pensé que me quería reñir por la tardanza; mas mejor lo hizo Dios. Preguntóme dó venía. Yo le dije:

―Señor, hasta que dio las dos estuve aquí, y de que vi que Vuestra Merced no venía, fuime por esa ciudad a encomendarme a las buenas gentes, y hanme dado esto que veis.

Mostréle el pan y las tripas, que en un cabo de la halda traía, a la cual él mostró buen semblante, y dijo:

―Pues esperado te he a comer, y de que vi no veniste, comí. Mas tú haces como hombre de bien en eso, que más vale pedillo por Dios que no hurtallo. Y ansí Él me ayude como ello me paresce bien, y solamente te encomiendo no sepan que vives comigo, por lo que toca a mi honra. Aunque bien creo que será secreto, según lo poco que en este pueblo soy conoscido. ¡Nunca a él yo hubiera de venir!

―De eso pierda, señor, cuidado ―le dije yo―, que maldito aquel que ninguno tiene de pedirme esa cuenta, ni yo de dalla.

―Agora, pues, come, pecador, que, si a Dios place, presto nos veremos sin necesidad; aunque te digo que después que en esta casa entré, nunca bien me ha ido. Debe ser de mal suelo, que hay casas desdichadas y de mal pie, que a los que viven en ellas pegan la desdicha. Ésta debe de ser, sin dubda, de ellas; mas yo te prometo, acabado el mes, no quede en ella aunque me la den por mía.

Sentéme al cabo del poyo y, porque no me tuviese por glotón, callé la merienda. Y comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis faldas, que aquella sazón servían de plato. Tanta lástima haya Dios de mí como yo había dél, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme a convidalle; mas, por haberme dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba aquel pecador ayudase a su trabajo del mío y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre.

 Lazarillo de Tormes III

3)      ¿En qué se parecen (condición social) y en qué se diferencian (valores) el maestro samurai y el amo de Lázaro?

4)      ¿Qué impide al hidalgo ganarse las tripas como el samurai se gana el arroz? ¿Qué piensa hacer para cambiar su suerte?

5)      Kanbei ayuda a quienes se lo piden porque es una buena causa y a cambio de un estipendio. ¿Las buenas intenciones de don Quijote sirven para ayudar a sus destinatarios? ¿Por qué, incluso teniendo dinero, no paga al ventero Juan Palomeque en I, 16?

 

Primera y Segunda Parte: idealismo caballeresco

En relación con la pregunta anterior, repasa la aventura del mozo Andrés en el Quijote (I,4 y 31):

6)      ¿Cuál es la sorpresa que se lleva don Quijote?

7)      En la segunda parte de la novela, en cambio, le recuerda a Basilio que es necesario “granjear hacienda” y paga a unos pescadores, después de que Sancho haya decidido abandonarlo porque no saca nada en limpio de sus aventuras: ¿qué crees que va cambiado en don Quijote?

Al pasar por Puerto Lápice, en su segunda salida, don Quijote lucha contra lo que él cree que es el mal (I, 8). En este episodio hay una serie de elementos

a)     que parodian los libros de caballerías (personajes, lenguaje, valores)

b)    cuyo carácter ficticio choca con una realidad nada caballeresca y sólo evidente para el villano Sancho, quien se mantiene a la expectativa

c)     que tienen, en cambio, la virtud de mover a don Quijote a la acción (primera paradoja)

d)    que forman parte de un código genérico (el de los libros de caballerías), el cual sirve de modelo a don Quijote para transformar la realidad; por tanto, su “locura” es metódica y coherente (segunda paradoja)

8)      ¿Por qué es irónico el título del capítulo? ¿Por qué es ridícula y heroica al mismo tiempo  (tercera paradoja) la lucha de don Quijote contra los molinos?

Yendo por Sierra Morena, don Quijote y Sancho se topan con una maleta medio podrida:

9)      De lo que encuentran dentro de ella, ¿qué interesa más a Sancho? ¿Y a don Quijote? ¿Por qué?

Acompañados por el propietario de la maleta, llegan por segunda vez a la venta de Juan Palomeque. Los dos días que pasan alojados ocupan nada menos que quince capítulos (I, 32-46), durante los cuales ocurren dos cosas sorprendentes:

a)       el tiempo se dilata, pues como lectores, tenemos la sensación de que transcurre mucho más tiempo

b)       la realidad y la ficción parecen ser la misma cosa. Veamos:

·         en compañía de Cardenio, Dorotea, el ventero y su hija, hablan sobre libros de caballerías y sobre la lectura literaria (que a continuación practican, escuchando con avidez una novela ejemplar) y, por último, viven una aventura en la bodega.

