Horaci
Q. Horatius Flaccus Venusinus, natus est anno 65 patre libertino. bello
Philippensi tribunus militum meruit. victis partibus venia impetrata scriptum
quaestorium conparavit. poeta primo Maecenati, mox Augusto insinuatus est.
habitu corporis fuit brevis atque obesus, ad res venereas intemperantior
traditur. vixit plurimum in secessu ruris sui Sabini aut Tiburtini. decessit
Romae anno 8 ante Christum natum.
C a r m i n u
m l i b e r p r i m u s
C a r m e
n I: Metrum: Asclepiadeum primum
Maecenas atavis edite regibus,
5
evitata rotis
palmaque nobilis
10
quidquid de
Libycis verritur areis.
15
luctantem Icariis fluctibus Africum
20
nec
partem solido demere de die
25
detestata;
manet sub Iove frigido
30
dis
miscent superis, me gelidum nemus
35
quodsi
me lyricis vatibus inseres,
|
Mecenas,
estirpe de antiguos reyes, ¡oh mi refugio, mi apacible gloria! Hay quienes
encuentran placer en haberse cubierto en la carrera con el polvo olímpico. Y
la meta, perseguida por las ruedas ardientes de su carro y la codicia de las
palmas triunfales los eleva a los dioses, dueños de la Tierra.
Este otro
se regocija si la turba inconstante de los ciudadanos, produciéndose a
porfía, le hace subir el triple escalón de los honores.
Huélgase
aquel otro si encierra previsor en sus silos todo el grano recogido en las
eras líbicas. A aquel, cuyo gozo es labrar con el azadón los campos de sus
mayores, jamás, ni aun pagándole todo el oro de Atalo, se le arrancará de
allí para llevarlo, marino temeroso, a surcar con nave de Chipre el mar de
Mirtos.
Cuando el
Abrego lucha con las olas icarias, el mercader espantado añora la quietud
apacible y el campo de su aldea; mas pronto repara las averías de sus
embarcaciones, pues no se resigna a padecer miseria. He aquí uno que no
desdeña las copas de un Másico añejo y gustosamente consume una parte del día
ya tendido su cuerpo bajo el verde madroño, ya cerca del armonioso brotar de
un manantial sagrado.
Muchos
encuentran placer en el campamento, en los acentos confundidos del clarín y
de la trompeta, en los combates que las madres maldicen.
El cazador
permanece a cielo abierto olvidado de su joven esposa sí sus fieles perros
han venteado un ciervo, o un jabalí marso ha roto las redes de fina malla.
A mí la
hiedra, recompensa de las doctas frentes, me mezcla con los dioses del cielo;
a mí el umbrío bosque, y los coros de leves ninfas con los sátiros, me
separan del pueblo, con tal que Euterpe no haga callar sus flautas y Polimnia
no se niegue a concederme la lira de Lesbos.
Mas si tú
me concedes un lugar entre los líricos inspirados, tocaré los astros con
altiva frente.
|
Carmen I.XI A Leucónoe:
Carpe diem
Tu
ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
finem
di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris
numeros. Ut melius quicquid erit pati!
Seu
pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae
nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum,
sapias, vina liques et spatio brevi
spem
longam reseces. Dum loquimur, fugerit invida
aetas:
carpe diem, quam minimum credula
postero |
No preguntes,
sacrilegio es saberlo, qué fin nos señalaron
a ti y a mí,
Leucónoe, los dioses, ni consultes los cálculos
Babilonios:
¡cuánto mejor sufrir lo que haya de venir!
Ya si Júpiter
te ha concedido muchos inviernos, o si es el último este que ahora fatiga al
mar Tirreno contra las rocas que se le enfrentan.
Sé sabia:
filtra los vinos y ya que nos es breve el tiempo, recorta la dimensión de tus
esperanzas. Mientras hablamos, habrá huido, rencoroso, el tiempo. Apodérate
del día de hoy, sin confiar lo más mínimo en el de mañana.
|
C a r m e n 1.14. La nau com a al·legoria de l’estat. Metrum: Asclepiadeum tertium
O navis, referent in mare te novi
et malus celeri saucius Africo 5
antemnaeque gemant ac sine funibus
non di, quos iterum pressa voces malo. 10
quamvis Pontica pinus,
fidit. tu nisi ventis 15
vites aequora Cycladas. 20
|
Carminum
I, 14 (La nave del estado)
¿Te llevarán
al mar, oh nave, nuevas olas? |
C a r m e n X X I V.Consol a
Virgili per la mort de Varus. Inexorabilitat de la mort
Metrum: Asclepiadeum alterum
Quis
desiderio sit pudor aut modus
ergo Quintilium perpetuus sopor 5
nulli flebilior quam tibi, Vergili.
