LOS PSICOANALISTAS CERTIFICAN LA 
VIGENCIA DE FREUD 
EN LOS CONFLICTOS COTIDIANOS. 
Se cumplen cien años 
de la publicación de “Estudios sobre la histeria”.  
Elena Lorente. Barcelona. EL PAÍS, Lunes 6 de noviembre de 1995.Salud, sociedad/39. 
 
Las primeras enseñanzas de Freud, creador del Psicoanálisis, han cumplido 
100 años. Este siglo, caracterizado por muchos intelectuales como el de la 
angustia, ha transcurrido contando en su haber con los originarios estudios de 
Freud y Breuer sobre el poder terapéutico de la catarsis. En 1895, ambos 
investigadores publicaron “Studien über Hysteria” –Estudios sobre la Histeria- 
que contienen ya el punto de partida del psicoanálisis. 
 
Con ellos, la angustia y la catarsis, esa figura trágica griega con poder 
liberador, revolucionaron y humanizaron el concepto de salud y enfermedad 
mental. Al cabo de cien años de esta primera obra, el psicoanálisis conserva su 
vigencia para afrontar los conflictos personales y ha contribuido a humanizar a 
la sociedad, según los especialistas que lo aplican. 
 
La existencia del inconsciente, el conflicto infantil no resuelto, la represión 
y la relación de transferencia mediante la palabra y la libre asociación de 
ideas entre el paciente y el psicoanálisis, son algunas de las ideas de Freud 
que los expertos consideran mayoritariamente vigentes en la sociedad actual. 
Para ellos, el psicoanálisis conserva hoy esencialmente su valor terapéutico, 
psicosocial y cultural. 
 
La angustia creativa. 
 
El psiquiatra y psicoanalista Antoni Bobé, director del Instituto de 
Psicoanálisis, reivindicó precisamente la angustia como motor de la inquietud 
creativa e investigadora en el sujeto durante los actos conmemorativos del 
centenario freudiano, organizado por la Sociedad Española de Psicoanálisis. Esta 
asociación tiene sede en Barcelona y en ella se agrupan actualmente alrededor de 
120 profesionales. Junto a la Asociación Psicoanalítica de Madrid, forma parte 
de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), fundada por Freud en 1908. 
 
Bobé destaca la coincidencia entre los primeros estudios de Freud sobre la 
histeria y el anhelo por la investigación. “El sufrimiento elaborado debe ser 
considerado como un elemento creativo, hasta el punto que las personas que no 
tienen esta inquietud, se conforman, quedan estancadas en una mediocridad”. 
 
Según Bobé, el propio Freud sufrió momentos de decepción al creer que sus 
primeras teorías explicativas de la enfermedad neurológica, como producto de 
circunstancias externas, fracasaban. “Llegó a creer que los enfermos le 
engañaban, pero, gracias a su anhelo por la investigación, pudo dar el paso, aún 
hoy fundamental, de descubrir el mundo de la fantasía, del inconsciente: los 
enfermos no le mentían, sino que el trauma infantil no resuelto se ubicaba en el 
mundo interno del inconsciente”. 
 
Según Ramón Bassols, presidente de la Sociedad Española de Psicoanálisis, el 
hecho de que en los últimos 10 años se hayan duplicado los psicoanalistas 
agrupados en la institución, da cuenta de la actualidad del método. 
“La gente que pide ser psicoanalizada ha aumentado, gracias a la divulgación del 
método. Nosotros pertenecemos mayoritariamente a la corriente de Melanie Klein 
(1882-1960), que resalta la importancia de las experiencias más precoces en la 
formación de la mente”. 
 
Para Bassols, el psicoanálisis sigue afrontando perturbaciones importantes, pero 
se dirige sobre todo a “aquellas personas de vida normal, cuyos conflictos 
internos les preocupan y desean clarificar, no tanto al enfermo grave”. 
 
Humanidad más adulta 
 
Pero la evolución del método psicoanalítico, para Bassols, le ha llevado también 
a impregnar todo el campo de la psiquiatría. “Se ha conseguido una verdadera 
humanización en el tratamiento del enfermo mental grave. Creo que se ha impuesto 
culturalmente la idea de que si toda persona sana tiene conflictos, también el 
enfermo tiene partes sanas”. 
 
Por otra parte, la sociedad industrial, que afronta crisis como la 
transformación de la familia o la inseguridad ante el futuro, serían algunas de 
las cuestiones sociológicas de interés desde la cultura psicoanalítica. 
 