·         A todo esto, van llegando nuevos viajeros a la venta: Fernando y Luscinda (las parejas de Dorotea y Fernando), quienes rematan así las dos autobiografías o novelas intercaladas, protagonizadas por personajes “reales”(sólo son novelas para nosotros, lectores, ya que esos cuatro jóvenes andan por los mismos caminos de don Quijote y Sancho y se alojan con ellos en la venta),

·         y dos pasajeros desconocidos: un cautivo redimido (“mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros”) y “una mujer a la morisca vestida”, la historia de los cuales contiene reminiscencias de la propia vida de Cervantes; de manera que se introduce la historia real(política Mediterránea, batalla de Lepanto, pérdida de La Goleta) en la historia fictica(la novela)

·         En cuarto lugar, la historia del capitán cautivo amplía y ejemplifica los temas del discurso previo de don Quijote sobre las armas y las letras, que funciona como preámbulo. Es decir: la realidad del cautivo va a remolque del discurso o ideas previas de don Quijote

 

Ejemplificando: desajustes y recomposiciones

En otra aventura nocturna, el código de amor caballeresco juega una mala pasada a don Quijote. Helo aquí en un plácido duermevela, recreándose con sus pensamientos, cuando de repente aparece en la penumbra la que él imagina ser doncella del castillo y no es más que la soez Maritornes. El resultado es que don Quijote baja de las nubes a puñetazos (I, 16).

¿Por qué no se desengaña nuestro caballero? ¿Por qué no decide que su mundo ideal no se corresponde con un mundo regido por pasiones, astucias e intereses como parece demostrar esta aventura? Aún es pronto para darse por vencido. Su defensa frente al mundo cambiante y hostil consiste en aferrarse a un código que lo eleva del mundo de los sentidos y los instintos al de la sensibilidad y el refinamiento amoroso.

 

10)   ¿En qué sentido sale derrotado don Quijote en esta aventura y en qué sentido sale vencedor? ¿Qué papel juega Dulcinea? ¿Era necesaria esta aventura para completar su proyecto caballeresco?

 

Mas hete aquí que el barbero a quien don Quijote había arrebatado la bacía también va a parar a la venta de Palomeque y cuando se la reclama, don Quijote insiste en que no es bacía sino yelmo o celada. Y lo hace por dos razones: porque se parece a la que Reinaldos de Montalbán arrebató al rey moro Mambrino, en el Orlando enamorado (la locura de don Quijote sigue siendo coherente y basada en analogías literarias) y por algo más, ¿qué es?

 

—¿Sabes qué imagino, Sancho? Que esta famosa pieza deste encantado yelmo por algún estraño acidente debió de venir a manos de quien no supo conocer ni estimar su valor y, sin saber lo que hacía, viéndola de oro purísimo, debió de fundir la mitad para aprovecharse del precio, y de la otra mitad hizo esta que parece bacía de barbero, como tú dices. Pero sea lo que fuere, que para mí que la conozco no hace al caso su trasmutación, que yo la aderezaré en el primer lugar donde haya herrero, y de suerte que no le haga ventaja, ni aun le llegue, la que hizo y forjó el dios de las herrerías para el dios de las batallas; y en este entretanto la traeré como pudiere, que más vale algo que no nada, cuanto más que bien será bastante para defenderme de alguna pedrada.

Don Quijote de la Mancha I, 21

 

Sancho, en cambio, tiene otros intereses y ve la realidad con otros ojos. Sabe, como el barbero, que aquello es una bacía; a pesar de lo cual, no da la razón  ni a uno ni a otro y la llama, eclécticamente, “baciyelmo”. ¿Por qué? Lee el pasaje:

 

En aquel mesmo punto entró en la venta el barbero a quien don Quijote quitó el yelmo de Mambrino y Sancho Panza los aparejos del asno que trocó con los del suyo, el cual barbero, llevando su jumento a la caballeriza, vio a Sancho Panza que estaba aderezando no sé qué de la albarda, y así como la vio la conoció, y se atrevió a arremeter a Sancho, diciendo:

—¡Ah, don ladrón, que aquí os tengo! ¡Venga mi bacía y mi albarda, con todos mis aparejos que me robastes!