10
num vanae redeat sanguis imagini, 15
quidquid corrigere est nefas. 20 |
¿Qué moderación cabe, que rubor en llorar la
muerte de un tan querido amigo? Enséñame cantos lúgubres, Melpomene a quien
Júpiter concedió con la cítara una tan limpia voz.
¿Pero es posible que pese sobre Quintilio el
sueño eterno? ¿Cuándo el Pudor y la incorruptible Fidelidad, hermana de la
justicia, cuándo la desnuda Verdad encontrarán un igual a él?
A muchos hombres de bien arrancan lágrimas su
muerte, pero para nadie es más digno de llanto que para ti, Virgilio; en vano
reclamas piadoso a los dioses que te devuelvan, ¡ay!, a Quintilio que de esa
manera no les confiaste.
¡Ah, si tu pudieras mejor que Orfeo de Tracia
pulsar la lira que atrajo a los árboles! ¿Acaso volvería la sangre a la varia
sombra que una vez con su varita espantable Mercurio, inexorable para abrir a
las súplicas la puerta fatal, ha empujado al oscuro rebaño de las sombras?
¡Dura ley! Pero la resignación hace menos penoso lo que nos está vedado
corregir.
Con menos frecuencia vienen a golpear con
piedras tus ventanas cerradas los jóvenes encanallados, para espavilar tu
sueño, y menos tu puerta se hace amiga del umbral, antes tan complaciente en
mover los goznes. Oyes cada vez menos: ",Duermes, Lidia mía, mientras,
siendo tuyo, perezco durante largas noches?"
Pronto, vieja desgreñada llorarás en una calleja
solitaria sobre los desprecios de los mujeriegos, mientras que el viento de
tracia redobla su bacanal bajo un cielo sin luna
y mientras la
quemazón del amor y del deseo que pone en furor a las yeguas volverá tu
hígado ulcerado y entonces gemirás, porque la floreciente juventud se goza
con la yedra verde y con el oscuro mirto, y ofrece los follajes mustios al
Euro camarada del invierno. |
Carmen 1.25. A LÍDIA
Parcius
iunctas quatiunt fenestras
iactibus
crebris iuuenes proterui
nec
tibi somnos adimunt amatque
ianua limen,
quae prius multum facilis mouebat 5
cardines. Audis minus et minus iam:
'Me tuo longas
pereunte noctes,
Lydia, dormis?'
Inuicem moechos
anus arrogantis
flebis in solo leuis
angiportu 10
Thracio bacchante
magis sub
interlunia uento,
cum tibi
flagrans amor et libido,
quae solet matres furiare equorum,
saeuiet circa iecur ulcerosum 15
non
sine questu,
laeta quod pubes hedera uirenti
gaudeat pulla magis atque myrto,
aridas frondes hiemis
sodali
dedicet Euro. 20
|
Ya no
llaman con golpes tan frecuentes a tus cerradas ventanas los jóvenes
atrevidos, ni alteran tu tranquilo sueño; la puerta,
que giraba a todas horas sobre sus quicios, ama permanecer quieta en
los umbrales, y oyes menos veces de día en día este estribillo: «¿Duermes,
Lidia, dejando perecer a, tu amante?»
Muy pronto serás vieja sin atractivos, y llorarás en la silenciosa
calle los desprecios do tus insolentes adoradores, expuesta al viento de
Tracia que se desata en la luna nueva.