“La gente ahora está más sensible a sus angustias, pero no creo que realmente 
hayan aumentado los trastornos psíquicos. Anteriormente, con la excesiva 
autoridad del padre, la gente quedaba más infantilizada. Ahora la humanidad se 
está haciendo adulta, aunque ello comporte una cierta crisis de autoridad, pero 
hay que considerar que crecer es ser capaz de abordar los nuevos conflictos que 
aparecen”, añade Bassols. 
 
La contraposición inicial freudiana entre la líbido y el instinto de 
conservación es un tema también cuestionado en el psicoanálisis actual. Para 
Bassols, el propio Freud distinguió al final entre unos instintos a favor de la 
vida y otros destructivos, lo que le llevó a estudiar la agresividad. 
 
Así, las posiciones en el conflicto entre deseo y razón siguen diferenciando a 
los teóricos del psicoanálisis. En este sentido, Antoni Bobé se refirió a la 
salud mental como “la capacidad para disfrutar d la vida, mientras que la 
elaboración de una ética personal sólo dejaría fuera de los límites un placer 
perverso o que perjudicara a los otros”. 
 
El complejo de Edipo 
 
Pero también hay detractores del papel que ha jugado el psicoanálisis. Rogeli 
Armengol, psiquiatra y coordinador de la Unidad de Psiquiatría del Hospital del 
Vall d’Hebron, de Barcelona, se muestra en este aspecto “muy crítico sobre Freud 
y la opinión mayoritaria, especialmente respecto a la importancia que dio al 
complejo de Edipo en la formación de la esfera moral”. Para Armengol, los 
aspectos éticos son inmanentes a la especie humana y defiende la existencia de 
un “yo de la especie”. 
 
LA MUJER NO ES UN HOMBRE INCOMPLETO NI LE PREOCUPA LA AUSENCIA DE PENE. 
 
Cien años de psicoanálisis parecen haber apagado toda duda respecto a que la 
sexualidad de la mujer se configura en la infancia por la identificación de su 
propio sexo, a través de la madre, y las dificultades surgidas de esa relación, 
y no porque delire por no ser un hombre, como inicialmente pensó Freud. Pero esa 
autoafirmación de la esencia sexual femenina no ha sido un camino fácil, ni 
siquiera en la teoría psicoanalista más ortodoxa. 
 
Terttu Eskelinen, psicoanalista finlandesa y presidenta en los cuatro últimos 
años de la Federación Europea de Psicoanálisis, manifiesta abiertamente su 
protesta por esta idea de la mujer como un hombre incompleto. “El propio Freud, 
que fue un genio al que critico en este aspecto, construyó la identidad femenina 
desde el hombre, aunque esto le preocupaba. Él mismo animó a sus seguidoras a 
investigar esta carencia, que él consideraba el “continente oscuro” de sus 
teorías. Pero muy pocas mujeres psicoanalistas, a excepción de Melani Klein y 
algunas otras, siguieron esta línea investigadora. Hoy es ya evidente que las 
niñas tienen sus propias angustias sexuales y no es precisamente la ausencia de 
pene lo que les preocupa”. 
 
Potencial histérico. 
 
En su informe sobre la histeria y la identidad sexual y social de la mujer, 
Eskelinen afirma que “injustamente, la sociedad fomenta una opinión sobre le 
femineidad que exacerba potencialidades histéricas”. Para ella, “la 
glorificación de esa imagen de muy objeto, infantilizada, afecta abusivamente 
tanto a la mujer como a la sociedad”. 
 
La queja femenina respecto a su situación social y personal es algo 
completamente distinto de la histeria, en su consideración tradicional. Según 
Eskelinen, “la situación de la mujer es aún muy difícil, y, si se queja 
frenéticamente, la califican de histérica, cuando la verdadera histeria no tiene 
ningún contacto con la realidad de su angustia. En realidad, sólo persigue una 
escenificación que la coloque en el centro de atención”. 
 
“Existe una gran confusión en la imagen que se ha divulgado de una femineidad 
mezclada con manifestaciones histéricas. Pero hay que distinguir entre la queja 
que busca comprensión e incluso las manifestaciones frenéticas que algunas 
mujeres pueden hacer para tratar de unir su mundo interno con el externo, de la 
histeria. La verdadera histérica hace una negación tanto de su realidad psíquica 
como del entorno”. 
 
La psicoanalista añade que la confusión creada en torno a la identidad de la 
mujer no ha sido mantenida exclusivamente por hombres. Tanto hombre como mujeres 
tienen una gran ambivalencia hacia la figura de la madre y el reconocimiento de 
la larga dependencia que han tenido de ella. 
 
 
 
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