Sancho, que se vio acometer tan de improviso y oyó los vituperios que le decían, con la una mano asió de la albarda y con la otra dio un mojicón al barbero, que le bañó los dientes en sangre. Pero no por esto dejó el barbero la presa que tenía hecha en el albarda, antes alzó la voz de tal manera, que todos los de la venta acudieron al ruido y pendencia, y decía:

—¡Aquí del rey y de la justicia, que sobre cobrar mi hacienda me quiere matar este ladrón, salteador de caminos!

—Mentís —respondió Sancho—, que yo no soy salteador de caminos, que en buena guerra ganó mi señor don Quijote estos despojos.

Ya estaba don Quijote delante, con mucho contento de ver cuán bien se defendía y ofendía su escudero, y túvole desde allí adelante por hombre de pro, y propuso en su corazón de armalle caballero en la primera ocasión que se le ofreciese, por parecerle que sería en él bien empleada la orden de la caballería. Entre otras cosas que el barbero decía en el discurso de la pendencia, vino a decir:

—Señores, así esta albarda es mía como la muerte que debo a Dios, y así la conozco como si la hubiera parido, y ahí está mi asno en el establo, que no me dejará mentir: si no, pruébensela, y si no le viniere pintiparada, yo quedaré por infame. Y hay más: que el mismo día que ella se me quitó, me quitaron también una bacía de azófar nueva, que no se había estrenado, que era señora de un escudo.1

Aquí no se pudo contener don Quijote sin responder, y poniéndose entre los dos y apartándoles, depositando la albarda en el suelo, que la tuviese de manifiesto hasta que la verdad se aclarase, dijo:

—¡Porque vean vuestras mercedes  clara y manifiestamente el error en que está este buen escudero, pues llama bacía a lo que fue, es y será yelmo de Mambrino, el cual se le quité yo en buena guerra, y me hice señor dél con ligítima y lícita posesión! En lo del albarda no me entremeto, que lo que en ello sabré decir es que mi escudero Sancho me pidió licencia para quitar los jaeces del caballo deste vencido cobarde, y con ellos adornar el suyo; yo se la di, y él los tomó, y de haberse convertido de jaez en albarda no sabré dar otra razón si no es la ordinaria: que como ésas transformaciones se ven en los sucesos de la caballería; para confirmación de lo cual, corre, Sancho hijo, y saca aquí el yelmo que este buen hombre dice ser bacía.

—¡Pardiez, señor —dijo Sancho—, si no tenemos otra prueba de nuestra intención que la que vuestra merced dice, tan bacía es el yelmo de Malino2 como el jaez deste buen hombre albarda!

—Haz lo que te mando —replicó don Quijote—, que no todas las cosas deste castillo han de ser guiadas por encantamento.

Sancho fue a do estaba la bacía y la trujo; y así como don Quijote la vio, la tomó en las manos y dijo:

—Miren vuestras mercedes con qué cara podía decir este escudero que esta es bacía, y no el yelmo que yo he dicho; y juro por la orden de caballería que profeso que este yelmo fue el mismo que yo le quité, sin haber añadido en él ni quitado cosa alguna.

—En eso no hay duda —dijo a esta sazón Sancho—, porque desde que mi señor le ganó hasta agora no ha hecho con él más de una batalla, cuando libró a los sin ventura encadenados; y si no fuera por este baciyelmo, no lo pasara entonces muy bien, porque hubo asaz de pedradas en aquel trance.

Don Quijote de la Mancha I, 44

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1  que valía un escudo

 Sancho no maneja tan bien las analogías como don Quijote y transforma Mambrino en el parónimo Malino o Maligno (el diablo)

 

11)   ¿La polémica bacía-yelmo tiene algo que ver con la albarda-jaez de Sancho? ¿A qué estaría obligado Sancho si todos reconociesen la albarda del barbero?

12)   ¿Por qué no entiende el barbero que aquello no es bacía, sino yelmo?

 

Sintetizando: ambigüedad, complejidad, paradojas, matices

Muchos otros personajes y aventuras son esencialmente ambiguos: el mozo Andrés, Dulcinea, el proteico Sansón Carrasco, Ginés de Pasamonte, las aventuras en el palacio ducal o la historia de la cristiana Ana Félix, que desembarca de un bergantín disfrazada de arráez moro mientras su novio aguarda en el harén de Argel su redención, disfrazado de mujer. Ana Félix decide, además, que para liberar a Gaspar Gregorio es más seguro y eficaz recurrir al dinero de su padre Ricote y a los servicios de un renegado que al heroísmo caballeresco.