Entonces los ardientes deseos del amor, que suele enfurecer a tas
madres de los potros, abrasando tus llagadas entrañas, te arrancarán hondos
gemidos,
al ver cómo la juventud alegre se corona de verde hiedra y mirto
resplandeciente, y arroja las guirnaldas marchitas a las frías ondas del Ebro
[Euro].
|
C a r m e n 1.37: Suïcidi de Cleopatra
Metrum:
Alcaicum
Nunc
est bibendum, nunc pede libero
5 antehac nefas depromere Caecubum
10 morbo virorum, quidlibet inpotens
15 redegit in veros
timores
20 aemoniae, daret ut catenis
25 ausa et iacentem visere regiam
30 saevis
Liburnis scilicet invidens
|
Ahora hay que beber; ahora hay que golpear la
tierra con pie suelto; ahora en banquete digno de los Salios es tiempo,
camaradas, de disponer los manjares de los dioses.
Antes era sacrilegio sacar el vino Cécubo de la
bodega de los antepasados en la época en que una reina preparaba la ruina insensata
del Capitolio y los funerales del Imperio contaminado de vicio, con su
infamante rebaño de hombres castrados; desen-frenada de esperanza y
embriagada de las dulzuras de la Fortuna. Mas para amenguar su furor apenas
una sola nave de las suyas escapó del incendio, y para reducir a terrores su
mente turbada por el vino Mereótico, César, mientras ella volaba lejos de
Italia.
forzó el
empuje de los remos para caer sobre ella como cae el gavilán sobre las
tímidas palomas, o sobre la liebre el ágil cazador en las llanuras de la
helada Hemonia; quería ceñir de cadenas al monstruo fatal. Mas ella buscando
más noble muerte, ni tuvo femenil espanto ante la espada ni ganó con su flota
rápida la seguridad de abrigadas costas; osó en cambio contemplar con impávido
rostro su palacio en ruinas y sin temor manejar las serpientes irritadas para
embeber su cuerpo en negra ponzoña, más intrépida por la voluntad de morir:
mujer soberbia, negó a las crueles la gloria de conducirla destronada en
orgulloso triunfo. |
Carmen 1.38 [VVoce].
Al seu criat
Aspiració
a la vida senzilla
Metrum: Sapphicum
Persicos
odi, puer, apparatus,
displicent
nexae philyra coronae,
mitte
sectari, rosa quo locorum
sera moretur.
Simplici
myrto nihil adlabores 5
sedulus,
curo: neque te ministrum
dedecet myrtus neque
me sub arta
uite bibentem. |
Muchacho, aborrezco el fausto de los persas;
no me agradan las coronas cuyas hojas entrelaza
la sutil corteza del tejo; así, no te afanes por averiguar en qué
punto florecen las rosas tardías.
Quiero que no emplees en mi guirnalda más que el simple mirto. El
mirto te sienta muy bien al alargarme la
copa, y a mí cuando la apuro bajo la sombría parra. |
C a r m e n 2.10 Metrum: Sapphicum. A Licini: La bonesa de la mitjania
Rectius vives, Licini, neque altum
auream quisquis mediocritatem 5
pinus et celsae
graviore casu 10
pectus: informis hiemes reducit 15
Iuppiter,
idem
tendit Apollo. 20
rebus angustis animosus atque |
Más rectamente vivirás, Licinio, |
Horace, Oda 2.14 [VVoce] A PÒSTUM
Eheu fugaces, Postume, Postume,
labuntur anni nec pietas moram
rugis et instanti senectae
adferet indomitaeque morti,
non, si trecenis quotquot eunt dies, 5
amice, places inlacrimabilem
Plutona tauris, qui ter amplum
Geryonen Tityonque tristi
compescit unda, scilicet omnibus
quicumque terrae munere uescimur 10
enauiganda, siue reges
siue inopes erimus coloni.
Frustra cruento Marte carebimus
fractisque rauci
fluctibus Hadriae,
frustra per autumnos nocentem 15
corporibus
metuemus Austrum:
uisendus ater flumine languido
Cocytos errans et Danai genus
infame damnatusque longi
Sisyphus Aeolides laboris. 20
Linquenda tellus et domus et placens
uxor, neque harum quas colis arborum
te
praeter inuisas cupressos
ulla breuem dominum sequetur;
absumet heres Caecuba dignior 25
seruata centum clauibus et mero
tinguet pauimentum superbo,
pontificum potiore cenis.
|
Cuán
fugaces, ¡ay! Póstumo, Postumo, resbalan los años, sin que nuestra piedad
alcance a detener las arrugas de la presurosa vejez ni et rigor implacable
de la muerte.
