JEAN-MARTIN CHARCOT .1825 = 1893 
 
 
 
El mayor de cuatro hijos varones, Charcot nació el 29 de noviembre de 1825 en 
París, donde su padre era carrocero. En 1848 lo admitieron en el Internado de 
los Hospitales de París y quedó marcado sobre todo por la personalidad de su 
maestro Rayer, amigo de Claude Bernard, médico de Napoleón III y futuro decano 
de la Facultad de Medicina, En 1853 presentó su tesis sobre la gota, tres años 
más tarde fue nombrado médico de los Hospitales y encargado de un servicio en el 
hospital de Lourcine. Después de un fracaso en 1857, fue aceptado como agregado 
en 1860 gracias a Rayner, quien formaba parte del jurado y a pesar de una prueba 
oral mediocre. En 1862, dejó Lourcine para ir a la Salpétriére. Fue en este "museo 
patológico vivo, cuyos recursos eran considerables", para decirlo con sus 
propias palabras, donde se desarrolló en lo sucesivo toda su carrera. Colaboró 
allí con su antiguo compañero de internado, Alfred Vulpian, en investigaciones 
comunes sobre la patología nerviosa, que contribuyeron en gran medida a poner 
las bases de la neurología moderna. 
En 1872, Charcot sucedió a Vulpian en la cátedra de anatomía patológica. 
Conservó este puesto hasta que, por esfuerzos de Gambetta, se creó para él, en 
1882, la primera cátedra de clínica de las enfermedades nerviosas. Este año fue 
también el de su ingreso en la Academia de Medicina, seguido de su elección, en 
1883, para la Academia de Ciencias. Se convirtió entonces en hombre de la alta 
sociedad parisiense, mundialmente famoso, que sentaba a su mesa a las 
celebridades médicas, artísticas, literarias y políticas en el transcurso de las 
veladas de los martes, que tenían lugar en su hotel del 217 del bulevar Saint 
Germain. En el Hospital, sus lecciones dinicas atrajeron de todas partes a 
numerosos espectadores, cuya curiosidad, desgraciadamente, no siempre tenía 
carácter médico. 
Enfermo de angina de pecho desde hacía varios años, murió la noche del 16 de 
agosto de 1893 de un ataque de edema agudo del pulmón, en el albergue del lago 
de los Settons, en el transcurso de un viaje de esparcimiento en el Morvan que 
había emprendido con sus discípulos Debove y Strauss. Sus honras fúnebres 
solemnes se efectuaron tres días más tarde en la capilla de la Salpétriére 
"recubierta de luto, con un gusto que honra a la casa Borniol", como se 
complació en subrayar el cronista de los Archives de Neurologie. 
 
Charcot nos dejó el recuerdo de un personaje de cultura amplísima, médica y 
artística, excelente dibujante, que supo aplicar a la caricatura sus dotes de 
observador, gran viajero, llamado a consulta hasta en la corte de Rusia, gracias 
a su fama de clínico y de taumaturgo, pero cuyo carácter autoritario y 
tormentoso no toleraba la menor contradicción. Tuvo dos hijos una mujer, Jeanne, 
nacida en 1865, y un varón, Jean-Baptiste, nacido en 1867, quien, luego de haber 
terminado la carrera de medicina para complacer a su padre, del que fue además 
interno, realizó después una carrera de explorador, antes de morir el 15 de 
septiembre de 1936 frente a la costa de Reykiavik, a bordo del Pourquoi-Pas? 
 
Los primeros trabajos de Charcot versaron sobre diversos temas de la medicina 
hasta el momento en que su llegada a la Salpétriére, en 1862, orientó sus 
investigaciones hacia el mundo, hasta entonces muy poco conocido, de las 
afecciones del sistema nervioso, a cuyo estudio aplicó el método anatomoclínico 
de Laënnec. En el transcurso de los diez anos siguientes, produjo lo esencial de 
una obra neurológica que cien años más tarde conserva aún todo su valor, y cuyos 
capítulos llevan los títulos de "La esclerosis lateral amiotrófica" o 
"Enfermedad de Charcot" (1865), la "Esclerosis en placas" (1868), "Las 
artropatías de la tabes" (1868-1869), o "Las localizaciones medulares" (1873), 
pero desde 1878, "por la fuerza de las cosas, se vio sumergido en plena 
histeria" (P. Marie). Con ocasion de la restauración de los locales de la 
Salpétriére, adjuntaron a su servicio la "sección de los epilépticos simples" en 
el que acababan de agrupar a auténticos enfermos comiciales y a histéricas que 
adoptaron los síntomas de los modelos convulsivos que tenlan ante los ojos. 
 
Rápidamente, Charcot se apasionó por este nuevo campo de investigaciones. 
Adoptando las ideas de Briquet, quien vela en la histeria una neurosis del 
encéfalo, quiso aplicar a su estudio -Y éste fue uno de sus errores- la mirada 
descriptiva y metódica del neurólogo. Pretendió fijar definitivamente las 
"reglas" del gran ataque histérico, "válidas para todos los tiempos, para todos 
los países, para todas las razas Fue enton ces cuando se produjo en su obra 
aquella "pequeña falla" de que hablaría más tarde su discípulo, Pierre Maire, la 
de la introducción de la metaloterapia de Burq en 1876, seguida de la de la 
hipnosis en 1878: su manipulación fue confiada, sin tomar las precauciones 
necesarias, a colaboradores que en su mayoría se inclinaron por mostrar al 
"patrón" (que, al parecer jamás hipnotizó personalmente a un solo paciente). las 
manifestaciones que deseaba ver, a partir de un número de enfermos "vedettes" y 
en resumidas cuentas restringido, exhibidos a mentido en demostraciones públicas 
y poco a poco educados en una atmósfera de sugestión recíproca. 
 
En 1882, Charcot envió a la Academia de Ciencias una comunicación Sur les divers 
états nerveux déterminés par l'hypnotisation chez les hystériques, punto de 
partida de las famosas polémicas con Bernheim, a propósito de la asimilación 
abusiva de la hipnosis a la histeria, de las anestesias sensitivo-sensoriales, 
"creadas en todas sus partes por la sugestión médica exploradora", y de esa 
"histeria de cultura" por ultimo, producto puro de la escuela de la Salpêtriére, 
según los de Nancy. 
 
Las teorías de Charcot casi no le sobrevivieron. Sin duda, él mismo lo habia 
presentido, pues unos cuantos dias antes de su muerte confesó a su secretario 
Georges Guinon que "su concepción de la histeria se habla tornado caduca y que 
era necesario volver de pies a cabeza todo ese capítulo de la patología 
nerviosa". 
 
Sin embargo, el papel de Charcot en la historia de la psiquiatría no fue 
negativo. Tuvo el mérito de acreditar definitivamente la idea de la histeria 
masculina, de llamar la atención sobre las manifestaciones de la histeria 
traumática y, sobre todo, al oficializar con su prestigio el interés médico de 
la "gran neurosis" favoreció la evolución de la psicología dinámica: Pierre 
Janet fue su discípulo, creó para él el laboratorio de psicología experimental y 
los cuatro meses que Freud pasó en su servicio en 1885-1886 influyeron sin duda 
mucho en el desarrollo ulterior del psicoanálisis. 
  
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