Asimismo, las aventuras del mozo Andrés, Maritornes y la albarda-jaez descubren el sustrato de pasiones, astucias e intereses que nos mueven.

Pero lo que encontramos, sobre todo, son paradojas: los libros de caballerías son, para su protagonista, una evasión de la realidad y un estímulo para la acción; don Quijote es un loco cuerdo y su locura es sistemática y coherente; sus acciones son grotescas y, al mismo tiempo, admirables; los consejos que da a Sancho para gobernar son contradictorios, y la realidad y la ficción se mezclan y confunden a lo largo de toda la novela: ¡el propio Cervantes es un personaje inventado por don Quijote cuando éste comenta, al principio de la segunda parte, la novela de la que es protagonista! Igual que en este trampantojo de Maurits Cornelis Escher:

 

 Planteando cuestiones: diálogo, identidad y perspectivismo

El intercambio de opiniones sobre sus propias aventuras y sobre la forma como están narradas (reflexión metaliteraria) es posible gracias al diálogo. Esta es la novedad fundamental de la segunda salida de don Quijote: la incorporación de Sancho (en quien se aúnan simpleza y sagacidad: otra paradoja), porque don Quijote tiene que comentar sus aventuras y sus propósitos con alguien; lo que, de paso, les hará a ambos más llevaderas sus desventuras, como el propio don Quijote dice a su escudero en la segunda parte.

Por otro lado, el autor evita así tener que utilizar un narrador omnisciente y esto es importante para la verosimilitud del relato, es decir, para convencernos de que estamos leyendo una historia y no una ficción (“esta verdadera historia”, “la verdadera historia de mis famosos hechos”). En efecto, cuanto mayor sea el distanciamiento entre el autor  y el texto, mayor sensación de veracidad tendremos los lectores. Por eso hay nada menos que tres autores en el Quijote, además de un traductor.

El intercambio de puntos de vista (perspectivismo) se refuerza con la correspondencia epistolar entre Teresa y Sancho Panza.

Don Quijote y Sancho tienen, finalmente, la misma credulidad e ilusiones y, a lo largo de la novela, irán influyéndose mutuamente. Incluso el bachiller Sansón Carrasco, encargado de derrotar y traer de vuelta a casa a don Quijote, acaba quijotizado.

Veamos un ejemplo de todo lo anterior en este capítulo:

13)   ¿Qué espera Teresa Cascajo de las aventuras de don Quijote?

14)   En las respuestas de su marido, ¿cómo notamos que ha sido quijotizado?

15)   ¿Cómo se expresan lingüísticamente la prudencia y sensatez de Teresa?

 

Actividad de desarrollo: Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo

Lee lo siguiente, fijándote especialmente en las palabras subrayadas, y contesta:

 

A)      El Amadís de Gaula (1508), paradigma de los libros de caballerías alabado por don Quijote, trata de un grupo de caballeros “jóvenes” (es decir, solteros), pero de buena familia (hijos de reyes, duques o condes) que tienen en común el ideal de la vida errante. Por eso vagan dos o tres meses al año por una geografía extraña y llena de peligros (es preferible entretenerlos así con tal de mantenerlos alejados de los asuntos de gobierno) y justan obsesivamente para determinar quién es el mejor (hay que organizarles fiestas para que demuestren lo que valen).

 

Los reyes cuentan a su favor con que esos “jóvenes” se creen aquello que hacen (la caballería); pocas veces se lo cuestionan y cuando aparece la duda en los ideales caballerescos, su vida errante se convierte en pura evasión. Cuando ya no soportan más las ambigüedades del poder , se levantan contra el rey. Unos, como Agrajes, con saña; otros, como Grasandor, por simple amistad; los más, por mantener vivo el ideal del grupo. Pero hay una triste y profunda contradicción en casi todos a la hora de tomar tan grave decisión: implorar la ayuda de sus padres, que son reyes iguales a aquel que quieren combatir

 

B)      El protagonista del Viaje al fin de la noche (1932), de Ferdinand Céline, consigue una modesta plaza de médico en el manicomio del Dr. Baryton. Allí Bardamu empieza a mimetizarse con su director y a practicar la servidumbre voluntaria, a cambio de poder satisfacer los instintos primarios (comer, abrigarse, copular); pero al mismo tiempo, provoca en el Dr. Baryton una transformación cuando le cuenta la Historia de Inglaterra, de Macaulay (1848), especialmente el pasaje de Monmouth el Pretendiente (historiador del s. XII que dio a conocer al rey Arturo); lo cual impulsa al Dr. Baryton a la huida y la evasión”.