Amigo, será inútil que intentes aplacar con tres hecatombes
<trescientos toros> cada día al inexorable Pintón, que rodea a Titio y
al triforme
Gerión <Geriones>
con las tristes ondas [de la Estigia], que hemos de atravesar
cuantos nos alimentamos de los frutos de la tierra, ora seamos reyes, ora
pobres colonos.
En vano evitaremos los cruentos choques de Marte, en vano venceremos
el ronco oleaje del Adriático furioso, en vano a la llegada del otoño nos defenderemos
del Austro, tan nocivo a la salud.
Tenemos que visitar el negro Cocito, que desliza lánguidamente su
curso, y ver la raza infame de Dánao, y a Sísifo, el hijo de Eolo, condenado
a su eterno suplicio.
Habrás de dejar tus campos, tu casa, tu placentera esposa, y de
todos los árboles que cultivas sólo acompañará a su dueño de un día
el aborrecido ciprés.
Un heredero más digno consumirá el Cécubo que guardas con cien
llaves, y hará correr por el rico pavimento el vino, que sería envidiado en las
mesas de los pontífices.
|
Horace, Oda 3.9 [VVoce] Diàleg
entre Horaci i Lídia
'Donec gratus eram tibi
nec quisquam potior bracchia candidae
ceruici iuuenis dabat,
Persarum uigui rege beatior.'
'Donec non alia magis 5
arsisti neque erat Lydia post Chloen,
multi Lydia nominis,
Romana uigui clarior
Ilia.'
'Me nunc Thressa Chloe regit,
dulcis docta modos et citharae sciens, 10
pro
qua non metuam mori,
si parcent animae fata superstiti.'
'Me
torret face mutua
Thurini Calais filius Ornyti,
pro
quo bis patiar mori, 15
si parcent puero fata superstiti.'
'Quid si prisca redit Venus
diductosque iugo
cogit aeneo,
si flaua excutitur Chloe
reiectaeque patet
ianua Lydiae?' 20
'Quamquam
sidere pulchrior
ille est, tu leuior cortice et inprobo
iracundior Hadria,
tecum uiuere amem,
tecum obeam lubens.'
|
HORACIO.–
Cuando tú me amabas y ningún rival poderoso oprimía tu cuello con sus brazos,
me sentía más feliz que el rey
de los persas.
LIDIA.– Cuando no
ardías más por otra y Lidia no reinaba en tu corazón después de Cloe, la fama
de Lidia llegó a ser más ilustre
que la de la romana
Ilia.
HORACIO.– Ahora me
domina Cloe de Tracia, que a su voz dulcísima reúne el arte de pulsar ta
cítara, y por ella no temería morir si los hados perdonasen su vida, que me
es tan adorable.
LIDIA.– Calais, el
hijo de Órnito de Turio, me abrasa en su propia llama, por quien sufriría dos
veces la muerte si así lograba que el destino respetase a joven
de mí tan querido
HORAClO.– ¿Y si
vuelve el amor que antes nos profesábamos y sujeta con férreos lazos nuestros
corazones?' ¿Y si doy alolvido a la rubia Cloe y abro mi puerta a Lidia, a
quien rechacé?
LIDIA.– Aunque mi
amante es más hermoso que un astro y tú más ligero <leve> que el corcho
y más iracundo que el oleaje del Adriático, seré feliz en tu compañía, y
moriré gozosa contigo. |
Horace, Oda 3.30 [VVoce] A Melpomene Inmortalitat del poeta
Exegi monumentum aere perennius
regalique situ pyramidum altius,
quod non imber edax, non Aquilo inpotens
possit diruere aut innumerabilis
annorum series et fuga temporum. 5
Non omnis moriar multaque pars mei
uitabit Libitinam; usque ego postera
crescam laude recens, dum Capitolium
scandet cum tacita uirgine pontifex.
Dicar, qua uiolens obstrepit Aufidus 10
et qua pauper aquae Daunus agrestium
regnauit populorum, ex humili potens
princeps Aeolium carmen ad Italos
deduxisse modos. Sume superbiam
quaesitam meritis et mihi Delphica 15
lauro cinge uolens, Melpomene, comam.
|
.