 

Más adelante, en un camino de sirga de los alrededores de Vigny-sur-Seine, Bardamu se reencuentra con Robinson, quien quiere quedarse en el manicomio y hacerse pasar por loco.

 

16)   ¿Qué tiene en común y en qué se diferencia don Quijote de estos personajes del Amadís y de Viaje al fin de la noche?

 

Actividad de síntesis: aventura de los cueros de vino

A lo largo de tres capítulos (I, 35-37), don Quijote asiste, aturdido, a una vertigiosa sucesión de acontecimientos. Al embeleco del cura, haciendo creer a Sancho que Dorotea es “la heredera por línea recta del varón del gran reino de Micomicón, la cual viene en busca de vuestro amo a pedirle que le desfaga un tuerto o agravio que un mal gigante le tiene fecho”, súmanse la lectura de la novelita encontrada en la maleta de Cardenio; las historias de éste con Luscinda y de Fernando con Dorotea; las mudanzas y reconocimientos; los cambios de nombres e identidades (Micomicona convertida en Dorotea y reconvertida en Micomicona), la metamorfosis del vino en sangre y la mezcla de géneros literarios, todo lo cual provoca en don Quijote una gran confusión:

Verdaderamente, si bien se considera, señores míos, grandes e inauditas cosas ven los que profesan la orden de la andante caballería. Si no, ¿cuál de los vivientes habrá en el mundo que ahora por la puerta deste castillo entrara y de la suerte que estamos nos viere, que juzgue y crea que nosotros somos quien somos?

Don Quijote de la Mancha I, 37

 

17)   Micomicona (derivado de mico, animal de compañía entre las damas de la época y que simboliza la burla, el engaño y la astucia) es uno de los muchos nombres parlantes que aparecen en el Quijote. ¿Recuerdas otros? ¿Qué connotaciones tienen?

18)   ¿Hasta qué punto la batalla contra los cueros de vino y la locura de don Quijote, en general, es debida a la lectura de libros de caballerías o una reacción al entorno?

 

Actividad de ampliación: Orestes, de Eurípides

Orestes  y Electra han vengado el asesinato de su padre Agamenón a manos de su esposa, la adúltera Clitemnestra y de Egisto, matando a la madre. Todos repudian a los dos hermanos. Tíndaro, padre de Clitemnestra, reprocha a Orestes que no persiguiera a la culpable conforme a la ley, sino conforme a la venganza, porque así el ciclo de las venganzas no tendrá fin. El propio Orestes reconoce lo inadecuado de su proceder. Y cuando Pílades, “el más fiel de los amigos”, decide exponer a la Asamblea los motivos de lo que Orestes llama su “justa” acción, le advierte: “desea tan sólo que lo parezca”.

En medio de la tragedia, la amistad de Pílades contrasta con el disimulo que practican aquellos que están unidos por lazos de sangre: Menelao, hermano de Agamenón, intenta persuadir con buenas razones a Tíndaro y a los argivos porque tienen más fuerza y porque “la prudencia se ve obligada a ser esclava de las circunstancias”. A su vez, la presumida Helena, temiendo a los padres y esposas de los caídos en Ilión por su culpa, envía por delante a su hija a llevar unas libaciones y un rizo a la tumba de Clitemnestra.

Durante el juicio de Orestes, los cuatro ponentes argumentan de la siguiente manera:

I)        Taltibio, heraldo de Agamenón en la guerra de Troya, “doblegándose siempre ante los poderosos”, “pronunció un discurso ambiguo” en el que elogiaba a Agamenón y se mostraba preocupado por “las leyes odiosas contra los padres” mientras “sonriendo, volvía los ojos hacia los amigos de Egisto”

II)       Diomedes, héroe de la guerra de Troya por su valor y elocuencia, dijo que “cumplía con la piedad condenándole al destierro” y no a la muerte

III)     Un “argivo sin serlo”, “temible por su audacia”, “de  palabra agradable y espíritu insensato”, defendió la lapidación

IV)     Un labrador, “uno de esos hombres que hacen ellos solos la salvación de un país, lleno de sensatez, íntegro”, defendió la acción de Orestes contra los malvados y los que corrompen a las mujeres de los valientes

19)   Explica por quién crees que se inclinará la Asamblea

 

2. ¿Qué debo hacer?

3. ¿Cómo es el mundo?