He acabado un
monumento más duradero que el bronce
y más alto que las
regias tumbas de las pirámides,
que no podran
destruir la lluvias voraz, el Aquilón impotente
la innumerable sucesión de los años,
ni la huida de los tiempos
No moriré del todo. Y
una gran parte de mí
con las alabanzas de la posteridad,
mientras el pontífice
suba al Capitolio
junto a la virgen
[vestal] silenciosa.
Se dirá de mí, allí donde el violento |
Horaci, Èpode 2, [VVoce
fins v. 36]
Metrum:
trimeter iambeus et dimeter iambeus
‘Beatus ille qui
procul negotiis,
ut prisca gens mortalium,
paterna rura bubus exercet suis
solutus omni faenore,
5neque excitatur classico miles truci
neque horret iratum mare
forumque vitat et superba civium
potentiorum limina.
ergo aut adulta vitium propagine
10altas maritat populos
aut in reducta valle mugientium
prospectat errantis greges
inutilisque falce ramos amputans
feliciores inserit
15aut pressa puris
mella condit amphoris
aut tondet infirmas ovis.
vel cum decorum mitibus pomis caput
Autumnus agris
extulit,
ut gaudet insitiva
decerpens pira
20certantem et uvam
purpurae,
qua muneretur te,
Priape, et te, pater
Silvane, tutor finium.
libet iacere modo
sub antiqua ilice,
modo
in tenaci gramine:
25labuntur altis
interim ripis aquae,
queruntur in silvis aves
frondesque lymphis
obstrepunt manantibus,
somnos quod invitet levis.
at cum tonantis annus hibernus Iovis
30imbris nivisque conparat,
aut trudit acris
hinc et hinc multa cane
apros
in obstantis plagas
aut amite levi rara tendit retia
turdis edacibus dolos
35pavidumque leporem et advenam laqueo
gruem
iucunda captat praemia.
quis non malarum quas amor curas habet
haec inter obliviscitur?
quodsi pudica mulier in partem iuvet
40domum atque dulcis liberos,
Sabina qualis aut perusta solibus
pernicis uxor Apuli,
sacrum vetustis
exstruat lignis focum
lassi
sub adventum viri
45claudensque textis cratibus laetum pecus
distenta siccet ubera
et horna dulci vina promens dolio
dapes inemptas adparet:
non me Lucrina iuverint conchylia
50magisve rhombus aut scari,
siquos Eois intonata fluctibus
hiems ad hoc vertat mare,
non Afra avis
descendat in ventrem meum,
non attagen Ionicus
55iucundior quam lecta de pinguissimis
oliva ramis arborum
aut herba lapathi prata amantis et gravi
malvae salubres corpori
vel agna festis caesa Terminalibus
60vel haedus ereptus lupo.
has inter epulas ut iuvat pastas ovis
videre properantis domum,
videre fessos vomerem inversum boves
collo trahentis languido
65positosque vernas, ditis examen domus,
circum renidentis Laris.’
haec ubi locutus faenerator Alfius,
iam iam futurus
rusticus,
omnem redegit idibus pecuniam,
70quaerit
kalendis ponere. |
“Feliz aquel que lejos de los negocios,
como la antigua raza
de los mortales,
los paternos campos con las reses hostiga suyas,
liberado de toda
usura,
5y no le despierta, soldado, la trompeta
brava,
ni le espanta el
iracundo mar,
y el foro evita, y los soberbios -de los ciudadanos
más poderosos-
umbrales.
Así pues, o con el adulto retoño de las vides
10marida los
altos álamos,
o en un retirado valle inspecciona
de los mugientes las
errantes greyes,
y las inútiles ramas con su hoz amputando
más venturosas
injerta,
15o exprimidas mieles esconde en puras
ánforas
o tunde infirmes
ovejas.
O cuando su cabeza, de suaves frutas hermoseada,
el Otoño de los campos
levanta,
cómo goza cogiendo las inseridas peras
20y, que
compite con la púrpura, la uva,
con la que te obsequie a ti, Priapo, y a ti, padre
Silvano, guardián de
las lindes.
Gusta de yacer ora bajo la antigua encina,
ora en la tenaz
grama:
25caen entre tanto de sus altas riberas
las aguas,
se quejan en los
bosques las aves,
y las frondas importunan con sus linfas manantes,
lo que a unos sueños
invita leves.
Mas cuando el año invernal del Tonante Júpiter
30lluvias
y nieves depara,
o acosa agrios jabalíes por aquí y por allá
con mucha perra a las
contrarias mallas
o con una pértiga lisa tiende ralas redes,
de los tordos
comilones las trampas,
35y una temblorosa liebre y una forastera
grulla
captura, alegres
premios.
¿Quién de las malas preocupaciones que el amor tiene
en medio de esto no
se olvida?
Que si una púdica mujer en su parte ayuda
40a la
casa, y a sus dulces hijos,
como una sabina o, tostada de los soles,
la mujer de un
esforzado ápulo,
el sagrado hogar acopia de vetustos leños
a la llegada de su
cansado hombre
45y, encerrando en los tejidos cañizos el
ganado,
sus tensas ubres les
seca,
y, los vinos de hogaño sirviendo en dulce jarra,
festines no comprados
prepara:
no me agradarían los lucrinos crustáceos
50o más el
rémol o el escaro,
si alguno hay que el temporal, atronando en los orientales oleajes, torna hacia este mar;
no la africana ave descienda al vientre mío,
no el urogallo jónico
55más grato que elegida de las pingüísimas
ramas la oliva de los
árboles,
o la hierba de la acedera que los prados ama, y para el
grave cuerpo las malvas salubres
o la cordera asesinada para las fiestas Terminales
60o el cabrito
arrebatado al lobo.
Entre estos manjares cómo agrada las pacidas ovejas
ver, apresurándose a
la casa,
ver con el arado invertido cansadas las reses,
de él tirando con su
cuello lánguido,
65y puestos los esclavos nativos, examen de
una rica casa, alrededor del relumbrante Lar.”
Esto cuando habló, el usurero Alfio,
a punto, a punto de
hacerse campesino,
toda la ganacia recogió en las Idus,
70e intenta en las calendas
colocarla.
|
ÉPODO 3: Amistat amb Mecenas. Maledicció de l’all.
Metrum: trimeter iambeus et dimeter iambeus
Parentis olim siquis impia manu
5 quid hoc veneni saevit in
praecordiis?
10 Medea mirata est ducem,
15 nec tantus umquam siderum insedit
vapor
20 iocose Maecenas, precor,
|
III
CONTRA EL AJO
Si
algún criminal con mano impía hubiese cortado la cabeza de su anciano padre,
condénesele a comer ajos, más ponzoñosos que la cicuta.
¡Oh
duros vientres de los segadores!, ¿qué veneno roe mis entrañas?
¿Es
sangre de víbora cocida con estas hierbas la que me abrasa, o fue este manjar
aderezado por Canidia?
Cuando
Medea, entre todos los argonautas, escogió por amante al hermoso Jasón,
untólo con zumo de ajos para que sujetase los indómitos toros, y con ajos
envenenó los presentes que la vengaron de su rival antes de huir sobre el
alado dragón.
Jamás
ningún astro lanzó tan cálidos vapores a la sedienta Apulia, ni la túnica
envenenada ardió con tal violencia sobre los hombros del pujante Hércules.
Si
un día deseas comerlos, jovial Mecenas, que tu amante rechace tus besos con
su linda mano, y se acueste, lejos de ti, al borde de la cama.
|
E p o d o X V I Metrum: hexameter et senarius
Altera iam teritur bellis civilibus aetas,
5 aemula nec virtus Capuae nec
Spartacus acer
10 ferisque rursus occupabitur
solum;
15 forte quid expediat communiter aut
melior pars,
20 apris
reliquit et rapacibus lupis,
25 sed iuremus
in haec: «simul imis saxa renarint
30 novaque monstra iunxerit libidine
35 haec et quae
poterunt reditus abscindere dulcis
40 Etrusca praeter et volate litora.
45 germinat et numquam fallentis termes olivae
50 refertque
tenta grex amicus ubera
61 nulla nocent pecori contagia, nullius astri
62 gregem
aestuosa torret impotentia.
53 pluraque felices mirabimur, ut neque largis
55 pinguia nec siccis urantur semina glaebis,
60 laboriosa nec cohors Ulixei.
63 Iuppiter illa piae secrevit litora genti,
65 aere, dehinc ferro duravit saecula, quorum |
XVI A LOS
ROMANOS
Una nueva edad se
ensangrienta con las guerras civiles, y Roma se destruye con sus propias
fuerzas.
La ciudad que no
pudieron abatir los marsos, sus vecinos, ni el ejército etrusco del
amenazador Pórsena, ni la emulación arrogante de Capua, ni los bríos de
Espártaco, ni el infiel piamontés <los alóbroges> amigo de revueltas,
ni la rubia juventud de la belicosa Germania, ni Aníbal, tan aborrecido de
nuestras madres,
la perdemos nosotros,
raza impía y manchada de crímenes, y las fieras salvajes vendrán un día a
ocupar nuevamente su suelo.
El bárbaro vencedor
hollará nuestras cenizas; el paso resonante de sus caballos se dejará sentir
sobre nuestras ruinas y, ¡horrible profanación!, su insolencia esparcirá los
huesos de Quirino, hasta hoy defendidos
de los vientos y los
soles.
¿Acaso todos o la
mejor parte de vosotros busquéis solícitos el remedio a tanta calamidad.
Ved aquí el dictamen
más prudente. Como los focenses, maldiciendo su ciudad, abandonaron
sus campos, sus
patrios Lares y consintieron que profanasen sus templos los jabalíes y
rapaces lobos, huyamos adonde nos empuje Ia suerte, adonde por medio de los
mares nos lleven el Noto
o el Ábrego violento.
¿0s resolvéis o hay
quien proponga remedio mejor? ¡Ea!, ¿por qué vacilamos en hacernos a la vela
con prósperos auspicios?
Pero antes hagamos
este juramento: «Que nadie piense en regresar hasta que naden en la
superficie los peñascos arrancados al fondo del abismo, y sólo nos sea lícito
dirigir el curso hacia nuestras playas cuando llegue la corriente del Po a
las cumbres del Matino, y se derrumbe el excelso Apenino sobre el mar, cuando
un amor inconcebible se deleite en uniones tan monstruosas, que el tigre
halle placer en ayuntarse con el ciervo, la paloma adultere con el milano,
los tímidos rebaños se confíen crédulos a los fieros leones y el macho cabrío
se bañe a gusto en las salobres olas.»
Hechos estos
juramentos y los que pueden impedirnos el ansiado regreso, huyamos todos de
la execrada ciudad, o si no la mejor parte de sus indóciles habitantes; que
los tímidos y sin fuerzas reposen muellemente en sus lechos afrentados.
Pero vosotros, raza de
héroes, no os entreguéis a llantos femeniles, y volad lejos de las playas
etruscas. El inmenso Océano nos llama; busquemos a través de sus olas los
campos venturosos y las islas florecientes donde la tierra, sin ser arada,
produce todos los años abundancia de espigas, y la viña no podada florece con
la mayor lozanía; donde las ramas del olivo jamás engañan las esperanzas
concebidas, y los dulces higos adornan el árbol que los sustenta; allí mana
la miel del hueco de la encina, y se desprenden de los altos montes con grato
rumor los cristalinos arroyos;
allí el rebaño vuelve
del pasto con las ubres hinchadas, y las cabras se ofrecen gustosas a tas
manos que las ordeñan; no aúlla por la tarde el oso en torno del redil, ni se
ven montones de tierra por las víboras levantados.
Dichosos mil veces,
veremos que nunca el Euro lluvioso devasta los campos con sus torrentes, ni
la árida gleba seca las fecundas semillas, porque Jove templará el rigor de
las contrarias estaciones.
Nunca a fuerza de
remos llegó la nave de los argonautas, ni la impúdica Medea pudo imprimir sus
huellas, ni los marinos de Sidón o la chusma trabajada de Ulises enderezaron
allí sus proas; ningún contagio se ceba allí en los ganados, ni los aniquila
la influencia letal de un astro maligno.
Júpiter consagró estas
playas a gentes piadosas, cuando el bronce vino a manchar la pureza del siglo
de oro. Tras el bronce corrieron los siglos aún más duros del hierro, de los
cuales pueden huir a estas regiones los hombres inocentes. Creed en la verdad
de mis profecías.
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